Solo pero feliz

No sé como el tiempo se comenzó a extender tanto y de manera tan rápida. Nunca pensé que me convertiría en una persona tan solitaria. Yo era de los que sufrían todos los días por sentirme algo desolado, pero la pena en mi corazón hizo que cambiara todo eso. Sin explicármelo muy bien, quería que me abandonaran las personas, deseaba la necesidad de sentir esa soledad que nunca había experimentado ni disfrutado.

La gente comenzó a recordarme y a indicarme que no me olvidara de "los amigos". Me intentaban manejar nuevamente con esos comentarios sacados de sus cabezas, para ver mi reacción como ya estaban acostumbrados a mi necesidad de amistad, cariño y felicidad sin fronteras. Estos individuos nunca creyeron que el dolor que creció en mi corazón, en vez de acercarme más a ellos me alejaría. Yo sé que no imaginaban el futuro que se vive en estos momentos, pero ahora finalmente me siento como una persona que puede pensar ocupando la cabeza: siento que desarrollo mis ideales en un círculo absolutamente distorsionado por conjuntos de sentimientos y anhelos sin cumplir, por creer cosas que sólo venían de mi corazón y se marchitaban al nacimiento de la luna.

Muchas veces pensé que eran mis sentimientos los mismos que los de ellos y ellas. Quería demostrar todo el amor que un niño sin sentimientos de maldad podía regalar a los demás, sólo quería regalar momentos de un niño lleno de ingenuidad. Lástima que lo aprendido fue el sufrimiento y el fingir ante todo y todos los casos.

Viendo como el mundo de los muertos renacía, comencé a fijarme que los sentimientos de ellos "mis amigos" tal vez no eran tan bellos como me hacían creer. A mí me hubiera gustado tanto que la realidad fuera distinta, viviendo en mundos de ilusión, sin tener que llorar y enterrar sueños, pero las cosas no son así.

Ahora miro al lado y solamente está un fiel compañero: un libro lleno de hojas de historias como las mías. Desde ese momento sólo estaba ese objeto inanimado que tenía más vida que los que se hacían llamar compañeros de buenos y malos momentos. Él es mi compañero que no me ilusiona, no me hace creer en cosas inexistentes, que sólo abre sus páginas para poder conocer su feliz y triste realidad. Así es mi fiel compañero, amante de noches y días, de sueños y afanes.