Sombras

Psiquiátrico de San Agustín, 25/12/2004, 12:19 AM.

- Y bien, ¿qué opina?
- Extraño, muy extraño, realmente parece haber perdido completamente la cabeza.
- ¿Qué recomienda?
- Continúen con el tratamiento ya prescrito, adminístrenle calmantes y un somnífero, necesita dormir.
- Desde luego, pero ¿qué le ha parecido su historia?
- Está claro que sufre alucinaciones, su historia es descabellada, una auténtica locura.
- ¿Qué le ocurre? ¿Se encuentra bien?
- Yo, bueno... he estado observándolo y a veces... creo ver algo extraño en su sombra.
- Tonterías, trabaja demasiado, duerma un poco.
- Sí, Doctor, así lo haré.

Psiquiátrico de San Agustín, 27/12/2004, 16:41 PM.

- Debe escucharme, debe hacerlo, está pasando algo extraño, muy extraño con mi sombra, a veces siento que está viva, que es un ser vivo consciente, una especie de parásito que debe vivir aferrado a mi cuerpo para seguir vivo. Ahí la tiene, observando, escuchando, esperando, una simple sombra inanimada pero yo he visto como se mueve.
- No se altere, no se altere, todo va bien, usted no puede creer eso, es sólo su sombra, todos tenemos una, no hay peligro yo estoy con usted. Bueno, cuénteme como empezó todo.
- Sí, vale..., yo... todo empezó hace once días, era un día como otro cualquiera, o eso creía, estaba comprando los regalos de Navidad para mis dos sobrinos, visitando tiendas, mirando escaparates, paseando sin ninguna preocupación por la calle de Enrique VIII. El día era soleado, sin nubes y hacía una agradable brisa, estaba encantado porque tenía el día libre y no tenía que trabajar. Todo iba bien hasta que.... No lo va a creer. Mi sombra se movió sola, resulta que estaba mirando un escaparate y en él había un espejo de cuerpo entero, yo me había puesto delante con la intención de mirarme, me paré unos minutos y por casualidad desvié la mirada y la posé en mi sombra. Ésta estaba inmóvil, quieta como yo, pero en un instante un pareja pasó muy cerca y vi un movimiento extraño. ¡Mi mano, mi mano, oye, estaba en mi bolsillo, pero la mano-sombra se estiró para tocar la sombra del hombre que pasaba!. Fue solo un segundo, cuando volví a mirar, mi sombra volvía a ser la misma. Pero estaba seguro de que se había movido, me puse muy nervioso y creí que estaba alucinando, cogí las cosas y me fui a casa. No volvió a pasar nada durante un tiempo, por lo que creí que eran fantasías mías. Pero una semana después, me desperté en medio de la noche en mi cuarto y me levanté a tomar un vaso de agua, fui a la cocina, busqué un vaso, lo llené y bebí un trago, todo la mar de normal hasta que por casualidad posé mi mirada en el suelo y no va a creer lo que vi... ¡mi sombra, mi sombra no estaba!. Me llevé un susto de muerte, miré alrededor por si estaba en otra posición, pero no la encontré. Yo estaba enfrente de una lámpara, entiende, estaba enfrente a una lámpara, una luz y mi sombra debería haberse proyectado en la pared que tenía a mi espalda, pero no aparecía, no aparecía. Me puse tan nervioso que se me cayó el vaso rompiéndose en mil pedazos. Me sentía mal, mareado, con nauseas y me acerqué a la ventana para ver si un poco de aire me refrescaba y me hacía sentir mejor, pero no llegué a abrirla. ¿Sabe por qué?. Porque la vi, sí, mi sombra estaba allí fuera en la calle, bajo una farola y no estaba sola. No estoy seguro pero creo que llegué a ver cuatro formas más bajo la farola. Lo entiende, cinco sombras sin sus dueños a las tantas de la noche estaban reunidas bajo una farola, ¡Dios!, creo que en aquel momento pude enloquecer. Entonces, sabe, lo vi claro, pensé que lo más seguro es que estuviera soñando, que aún estaba en la cama, me lo llegué a creer, era la única explicación posible. Mi sombra no puede desaparecer, así como así, es imposible, no puede separarse de mí cuando quiera, no, no, es imposible. Por eso, regresé al dormitorio y me tumbé en la cama convencido de que lo estaba soñando, cerré los ojos... Me desperté como todos los días, o casi, lo primero que hice fue comprobar que mi sombra seguía ahí. Y ahí estaba, unida a mí de nuevo, tuve que contener un suspiro de alivio al levantarme. No sabe lo que me tranquilizó eso. Me vestí en la habitación, me lavé en el cuarto de baño y me dirigí hacía las escaleras para prepararme algo de desayuno. Entonces, sucedió, mientras bajaba las escaleras noté como si algo o alguien me empujara desde atrás, no me pude agarrar a nada y caí, caí como una saco de patatas dando vueltas y más vueltas. Casi me rompo la cabeza, los enfermeros que me atendieron me comentaron que tuve muchísima suerte, casi es un milagro que siga vivo dijeron. No se cuanto tiempo estuve inconsciente allí tirado, gracias a Dios mi vecino de abajo oyó el golpe y llamó a emergencias al no tener respuesta a sus llamadas a la puerta. ¡Lo entiende ahora, estoy vivo de milagro, esa maldita sombra ha intentado matarme, lo oye, ha intentado matarme y lo seguirá intentando!.


Psiquiátrico de San Agustín, 28/1/2005, 10:12 AM.


- Ha oído la noticia, parece ser que aquel paciente que sufría de alucinaciones ha muerto.
- ¿En serio?, ¿qué le ha pasado?
- Por lo que cuentan se tiró por una ventana del hospital donde estaba ingresado, aunque la policía investiga el caso, parece ser que alguien pudo empujarle.

 

un relato muy interesante que busca encontrarse co ese yo tan complicado q ala final podemos terminar medio paranoico si no tenemos cordura me gusto mucho