Son sólo divagaciones

Las mareas del alma, o de la mente, del viento en que flotan mil y un delirios; entrañables silencios, o tortuosas tormentas… Un barco,un pequeño barco a la deriva; en medio de la insondable azur del océano. ¿Quién podrá sobrevivir a la devastadora violencia con que se agitan las ideas, las tropicales incidencias de sentimientos que resucitan del abismo? De la inconmensurable existencia salen los más inverosímiles cuentos: dragones, sirenas, duendes o esfinges; un portavoz aniquilando los sueños aparece de pronto, ¡la ciencia! ¿Muertos los fantasmas, quién creerá sus historias? La ciencia, mata y crea nuevos fantasmas, nuevas historias. Brotan de la cenizas como el fénix, o a través de la metamorfosis salen para convertirse en nuevas leyendas. ¿Podré creer en mitos antiguos?,¿podré hacer de ellos mi religión?,¿podré afirmar que no son sólo cuentos?Me he despertado del hechizo en que dormía, y aparecen caras (antes desconocidas) frente a mis ojos, mostrándome un camino que nadie quiere recorrer. Y mi infancia perdura aún, en lo más íntimo de mi ser, negándose, oprimiendo mi corazón; ese músculo tan desconocido, responsable de la vida pero no del sentimiento. La venda cae lentamente de mis ojos, mientras la fulgurante luz corroe los últimos despojos. La barca tambalea y yo me alejo del muelle, adentrándome más y más...