Soñé que te habias ido...

… soñé que te habías ido mientras tú, creyéndome despierto, me gritabas tu amenaza desde los pies de la cama.


Presentí que te habías dormido mientras tú, juzgándome despierta, me lanzabas tu juramento desde un costado de la almohada. Mi comunicación lejana, tu lento respirar, tus certezas y mis dudas justificándose esa noche.
Al principio solo llorabas, luego tus gritos, mis amenazas, los platos rotos, tu indecisión, mis reproches. Después, la calma, los tragos de vino y todo comenzando nuevamente y con ellos los insultos como un boomerang gigantesco.

Al volver la calma tramposa y temporal decidimos dormir juntos, dejando a un costado de la cama las caricias, los besos, las palabras bonitas. El amor.
Decidí dormir en el mismo instante en el que mi cuerpo rozó la sabana, sin embargo tú desde tu extremo te dedicabas a planear tu ataque, tus nuevos juegos, tu inútil manipulación. Tu venganza.

Al principio solo sentía tu presencia, tus ojos voraces, tu respiración nerviosa, luego tus pensamientos, tus palabras casi escapando silenciosas de tu boca maldita, chocando contra mi espalda desnuda y tu pregunta inicial, ¿dormís? Y mi cuerpo desprendiéndose humedecido, llevándose consigo las arrugas de las sabanas. Mi retiro silencioso, tu voz lejana y quebrada, el portazo luego, tus gritos, tu llanto perdido y ese alcohólico vaso que regresaba conmigo.

Nada vuelve a la normalidad. Las caras largas a diario. La falta de afecto. Los reproches. Tu mirada perdida.
Decidir hablarte se me es imposible, pero me gusta tu presencia. Tu indiferencia. Tu lado de la cama siempre ausente. Distante.
Los recuerdos, los momentos bonitos, ya no habitan en la casa. Los expulsaste con tus gritos, con tu rabia. El aroma ha cambiado. Tú aroma ha cambiado.

Habitas aquí y allá, en cada esquina de la casa, pero ya nada te pertenece. Las plantas marchitas, el agua turbia del pez, la alacena vacía.
Decidí olvidarte, rechazarte, ignorarte, saber que no existes, que eres solo una sombra, un fantasma, un pedazo de mí que ya no me pertenece. Un pasado.

[FONT=Times New Roman]Te has marchado. El aire recogió ese repugnante olor a desprecio, a odio y asco.[/FONT]
[SIZE=3][FONT=Times New Roman]Mi soledad se nutre de silencio. El daño sigue presente. Las heridas no sanan. En mi cuarto habita el olvido, el perdón, el amor vencido, la calma tardía.[/FONT][/SIZE][FONT=Times New Roman][/font]

 

Un Gran relato Euger!! Bienvenido.