1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Soplo

Tema en 'Prosa: Surrealistas' comenzado por Ana714pr, 9 de Octubre de 2009. Respuestas: 0 | Visitas: 710

  1. Ana714pr

    Ana714pr Poeta asiduo al portal

    Se incorporó:
    23 de Febrero de 2007
    Mensajes:
    481
    Me gusta recibidos:
    6
    Casi todas las tardes en algún puerto de la Tierra, para quien buenos oídos tiene, cuenta el soplo de éste único marítimo viento que un viejo loco aún vagaba por las calles de hoy, en cualquier rincón del mundo. Y que su historia era triste y penosa, pero aún así algo hermosa... Que en tiempos coloridos de las fiestas de su pueblo, antaño de sus memorias, un ruido aparte, ensordecedor, tumbó su corazón. Pudo haber sido cualquier sonido, pero éste, por ser el instante de ver a su pareja con otro, fue un golpe que marcaría su juicio. Todo se iba y desaparecía luego, en el silencio. Él se impulsó con fuerza y su mirada se detuvo en la de ella… era el final de su cordura. Era ese preciso momento, como uno de esos instantes en los que se siente que se puede medir la eternidad, él pudo ver, como desvanecían los tiernos colores de su femenino rostro. Vióse ahogado en el fondo de la rabia y para querer aire se lanzó hacia su silueta y apoyó sus manos en el cuello trigueño de su traición; salvavidas hecho de piedras preciosas que lo hundía cada vez más y más.
    Sin embargo, ella no mostraba afecto ni sentimiento. No se le percibía el miedo…, como si la muerte ya abarcara en ella; extraña sensación…, en su mirar cargaba mucho rencor. Pudo lograr a decir sus últimas palabras sonoras, música que al viento enamoró: -Ya me habías asesinado tiempo antes, ¿cómo crees que moriré si ya estoy muerta? El hombre al escuchar esto, pudo al fin el aire sentir, y respirando hondo, hondo, llenó sus pulmones y los colores se opacaron, sus lágrimas negras se aclararon y llegó a ser todo blanco, silencio, vacío delirante, locura apasionante. No volvió a llorar, ni a sentir, ni a temer; el aire lo contagió, enloqueció.
    Mientras que el viento, invisible, enloqueció por aquella mujer y se alegró de nuevo por su muerte y la quiso para sí. Y ella se fue del mundo carnal para ser poseída y dominada por ese gran espíritu invisible… Y amarrada por brisas, vagó por infinitos rincones inalcanzables, que solo el viento puede en ocasiones… llegar.
    Esta es la historia que el viento me contó, a lo que el horizonte del mar dividía mi razonamiento, respiré hondo, hondo…
     
    #1

Comparte esta página