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Sthéphan Mallarmé

Tema en 'Poetas famosos, recomendaciones de poemarios' comenzado por emiled, 14 de Septiembre de 2008. Respuestas: 1 | Visitas: 2497

  1. emiled

    emiled Poeta adicto al portal

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    Sthéphan Mallarmé


    Reseña biográfica


    Poeta francés nacido en Paris en 1842.
    Huérfano desde los siete años, estudió bachillerato en Sens y viajó a Londres para acreditarse como profesor de inglés. Muy joven empezó a escribir poesía bajo la influencia de Charles Baudelaire, alternando la labor literaria con su actividad académica en varios institutos franceses. A partir de 1871, ya instalado en Paris, se dio a conocer con las obras "Herodías" en 1869 y "La siesta de un fauno" en 1876. En la década de 1880 ya era el centro de un grupo de escritores franceses en París, incluyendo a André Gide y Paul Valéry, a quienes él comunicó sus ideas sobre el verso libre y la construcción del poema alrededor de un símbolo central. Fue uno de los pioneros del movimiento Decadente francés.
    Antes de fallecer en Paris en 1898, publicó una antología denominada "Verso y prosa" en 1893, y el volumen de ensayos en prosa "Divagaciones" en 1897.

    Extraido de http://amediavoz.com/mallarme.htm



    ANGUSTIA


    Hoy no vengo a vencer tu cuerpo, oh bestia llena
    de todos los pecados de un pueblo que te ama,
    ni a alzar tormentas tristes en tu impura melena
    bajo el tedio incurable que mi labio derrama.

    Pido a tu lecho el sueño sin sueños ni tormentos
    con que duermes después de tu engaño, extenuada,
    tras el telón ignoto de los remordimientos,
    tú que, más que los muertos, sabes lo que es la nada.

    Porque el Vicio, royendo mi majestad innata,
    con su esterilidad como a ti me ha marcado;
    pero mientras tu seno sin compasión recata

    un corazón que nada turba, yo huyo, deshecho,
    pálido, por el lúgubre sudario obsesionado,
    ¡con terror de morir cuando voy solo al lecho!

    Versión de Andrés Holguín


    APARICIÓN

    La luna se entristecía. Serafines llorando
    sueñan, el arquillo en los dedos, en la calma de las flores
    vaporosas, sacaban de las lánguidas violas
    blancos sollozos resbalando por el azul de las corolas,

    Era el día bendito de tu primer beso.
    Mi ensueño que se complace en martirizarme
    se embriagaba sabiamente con el perfume de tristeza
    Que incluso sin pena y sin disgusto deja
    el recoger de su sueño al corazón que lo ha acogido.

    Vagaba, pues, con la mirada fija en el viejo enlosado,
    cuando con el sol en los cabellos, en la calle
    y en la tarde, tú te me apareciste sonriente,
    y yo creí ver el hada del brillante sombrero,
    que otrora aparecía en mis sueños de niño
    mimado, dejando siempre, de sus manos mal cerradas,
    cien blancos ramilletes de estrellas perfumadas.

    Versión de L. S


    BRISA MARINA


    Leí todos los libros y es, ¡ay! , la carne triste.
    ¡huir, huir muy lejos! Ebrias aves se alejan
    entre el cielo y la espuma. Nada de lo que existe,
    ni los viejos jardines que los ojos reflejan,
    ni la madre que, amante, da leche a su criatura,
    ni la luz que en la noche mi lámpara difunde
    sobre el papel en blanco que defiende su albura
    retendrá al corazón que ya en el mar se hunde.
    ¡Yo partiré! ¡Oh, nave, tu velamen despliega
    y leva al fin las anclas hacia incógnitos cielos!
    Un tedio, desolado por la esperanza ciega,
    confía en el supremo adiós de los pañuelos.
    Y tal vez, son tus mástiles de los que el viento lanza
    sobre perdidos náufragos que no encuentran maderos,
    sin mástiles, sin mástiles, ni islote en lontananza...
    Corazón, oye cómo cantan los marineros!

    Versión de Andrés Holguín


    LA TUMBA DE EDGAR POE


    Tal como al fin el tiempo lo transforma en sí mismo,
    el poeta despierta con su desnuda espada
    a su edad que no supo descubrir, espantada,
    que la muerte inundaba su extraña voz de abismo.

    Vió la hidra del vulgo, con un vil paroxismo,
    que en él la antigua lengua nació purificada,
    creyendo que él bebía esa magia encantada
    en la onda vergonzosa de un oscuro exorcismo.

    Si, hostiles alas nubes y al suelo que lo roe,
    bajo-relieve suyo no esculpe nuestra mente
    para adornar la tumba deslumbrante de Poe,

    que, como bloque intacto de un cataclismo oscuro,
    este granito al menos detenga eternamente
    los negros vuelos que alce el Blasfemo futuro.

    Versión de Andrés Holguín


    LAS CUATRO ESTACIONES

    1. Resurgir

    Primavera enfermiza tristemente ha expulsado
    Al invierno, estación de arte sereno, lúcido,
    Y, en mi ser presidido por la sangre sombría,
    La impotencia se estira en un largo bostezo.

    Unos blancos crepúsculos se entibian en mi cráneo
    Que un cerco férreo ciñe como a una vieja tumba
    Y triste, tras un sueño bello y etéreo, vago
    Por campos do la inmensa savia se pavonea.

    Luego caigo enervado de perfumes arbóreos,
    Cavando con mi rostro una fosa a mi sueño,
    Mordiendo el suelo cálido donde crecen las lilas,

    Espero que, al hundirme, mi desgana se alce...
    -Mientras, el Azur ríe sobre el seto y despierta
    Tanto pájaro en flor que al sol gorgea-.


    2. Tristeza de verano

    El sol, sobre la arena, luchadora durmiente,
    Calienta un baño lánguido en tu pelo de oro
    Y, consumiendo incienso sobre tu hostil mejilla,
    Con las lágrimas mezcla un brebaje amoroso.

    De ese blanco flameo esa inmutable calma
    Te ha hecho, triste, decir -oh, mis besos miedosos-:
    "¡Nunca seremos una sola momia
    Bajo el desierto antiguo y felices palmeras!"

    ¡Pero tu cabellera es un río tibio,
    Donde ahogar sin temblores el alma obsesionante
    Y encontrar esa Nada desconocida, tuya!

    Yo probaré el afeite llorado por tus párpados,
    Por ver si sabe dar al corazón que heriste
    La insensibilidad del azur y las piedras.


    3. Suspiro

    Mi alma hacia tu frente donde sueña
    Un otoño alfombrado de pecas, calma hermana,
    Y hacia el errante cielo de tus ojos angélicos
    Asciende, como en un melancólico parque,
    Fiel, un surtidor blanco suspira hacia el azul.
    -Hacia el Azur eternecido de octubre puro y pálido
    Que mira en los estanques su languidez sin fin
    Y deja, sobre el agua muerta do la salvaje
    Agonía de las hojas yerra al viento y excava un frío surco,
    Arrastrarse al sol gualda de un larguisimo rayo.


    4. Invierno

    ¡El virgen, el vivaz y bello día de hoy
    Da un aletazo ebrio va a desgarrarnos este
    Lago duro olvidado que persigue debajo de la escarcha
    El glaciar transparente de los vuelos no huidos!

    Un cisne de otro tiempo se acuerda de que él es
    Quien, aun sin esperanza, magnífico se libra
    Por no haber cantado la región do vivir
    Cuando ha esplendido el tedio del estéril inviemo.

    Sacudirá su cuello entero esta blanca agonía
    Por el espacio impuesto al ave que lo niega,
    Mas no el horror del suelo que aprisiona al plumaje.

    Fantasma que su puro destello a este lugar asigna,
    Se aquieta en el ensueño helado del desprecio
    Que entre su exilio inútil viste el Cisne.

    Versión de: Aníbal Núñez
     
    #1
  2. Gothic-Poet2008

    Gothic-Poet2008 Poeta asiduo al portal

    Se incorporó:
    7 de Agosto de 2008
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    Un buen tributo a este gran poeta frances, un gusto que al igual que yo te agrade Mallarmé uno de los poetas malditos, vaya que hicieron historia estos poetas con su rebeldia e innovación, muy cierto Mallarmé tiene la influencia de Baudelaire pero aun asi creo una encantadora personalidad propia.

    Pako
     
    #2

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