Subjetividad

Mi posición me condena en indefinidas situaciones en las que podría ser práctico, antes de arriesgarlo todo, me doy un baño de subjetividad divina que, me dejará actuar en tercera persona sin salir dañado.
Adiciono en mi mochila incondicional, una sideral cuota de incomodidad que impone sus coléricos relatos diferidos.
Retardando la carga emotiva que delegue el inconsciente, a mí justa medida.
Lograría estructurarlo todo una vez más, pero aborrezco la ventana estresada que me ofrece el mundo y su opulenta minimalidad, tan urbana, tan infame, tan inflamable, tan corrosiva, casi como mi elaborada soledad creativa.
Agradable es la suma de vertientes que implementaría en la fuga de ésta prisión de carne que es mi cuerpo.
Fugarse como se esfuman los pensamientos, viajar através de imaginarios infinitos, montado sobre un pensamiento tácito, indeleble, irreversible, buscando un cruel paradigma que azotare mi decadencia infame.
La contusión dinámica que devela este autocontrol, provoca una descomposición dominada, intervalos semiestables, que iluminan el camino letal, inestable. Es el fin de mis sentidos, es la expiación de mis recuerdos, es el fin.

 

Siendo objetiva diría que observar en tercera persona da para ver mucho más allá, imagina que incluso observas al que observa..., podrías ir directo al zoo y disfrutar como un niño, claro que siempre hay emociones que interfieren y bloquean el camino.
Deliciosa entrega tyngui, siempre me haces viajar.

Un abrazo

Palmira

 

gracias palmira vos siempre tan gentil para con mis escritos
tyngui sanchez