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Sueño Interestelar

Tema en 'Prosa: Infantiles' comenzado por poeta carlo magno, 30 de Abril de 2012. Respuestas: 0 | Visitas: 1334

  1. poeta carlo magno

    poeta carlo magno Poeta fiel al portal

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    Hombre
    Ha llegado el año 2020, el hombre se prepara para la nueva era; desde la revolución industrial lo han absorbido cambios sorprendentes y consecutivos, la mano de obra fue remplazada por las máquinas, el hombre ha llegado a ser un autómata, sin embargo, llegó a la luna…

    Mientras escuchaba las noticias el sueño me vencía, a un lado de mi estaba mi cohete preferido.

    …el hombre ha vencido el espacio y el tiempo lo está venciendo; acortó distancias, ha descubierto la función de la naturaleza y la aplica en sus inventos, empieza a transformar la Tierra y busca en el espacio su aposento, espera encontrar una tierra habitable en otro espacio del universo…

    Seguía escuchando y empezaba a volar mi imaginación.
    …el hombre se ha propuesto vencer la muerte, es un reto que se propone la ciencia alcanzar; en textos Bíblicos dice que es lo último que va a vencer, en nuestros tiempos todo se puede esperar…

    A mis once años seguía con mis juegos infantiles, las maquinitas electrónicas, la internet y otros inventos tecnológicos habían desarrollado mucho mi imaginación, me veía volando en el espacio, inventaba los más fantasiosos juegos; era un conquistador de todo lo que había por conquistar en el espacio sideral; me remontaba a las estrellas; el celular era para mí cosa del pasado; mi tecnología era superior; podía volar en un platillo volador…

    ¿Perdí la noción de la realidad o era el sueño que me venció? Estaba volando, manejaba una nave, nunca la había visto, sólo mi mente lo podía concebir…
    Mi nave giraba y se desplazaba a velocidades estrepitosas, conocía las leyes del universo, y mi tecnología era superior a todo aquello que el hombre había concebido; los aviones eran como los carros jalados por caballos en otros tiempos, las epidemias cosas muy remotas, el poder del hombre se había desarrollado.
    Cuando desperté, me encontraba en otro planeta, una nave había llegado por mí, conociendo mis facultades intelectuales; mi imaginación precoz tan altamente desarrollada les llamó la atención; me detectaron, así como se detectan las señales de radio.
    …Me encontraba manejando esa gran nave, ¡era increíble!.
    Llegué a la ciudad más visitada del planeta Luminario, bajamos de la nave.
    Filemón, Saturnino, dos niños que se habían hecho mis amigos, me platicaron en el recorrido todo lo que se hacía en su planeta, donde no falta agua, ni los problemas que tenemos nosotros existen; me decían que al llegar a la Tierra se espantaron, pero comprendieron nuestra situación, éramos países menos evolucionados; en su mundo no había pobreza, la tierra era compartida, todos trabajaban por el bien de todos; la ignorancia fue abolida muchos siglos atrás, nadie se acordaba de la tristeza, ni del llanto, todo era alegría y paz, se lloraba pero de felicidad, la felicidad hacía salir las lágrimas; ya no trabajaban; el trabajo era cosa del pasado, ahora eran conocidos por ángeles. Todo era compartido, aún los dones y talentos, ese era el verdadero trabajo, el bienestar común.
    Al momento llegamos, y las multitudes se aglomeraron junto a nosotros.
    -¿Quién es este niño que han traído entre ustedes, no lo habíamos visto en la comunidad?.
    -Lo trajimos de la Tierra.
    -(Repuso la princesa) ¿Y por qué precisamente de la Tierra?.
    -Nos ha parecido lo más prudente, es de un país cercano a una gran potencia, el niño está muy desarrollado.
    -¿No trae violencia en su cabeza?.
    -No (replicó Saturnino), Filemón hizo una buena elección, y así ha sido confirmado; Juan resultó ser un habilidoso aprendiz, en poco tiempo ya estaba manejando la nave espacial; aprendió muy bien las lecciones, y en fracción de segundos nos transportó de orbita celestial a orbita terrenal, nos desplazamos habilidosamente por súper carreteras espaciales, y nos asentamos en algunas tierras lejanas a la órbita de la Tierra.
    -¿Así que se llama Juan?.
    -Sí, se llama Juan.
    -Háganlo bajar.
    Inmediatamente me llevaron a un laboratorio, y me puse a pensar qué irán a hacer conmigo, pero sabiendo que era un pueblo pacífico me deje de preocupar, me reconfortaba que a un lado de mí estaba Filemón y Saturnino.
    -¿Ves esto que está aquí?.
    -Sí, lo veo.
    -¿Qué ves?.
    -Es el fin de una historia.
    -Tú has sido elegido para concluirla.
    -¿Yo!.
    -Sí, tú tienes las facultades para hacerlo.
    Al momento desaparecimos del lugar, sentía mi cuerpo flotar.
    -Has vencido la gravedad ( me dijeron), vas a poder cumplir con tu misión.
    -No sé cómo lo logré (respondí).
    Lo importante es que lo hiciste, tú has sido elegido de entre muchas generaciones, por ti ha esperado el hombre, la historia de la humanidad de ti depende; estás en la ciudad de los ángeles, pero no como la ciudad de tu Tierra, donde hay violencia, aquí no existe eso, y tú vas a trabajar para que en tu Tierra también se acabe.
    -(Me empezaron a dar “armas”) Vas a combatir con la fuerza de la verdad, con la honestidad y con la pureza te vas a defender, no habrá arma mortal que te pueda vencer, la misma muerte vas a vencer, naciste para derrotar, las estrellas te eligieron y has de cumplir tu misión.
    No entendía lo que me querían decir, no comprendía la guerra ni la violencia de que me hablaban. Empecé a transitar por su Tierra, me aceptaron como uno de los suyos; no supe cuánto tiempo transcurrió así, ni que sucedió en la Tierra.
    Cuando desperté, vi el televisor apagado, me encontraba en el mismo lugar; en eso entró mi mamá y me dice: te quedaste dormido con el televisor encendido; miré a un lado, y mi cohete estaba ahí. ¿Fue un sueño o una realidad lo que viví? No me podía contestar.
    En la noche pensaba en mi recamara, en eso vi entrar una luz que alumbró toda mi habitación, y me decían:
    -Vengo por ti, aún no estás preparado, agárrate, vamos a la nave (y me extendió un brazo para que lo tomara).
    Al instante me vi luchando entre dragones, estaba en la era prehistórica, dragones voladores peleaban contra mí, saqué la espada de la verdad y rectitud, la inserté en lo más profundo del corazón del dragón, y murió. ¡ Qué gran hazaña!, ¡no lo podía creer!.
    Volvimos a subir a la nave, hoy me encontraba en la conquista de los españoles, vi la barbarie que se cometía entre la gente (me encontraba en la nave del tiempo), vi la santa inquisición (era mucho para mi tierna edad, pero estaba fuerte).
    Desperté al instante, estaba en mi recamara nuevamente, tenía la sensación de que había sido un sueño. ¿Me estarían preparando para hacerle a algo frente?.
    Por la mañana fui normalmente a la escuela, y me dice Paco al verme distraído:
    -Hola Juan, ¿cómo has estado esta mañana?, te note muy distraído en la clase, ¿sigues jugando con tus cohetes?.
    -Ya me compré uno nuevo (le contesté).
    -Muy bien, me parece muy bien que aumentes tu colección; pero, pon más atención a la clase.
    -Me sucedió algo inverosímil (Paco era un niño muy despierto, un psicólogo nato, y sabía que me iba a comprender)…
    -¿Qué sucedió? (en eso fuimos arrebatados para sorpresa de los niños).
    Dijo Paco:
    -¿Dónde estamos? (no podía contestarle).
    -¡Agárrate bien (le contesté), ¡la batalla ha comenzado!, ¡impúlsate!.
    -¡No comprendo cómo estoy manejando esto!.
    -Tú no lo estás haciendo, es tu mente, hay un receptor de señales que capta todo lo que piensas; si eres inteligente vas a vencer; debes usar la rectitud, la bondad y todas las virtudes que el hombre posee; son las “armas” que tienes para pelear.
    Ahora comprendía el mensaje y el significado de mis sueños y de la enseñanza; porque ya anteriormente soñaba con estas peleas, mi vida había sido entre luchas interestelares, todo se sucedía en el espacio, entre naves; mi vida fantasiosa y fantástica había girado en torno a ello. Y hoy estaba comprendiendo mi existencia; llevaba doble vida mi vida.
    Mientras pensaba en esto, nuevamente fui atacado, ¡giré velozmente!; mi nave no chocaba con la gravedad, como las naves de los hombres comúnmente conocidas; mi nave giraba, así como giran las partículas; mi nave se deslizaba en armonía con la gravedad y las leyes de la naturaleza, no contra ella; era mi tecnología superior a todo lo antes concebido por el hombre; fui muy observador en mis sueños, quise conquistar el espacio, conocer sus secretos y traer paz a la Tierra, y lo estaba logrando; en eso escuché un ruido grave y dije:
    -¡Me atacan (me moví como loco).
    -¡Juan!, ¡Juan!, ¡qué pasa?, ¡qué tienes?, ¡reacciona!.
    Gravemente me encontraba, se me acababa el aire… respiré hondo, y el aire me sanaba; se me acercó un monstro y me golpeo; estaba en el suelo, entre el lodo me encontraba, un lodo interestelar; me encontraba con la lacra de las estrellas y de los cielos, me encontraba en lo más profundo del pesimismo humano, todo lo tosco y sucio me fue mostrado; todo era oscuro, niebla, turbulencia, suciedad e impiedad; me tomaron del cuello y me estrujaron todos los monstros aliados, pero habría de encontrar la verdad, la espada de la verdad aún estaba conmigo, y me defendí desaforadamente, y tropecé, caí; necesitaba un orden, y pedí ayuda a la luz, y al verla, desapareció la ignorancia, la crueldad y vino la paz; la humildad me ensalzó, en esta batalla salí victorioso, acudí a mis aliados y me escucharon; el “arma” me ayudo, la espada de la verdad, y con la luz vencí.
    En eso Paco se me acercó:
    -Lo lograste campeón; nada pude hacer, me inmovilicé; una fuerza extraña no me dejo combatir.
    -No te preocupes, ya se han ido, y sigues vivo, da gracias a Dios por eso, el te protegió.


    ¿Seguiríamos dentro de la batalla o ya habíamos vencido?
    En eso apareció un faro iluminando y nos guió por la ciudad más bella que habían visto mis ojos; sin basura, sin suciedad, con paz; bella, resplandeciente en verdad.
    De pronto llegó un capitán, porque también había capitanes, todo tenía un orden, y nos dijo:
    -Jóvenes, uno de ustedes está listo ya, va a emigrar, va a luchar con el hombre más fuerte… la necedad; se encuentra adentro de todos los hombres, pero hoy personificada uno de ustedes la va a enfrentar; se ha luchado mucho contra ella, y nadie la ha podido vencer; si la vencen, habrán salvado la Tierra; la pelea va a ser cuerpo a cuerpo, uno será testigo ocular, y con su amor y su fe ayudará al que va a pelear, si hay duda en alguno de los dos…la Tierra morirá.
    Tenía que vencer, el Elegido era yo… poseía la verdad y la rectitud, ¡tenía que vencer!.
    Me agarró a traición, cuando menos esperaba me atacó, me humilló, me hizo caer por las calles; me sumergió en una copa de alcohol, llenó de enervantes mi cuerpo, y me golpeó; me mando al fango, entre burlas me hizo vivir, risotadas escuchaba en mis oídos; me torturó, entre rejas me metió; me hizo ver niños descalzos sin amor, mujeres golpeadas… me humilló mi dignidad humana, me golpeó hasta que se cansó…
    Grande era mi fuerza, estaba apoyado en la verdad; pero empezaba a flaquear, necesitaba defenderme o todo iba a acabar; tiré golpes desaforadamente.
    ¡Qué me pasaba? (me preguntaba), mis ojos lloraban, entristecido estaba, la necedad fuerte me humillaba, golpe tras golpe tiraba; no me dejaba descansar, sin parar golpeaba y me debilitaba; buscaba mi muerte y la de la Tierra. ¡No me podía dejar vencer! .
    Me impulsé nuevamente y volé en el espacio, ¡había vencido la gravedad, ¡era el rey entre los reyes!, no era un animal, nunca lo había sido, ¡era rey de reyes!, pertenecía a la humanidad.
    Golpeé nuevamente a la necedad, la golpeé al deslizarme al espacio, y así… con la espada de la verdad, la única que la podía vencer…
    …Tenía que tomarla firmemente en mi mano, hasta acabar con la necedad; la lucha fue cruel y sangrienta, la necedad sacaba las borracheras y me embriagaba, sacaba mujerzuelas y me embobaba, me distraía fácilmente y me deslizaba al abismo; mas mis ojos miraban la prudencia y me impulsaban al firmamento, caminaba con la paciencia y a la imprudencia le daba el tormento.
    La necedad se quejaba, porque le había dado en lo más adentro, saqué la espada y se la enterré poco a poco, no la dejé ir a su aposento, hasta que hubiera muerto.
    La necedad agonizaba, y sacaba fuerzas; cuando la creía muerta… dio un giro completo, y me dejo tuerto, me cortó un brazo, me dejo chueco; me puso enfrente de un volante, me bajo a la Tierra, me hizo chocar con mil coches; me estremeció y me mandó a un barranco; estaba muerto, lo pensé por un momento… mas luego me repuso la gratitud, estaba agradecido con Dios, y era mi próximo armamento, lo saqué de inmediato, y Dios me dijo: Has vencido.
    Y ahí se acaba el cuento.
    Cuando a la mañana siguiente amanecí todo aporreado… DURO FUE MI SUEÑO.


    Simental
     
    #1

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