Sueño mezquino

Eres mi sueño. Sí, a ti te hablo. No me vengas con lisonjas. Permíteme abrazarte, acariciar tu desnudez. Podrías dejar de fingir que jamás tuvimos algo. ¿Patricio? ¿Qué tiene que ver con todo esto? No me cambies la conversación. Carajo. No puedo resistir que ese pendejo te quiera. ¡Coño! Y tú le correspondiste, así sin más. Jamás te di motivos para que me traicionaras de esa manera. Maldita sea.

Sólo te recuerdo el amor que me juraste para siempre. Ahora resulta que no existe la eternidad. No te estoy reclamando nada. Deja de chingar. No, no es la cuarentena que me está haciendo hablar. Ni el hastío, ni el síndrome de abstinencia por la falta de alcohol.

¿Quieres la verdad? El dolor y la soledad, eso me está haciendo hablar. Al carajo con los consejos de no decidir cuando la ira nubla la razón. Guárdate esas lágrimas. La vida es una mierda lejos de ti, pero igual lo es saber que faltaste a tu promesa. No justifico mi alejamiento. Sabes que daría mi brazo derecho por ti, es más, hasta los huevos. Tus ojos me dicen que nada de eso te importa. Te di todo lo mejor de mí. Nadie me entiende, sólo tú.

¿Mi trabajo? ¿Cuál de todos? Sobajándome la madre para ganar míseros centavos. Por eso me salí de todos. Soy mi propio jefe. Era su juguete, el que hacía todas las tareas que nadie quería hacer. Sólo fue un madrazo que le asenté a ese hijo de puta, se lo merecía. En serio, fueron veinticuatro horas las que estuve encerrado. Retiró los cargos. Te digo, yo tenía la razón. Estoy juntado lo necesario para casarnos, lo que tanto sueñas. Ven. Apóyate en mi hombro, es todo tuyo. Voy a secar tus lágrimas. Y vuelve la mula al trigo. Deja en paz a Patricio; no tiene los suficientes cojones para amarte como yo.

¿Largarme? ¿Estás segura? Eres mi sueño, mi vida, mi sol, mi todo. ¡Carajo! No lo entiendes. Déjame abrazarte. Suelta ese cuchillo. ¿De dónde lo sacaste? Te puedes lastimar. No quiero madrearte. Ya soy un hombre nuevo. El señor Jesús me mostró el camino. Vine a emendar mis pecados. ¿Cómo que no te importa? ¿Te vale madre? Puta. Te voy a matar con mis propias manos.

Me siento cansado, aquí me quedo. Tengo frío. Ayúdenme. Ella me provocó. Mi sueño, ella es mi sueño. Me pesan los ojos. Ven, abrázame.