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Sueño profético

Tema en 'Prosa: Ocultos, Góticos o misteriosos' comenzado por Évano, 6 de Marzo de 2013. Respuestas: 6 | Visitas: 1246

  1. Évano

    Évano ¿Misántropo?

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    La hierba guardaba parte de la lluvia caída durante la silenciosa noche. Cada paso dado por Tristán facilitaba la entrada del agua en sus botas, empapando a unos calcetines de algodón que arrugaban y ablandaban su piel. El avance, en el intento de alcanzar la cima de una montaña que amanecía, era lento, con ruidos de chapoteo de pies encerrados en agua y chasquidos de hojarasca al pisar la tierra embarrada. El cuerpo, arropado por un impermeable amarillo, permanecía caliente y bien resguardado, así como el rostro, cubierto por un pasamontañas de lana gruesa y negra. A pesar de los guantes, y de la abundante ropa, el frío conseguía entorpecer los movimientos de los huesos, contraía a los músculos, agarrotados por la constante pendiente, y dolía en los adentros de un Tristán fatigado. Cada inspiración de este aire helado era luego exhalado en vaho lechoso y espeso que volaba nada más quedar en libertad, a causa de un viento veloz que peinaba con crudeza las montañas y los valles. La niebla subía las laderas casi al mismo ritmo que Tristán; no consiguiendo este llegar hasta una ascensión de nubes que no querían dejarse empuñar por ninguna mano. El sendero, invadido intermitentemente por zarzas y ramas de robledal, lo obligaba a abrirse paso a fuerza de bastonazos. De esta manera, exhausto por el esfuerzo, sudando por algunas partes interiores de su cuerpo, y helado por las exteriores, continuaba avanzando hacia una cumbre por ahora invisible.

    Los rayos del sol atravesaban el crepúsculo del alba, iluminando los valles de un verde vivo e intenso, y acariciado por hilos de algodones blanquecinos, restos de una niebla en nubes que desaparecía poco a poco. Estoy rodeado de naturaleza y casi asfixiado por ella, se dijo, aunque echaba en falta los sonidos de los animales. Esa era la razón de subir a lo más alto de los alrededores. ¿Qué había ocurrido con las ovejas, vacas, cerdos, caballos y demás animales? En más de medio siglo jamás le aconteció algo tan extraño, y menos ahora, cuando esta tierra estaba deshabitada, por lo que ningún humano podía molestar a ningún ser vivo. ¿Dónde estaba su perro, su espléndido mastín? Él nunca lo hubiese abandonado por propia voluntad, eso estaba más que claro, ni sus gatos tampoco se marcharían así como así.

    Faltaba poco para la meta que se había marcado: el pico de la montaña más alta de los alrededores, de donde se divisaban los valles, las pocas y deshabitadas aldeas, y las llanuras lejanas de la meseta sur.

    Al arribar al alto se acordó que la altura impedía la vida de los árboles y matorrales a partir de un cierto número de metros. No recordó con exactitud la cantidad, ¿quizá dos mil? A penas el musgo y los líquenes estaban preparados para sobrevivir aquí. Estiró el cuerpo, y se ayudó con los brazos para hacer lo mismo con la espalda, mientras fijaba la mirada en el cielo y se quitaba el pasamontañas. Al momento, el aire helado impactó en su cabeza, oídos y nariz. Sentía morir los pies por congelación, por lo que se sentó en una de las piedras de granito, descalzándose de botas y calcetines mojados. Los restregó con unas manos todavía calientes, con velocidad, para que la sangre volviera a correr por sus vasos y venas. Mientras masajeaba un pie, colocado sobre su muslo, el otro permanecía descalzo en la tierra, y la tierra, por muy extraño que le pudiera parecer, le hablaba a través de este pie. ¿Estaría desvariando, volviéndose loco?

    La tierra no habla con palabras, eso es cosa de humanos. Ella tiene otra manera de comunicarse, que tampoco es como la de los gatos y perros, como la de su mastín o un oso, o pez, ballena, cangrejo, águila o dinosaurio. Ella te dibuja sus imágenes: sus playas, mares, desiertos, montañas, estrellas, cavernas, ríos o prados; te da a inhalar sus olores: la miel, la rosa, violeta o polvo; sus colores: verdes, naranjas, rojos, azules, amarillos, lilas o alazanes; te entrega su tacto: ese hielo, fuego, sol o frío; y sus ruidos de lluvia, cataratas, relámpagos, truenos, rayos, olas o volcanes; y te abre la boca para que saborees sus gustos de sal, azúcar, azufre, tierra, agua o arena. Ese es el dialecto de nuestra madre naturaleza, y todos lo llevamos grabados en el alma, en los genes, en el ADN, en cada molécula de nuestro cuerpo.

    Mientras meditaba sentado sobre una roca de granito, su cuerpo se deshacía. De él se desprendían sus células a una velocidad vertiginosa, cayendo en los suelos del reino de la natura, hasta desaparecer todo rastro de lo que una vez fue un ser humano llamado Tristán.

    Tras la desintegración de Tristán vino la del resto de la humanidad, y de casi todos los seres vivos, incluidos los microorganismo, bacterias y demás vida microscópica, al igual que toda construcción humana. Quedaron en la Tierra las plantas y los árboles, los mares, océanos, nieves, hielos y ríos; así como los vientos, las nubes y los volcanes, los valles y las montañas.

    Una inmensa nave espacial viajaba por las costas del Mediterráneo, emitiendo una señal potentísima, tanto como para llegar en un instante a tres años luz de distancia, hasta la base de su misión, situada en la constelación de Andrómeda, en un planeta de una de sus estrellas. La señal repetía continuamente una frese escrita en una especie de morse: ... Planeta* preparado para su reinicio; misión completada... Planeta* preparado para su reinicio; misión completada...




    * Quizá, si utilizamos la metáfora, a la palabra planeta se le puede atribuir muchos significados, como por ejemplo: cualquier persona o animal cercano a mí, o una página Web de las muchas que reinan en el inmenso Internet. Este es el sueño profético al que me refiero en el título, a la desintegración de algo cercano a mí, y su posible reinicio, o su posible renacer, o su transformación.





     
    #1
    Última modificación: 29 de Octubre de 2015
  2. MARIANNE

    MARIANNE MARIAN GONZALES - CORAZÓN DE LOBA

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    orales!!!!!!!!! me gusto la idea de Tristán, hace mucho no leía algo así tan compacto y sublime, grato leerte Evan, besos
     
    #2
  3. Évano

    Évano ¿Misántropo?

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    Gracias, Marián, creo que son mis ganas de acabar con la humanidad y con todo jajajjajajaja.

    Se la saluda.
     
    #3
  4. marea nueva

    marea nueva Poeta veterano en el portal

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    Y renaceria el ser humano con más conciencia de la naturaleza? O se reinicia la vida con seres nuevos? Interesante escrito Señor Evano, que gusto leerte , un abrazo o muchos antes de que se disuelvan entre la mar y las montañas!!
     
    #4
  5. Évano

    Évano ¿Misántropo?

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    Mejor que se reinicie con seres nuevos, a ser posible alienígenas jajajjaa, porque los humanos jamás tendrán conciencia.

    Saludines destructivos, señora Ethel, lo digo por el tema en el que estamos jajajja y ja
     
    #5
  6. Rugby 10.12.2013

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    Es como resetear la computadora de nuestro ser, reiniciando con un nuevo sistema desde cero, y ver que pasa. Impresionante prosa Sr. Évano. Felicitaciones por estas hermosas metáforas y la profundidad de su mensaje, reputación y saludos poeta
     
    #6
  7. Évano

    Évano ¿Misántropo?

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    Muchas gracias señor Rubgy, por su paseo y comentario tan bonito.

    Quizá tenga razón, y sea este un escrito para resetearme a mi mismo.

    Se le saluda.
     
    #7

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