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Sueños de Antaño.

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por elissp, 19 de Abril de 2014. Respuestas: 2 | Visitas: 286

  1. elissp

    elissp Poeta recién llegado

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    13 de Marzo de 2014
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    Mujer
    Una vez al año los guayacanes florecen con esplendido color, dorados como el sol se manifiestan, muestran su hermosura. Lo recuero perfectamente, inundaban todo a su al redor dejando huella de su existencia, el gris suelo se pintaba de a poco con sus bellas flores, el aire se contagiaba con su aroma y el viento lo transmitía a todas partes, desde mi lecho pude sentir los pétalos que me invitaban a su juego, era una lluvia maravillosa de un vivo amarillo contrastando con el azul del cielo ¿cómo imaginar que ese paisaje arrido, se convertiría en semejante paraíso? Mi espíritu inquieto me llevo en el momento exacto del frenesí, ojalá mi cámara no se hubiese dañado en el trayecto; de seguro las maravillas de aquel lugar formarían parte de mi colección de lugares visitados, pero eso no importa, todo se ha impregnado en mi memoria y tuve el tiempo suficiente para disfrutarlo por completo. Realmente el cansancio de tantas horas de viaje valió la pena con tan esplendido paisaje, seguro que Julia también lo disfrutó mucho, después de todo es inconfundible esa sonrisa en su rostro y esas palabras tiernas que salen de su boca que provocan en mí una gran sonrisa.

    –¡Quisiera quedarme aquí para siempre! – Decía Julia, mientras estiraba los brazos para luego recostarse sobre el suelo.
    –Sí, yo también, pero aún tenemos mucho por recorrer– Respondía yo mientras revisaba el mapa.
    –Solo quedan algunas semanas para que se acaben las vacaciones.
    –No seas histérico, ¡disfruta del momento! – Me regañaba, como quien regaña a un niño.
    –¿Dónde estarán esos dos? ¿será que si almorzamos hoy?
    –Tu no cambias verdad, solo pensando en comida
    –Si lo sé, pero que puedo hacer si me estoy muriendo de hambre.
    –¡No queda de otra, tendremos que ir a buscarlos!, a ver vamos. – Terminaba Julia tirando de mi ropa.

    Vaya que esos dos se pasaron esa vez, nunca debí contarle a Diego lo que sentía por Julia, con lo molestoso que es, no dejó de fastidiarme en todo el viaje, incluso se lo ha contado a Mercedes y quien sabe a quién más, sin embargo no puedo dejar de agradecerlo. Mientras caminábamos por el sendero yo mantenía cierta distancia, no quería que Julia descubriese mi secreto, tenía miedo de no ser correspondido; ella me miraba como tratando de descubrir mis pensamientos.

    –¿Qué tienes? Te comportas extraño, ¡no me digas que tanta hambre tenías!– Decía Julia mientras mostraba su hermosa sonrisa.
    –No, ¡no es eso!, estaba pensado un poco.
    –¿Y se puede saber de qué? – Me interrogaba por segunda vez.

    Con lo hermosa que es me costaba trabajo no verla, así que me esforzaba mucho para que no se diera cuenta. ¡Todo en ella me gustaba! ¡Pero nada, se comparaba con sus bellos ojos color café claro!, sus ojos combinados con sus rojos labios me volvían loco, era imposible no gastar varias horas del día pensando en su belleza, sus delgados brazos, tan sensibles y su piel tersa, esa piel color canela que me daba la impresión de su aroma. Su jovial belleza combinada con su alocado comportamiento me llamarón la atención desde la primera vez que la vi, siempre con una sonrisa en su rostro; era muy extraño verla triste, aunque recuerdo perfectamente esa vez en que con ojos llorosos se reclinaba sobre el pupitre del colegio. Ya todos mis compañeros habían salido pero ella se había quedado hasta el final, basto una llamada para que se cubriera de tristeza. De seguro, espero a que todos se fueran para poder estar sola, solo que eso yo no lo comprendí de inmediato, así que me quede como era mi costumbre, siempre el primero en llegar y el último en salir. Me le acerque despacio, conteniendo mis nervios que ya estaban muy alterados y puse mi mano en su hombro.

    – ¿Estás bien? ¿Puedo ayudarte en algo? – Como si no supiera lo que sentía, bastaba con verla para darse cuenta.

    Levanto la cabeza lentamente, de seguro pensó que ya me había ido. Sus ojos llenos de lágrimas destrozaron de inmediato mi corazón, en un descuido todo mi mundo se vino abajo viéndola tan triste., el ambiente se puso denso, todo daba vueltas en una convulsión de emociones.

    –¡Déjame en paz! – Fue lo primero que dijo.
    –¡No necesito nada de ti!, Que no vez que quiero estar sola.
    –¡Yo solo quiero ayudarte!, No puedo dejarte aquí sola. – Respondí con lo primero que se me vino a la mente.
    –¡Es que no has entendido! – Grito, mientras se levantaba del pupitre.

    Cuando se alejaba de mí, traté de seguirla, pero mi intento término con migo tirado en el suelo después de tropezar con mis propios pies, dando como resultado un estrepito que seguro se escuchó hasta el pasillo; ella de inmediato giro hacia mí después de escuchar mi alarido. Caí sobre mi mano derecha provocándome una torcedura y un golpe en la rodilla, el dolor era intenso pero lo que me dolía más era la vergüenza en que me hallaba sumergido, me acomode en un pupitre como pude mientras tomaba mi mano tratando de contener el dolor – creo que una lágrima corío por mi mejilla – Julia detuvo su recorrido mientras volvía hacia mí con cara de susto, el sonido que hice al chocar con el suelo debió impactarla, porque se apresuró al sitio donde me encontraba. Su rostro ya no denotaba demasiada tristeza y parecía más bien que estaba llena de preocupación por lo que me había ocurrido.

    –¿Te encuentras bien? ¿Te has hecho daño? – Los papeles se invertían y ahora ella era quien me interrogaba. Conteniendo el dolor solo alcance a decir.
    –No pasa nada, Tranquila.
    –¡No puedo dejarte así! ¡Vamos a la enfermería! * – Dijo Julia.

    Lo dijo con tal convicción que no tuve remedio que ir, aunque en realidad me gustaba mucho hablar con ella; me ayudo a llegar hasta la enfermería del colegio, que gracias a Dios, tenía una. Tuvimos que esperar debido a que la enfermera había salido por algunos medicamentos, mientras tanto nos entretuvimos conversando – aun me sorprende el haber podido hablar con ella sin aburrirla, bueno en realidad yo solo escuche la mayor parte del tiempo, pero eso me hacía aún más feliz – me lo contó todo antes de que vinieran sus padres por ella, tuve la suerte de reducir en algo la tristeza de su mirada, en cambio yo tuve que esperar hasta las tres de la tarde para que mi hermano se dignara en llegar, con el dolor que tenía, y con el golpe en la rodilla no podía llegar solo a casa. Al siguiente día, Fue Julia quien se me acerco a preguntarme como me encontraba, yo también hice lo mismo, desde entonces hemos sido amigos. Fue en ese tiempo en que me enamore más de Julia, yo solo la veía a veces, la conocía por fuera, pero desde ese día he descubierto su maravillosa personalidad, siempre buscando la manera mejorar la vida de las personas que la rodean, sobre todo la mía, bastaba con su presencia para ser completamente feliz.

    Regresando al viaje, era la segunda vez que me interrogaba Julia, y yo no sabía que escusas inventarme, aunque un poco inseguro respondí con la mayor serenidad posible.

    –Pues en esos dos, ¿Que estarán haciendo? – Respondí casi de inmediato, tratando de ocultar mis verdaderos sentimientos.
    –¡No me digas que te gusta Gaby!, ¿Estas celoso? – Lo dijo con una gran sonrisa, esas palabras me dejaron completamente anonadado.
    –¡No como crees! – Respondí exaltado.
    –A mí no me gusta Gaby, la estimo mucho, pero no me gusta. – Lo dije de tal manera que inmediatamente me creyó.
    –¿Entonces quién te gusta? *– Preguntaba Julia.

    Tenía cierta mirada picara en el rostro, sentí en ese momento como sí pudiera ver todo mi ser como una transparencia, pero hubo algo más que no supe distinguir, tenía que inventarme algo rápidamente.

    –Pues la verdad nadie en especial – Le dije, ocultando mis deseos de abrazarla y decirle que la amaba.
    –¿Vamos, no me engañas? Se nota que te gusta alguien.
    –Veamos, ¡es Jenny verdad!
    –¡No! ¡cómo crees!
    –Entonces debe ser…. – Así se pasó buena parte del camino, incluso creo que mencionó a todas las chicas del salón.

    En su intento de adivinar no se percató de que yo no dejaba de mirarla, aun así mantuve la compostura lo mejor que puede. La conversación se extendió hasta llegar al hotel, si bien el paisaje que quedó atrás nos había arrancado gran felicidad, el volver al hotel era otra historia, con lo poco ahorrado fue lo mejor que pudimos costearnos. Cuando preguntamos al dueño del hotel por Gaby y Diego, nos hizo saber que ya habían salido hace un buen tiempo, además le habían dejado el encargo de decirnos que se iban a dar una vuelta, que ya comían por su parte y que nosotros hiciéramos lo mismo.

    –¡Los voy a matar! ¡Esperar tanto! – Me decía histérico en mis pensamientos ocultando la alegría que sentía por encontrarme solo con julia.

    Julia asumió lo que yo intentaba expresar con mi rostro y con gran sonrisa decía.

    –¿Qué se puede hacer, tendremos que ir los dos solos?

    Animándome a que la siguiera me tomó del brazo para salir del hotel, en ese momento mi rostro cambio de tono inmediatamente y tembloroso respondía con afirmación, era evidente que me sentía incómodo por aquella situación – aunque eso era justo lo que había esperado desde hace mucho tiempo – conteniendo mis nervios trataba de simular que me encontraba bien. La forma repentina en que sucedió me inmutó y algo trémulo caminaba con Julia que jalaba mi brazo.

    –¡Espera! vayamos más despacio, no hay prisa.
    –¿Qué, no eras tú el que se moría de hambre?
    –¡Sí! Pero tampoco es razón para salir corriendo.
    –¡Vaya que no te entiendo! ¡ya son las dos de la tarde y ahora yo soy la que tiene hambre ¡
    –¡Has repetido tantas veces que tenías hambre!

    Julia no se percató que aun tomaba mi brazo sino hasta después de caminar casi una cuadra, cuando esperábamos para cruzar al otro lado de la acera se vio envuelta en la situación, soltó mi brazo deprisa y ruborizada mantenía la mirada lejos de mí. El tiempo pareció eterno, yo estaba justo al lado de Julia mas no pronuncie ni una sola palabra puesto que estaba petrificado, La situación en la que me encontraba tan inesperada se volvió en contra de los dos, varios fueron los intentos de cruzar palabras pero solo conseguíamos balbucir. Cuando no encontramos salidas nos miramos fijamente como tratando de hablar a través de nuestras miradas sin embargo un sonido inoportuno nos desvió de aquella situación y casi en silencio prosiguió la búsqueda de un buen lugar para almorzar. Fueron pocas las palabras que cruzamos después de aquella situación salvo las que involucraban lugares, costos, etc. Durante el almuerzo solo pudimos hacer referencia a los dos desaparecidos ya hace algunas horas, haciendo conjeturas de donde podrían estar tratando de ocultar aquella escena que no salía de nuestras mentes – ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Por qué se sonrojo? ¿Acaso yo también le gusto? – Estas y otras preguntas pasaban por mi mente, mi espíritu tomaba fuerza para confesarlo todo a Julia pero era acallado por mi timidez, no comprendía muy bien cómo Julia, tan alegre, decidida, de un exuberante desenvolvimiento, había pasado a ser callada. Después del almuerzo mientras caminábamos al hotel no hablamos salvo algunas referencias al paisaje. Todo este tiempo pensaba una y otra vez que debía hacer; a medida que caminamos hacia el hotel intente decir algo relacionado pero todo tomaba otra dirección. Al llegar, Gaby y Diego se encontraban sentados en la entrada, seguramente hablando de la treta que habían planeado y sobre lo que debió ocurrir.

    –¿Qué tal estuvo el almuerzo? ¿Lo han disfrutado? – Decía Diego tratando de ocultar su sonrisa, mientras Gaby con una mirada furtiva confirmaba su complicidad.

    El interrogatorio comenzó y en contra de nuestras perspectivas el mayor número de preguntas iban dirigidas hacia Julia y hacía mí, tanto Gaby como Diego nos interrogan y no nos permitían hacer preguntas acerca de ellos, cualquier intento se tornaba nuevamente en nuestra contra – ¿Qué tal el paisaje? ¿Se la han pasado bien los dos? ¿De que hablaron? – Sin embargo parecía que nuestras repuestas no complacieron a Diego y menos a Gaby. La plática duro casi media hora, después de la cual, regresamos a nuestra habitaciones, yo ocupaba una con Diego y Julia la compartía con Gaby. Apenas me hallé dentro de la habitación Diego me atosigo nuevamente pero de manera más personal, sus reprimendas iban y venían una tras otra como un zumbido en mis oídos, me recriminó tantas veces el no haber podido decirle nada a Julia que casi a la fuerza me saco de la habitación insistiendo que si no decía nada ahora, nunca lo haría. Para mi sorpresa Julia se encontraba en el pasillo.

    Unos meses antes del viaje cuando tuve la primera oportunidad de hablar con Julia, descubrí en ella más de lo que todos conocían, pude conocer su interior su ser tan frágil y débil que nunca mostraba en el colegio. La muerte de su tía, tan unida a ella afloro sus sentimientos despojándola de todo cascaron que cubriese su ser, esos momentos en que mi corazón latía más fuerte que nunca. Después de eso conocí a Gaby y Julia a Juan, íbamos siempre los cuatro de un lugar a otro después de clases.

    Nunca hubiese pensado – debido a mi forma de ser tan tímida – que Julia sintiera algo por mí, mucho menos descubrir que tratará de ocultarlo cuando estaba cerca – ¿Pero, porque no me lo dijo? – Julia siempre había sido tan espontanea, pero verla justo ahí sentada en el pasillo devolvía a mi mente todo recuerdo de la vez que estuvimos conversando en la enfermería. La situación me inmuto y aunque los nervios se apoderaron de todo mi cuerpo, me moví lentamente hacía donde estaba ella mas no se percató de mí sino hasta el momento en que hubiese podio incluso escuchar los latidos de mi corazón tan acelerado. Me agaché hasta que pude contemplar su rostro, por instinto ella se puso de pie y en muy poco tiempo nos encontrábamos en esa situación que no habíamos logrado culminar unas horas antes. El escenario mantenía sus aspecto poco cambiante, un pasillo largo con algunas puertas a sus costados, entre una y otra pared pinturas nada conocidas de casas o de algún animal en su majestuosidad, nada que pudiese colaborar con la situación, era evidente que uno de los dos debía tomar la iniciativa, la luz era algo tenue pero nada especial para aquella escena en que seguro se inmiscuían Diego y Gaby, tal vez escuchando de tras de las puertas, incluso en un momento creí ver que una puerta se abría. En un acto conjunto y sin necesidad de palabras salimos caminando por los pasillos del hotel que ya se había cubierto por la tensión del momento.

    Fuera del hotel, el sol empezaba su recorrido dando sus últimas muestras de vida, el arrebol anticipaba nuestro recorrido en busca de un lugar próspero que pudiese despojarnos de todo recelo, nuestros sentimientos que insoslayablemente saldrían a flote se veían envueltos con la fragilidad del viento en un camino que abría paso, no a pies en busca de un sendero si no en busca de develar secretos guardados hace mucho tiempo.
     
    #1
    Última modificación: 16 de Junio de 2014
  2. Ro.Bass

    Ro.Bass Guau-Guau

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    Una ternura de relato...

    Son cosas que pasan cuando ambos son tímidos, o peor aún,
    el sentimiento es tan fuerte que se teme que el confesar
    no sólo muestre el desinterés del otro,
    sino que además, se distancie... A veces se prefiere amar en
    silencio, al menos, hasta que llegue una señal clara... y directa,
    o que no llegue, pero se tenga cerca a esa persona.

    Otras veces llegan, pero para afirmar todo lo contrario.

    En fin, linda lectura y lindo final.

    Saludos
     
    #2
  3. elissp

    elissp Poeta recién llegado

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    A seguir corrigiendo errores ortográficos, me falta mucho por mejorar, gracias por comentar.
     
    #3

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