Súplica a un Gorrión

Súplica a un Gorrión


Gorrión, hoy que no eres mía,
Que eres libre como el viento
Que perfuma los jades campos
Ten cuidado con las zanjas de la vida
Mira que son muchas y muy hondas
Y dejan huellas en el corazón

Ten cuidado con los placeres
Mira que son inmensos y vacios
Que divierten y olvidan
Que corrompen el alma
Y la entregan a un foso de aflicción
¡Huye mi dulce Gorrión, huye del dolor!


No vaya a ser
Que seducida por el deleite y el gozo
Pierdas la noción, y te entregues
A una vida vana y frívola
Y se apague el fulgor de tu estrella
¡Huye mi dulce Gorrión, huye del dolor!

Se celosa ante las miradas
Recuerda que hay muchos
Que con inocente intento
Trataran de envilecerte el corazón
Y asesinar tu majestuosa pureza
¡Huye mi dulce Gorrión, huye del dolor!

No dejes, querida
Que troyanos canallas profanen tu templo
Y que roben tu inocencia
Asesinando a tu ángel y a tu estrella
Acuérdate que no eres mía
Y que yo más, no soy tu protector




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Bello, una poesía preciosa y admirable.