Tabicamiento

Un golpe; un grito; un sollozo;
ya una lágrima furtiva
que, debatiendo su amor,
dulcemente en miel dormita;

dolor; su herida; un color;
las violetas de aquel día;
ínfimo un juego de infancias
que toda risa conquista;

una pintura olvidada;
tiernos labios que, en huída,
sobre cien ríos se abrevan
cuanto el sol los cristaliza;

una polvorienta araña
que atrevida a siglos priva
de la lumínica acción
do ensueños lirios encintan;

falanges quebradas; duros
los dedos que arduo tiritan;
la picana en suyo el haz
y el relámpago del prisma;

los revólveres; los cables;
los torsos vueltos camillas;
ganchos; clavos; llagas; calas;
el cuello de las orquídeas;

el hálito de la luna;
memorias de un mediodía;
la espalda que hechizó un nido
para arropar mil caricias;

las almas en la lactancia
y ese rubor que ameniza
la cuna do piel y amor
aúnanse en melodías;

un eclipse sobre el mar,
cual una joya infinita;
un ballet gracioso y núbil;
la ira; la ira; la ira; ¡la ira!

la suavidad de una pluma;
una partida clepsidra;
el crujido del metal;
¡las torturas; las cuchillas!


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Durante la dictadura militar, décadas atrás, en Argentina, un procedimiento habitual en el secuestro de personas por las fuerzas militares era encapucharlas. A esta capucha se la denominaba "tabique" (según consta en el libro "Nunca más"). "Tabicamiento" así, podría definirse como la participación en esta práctica. Y en este poema los pensamientos de una víctima de élla.

 

cuando leì el párrafo inferior que describe con mucha claridad lo que dice el titulo, me gustó más, comprendí más y aplaudí más por este melancólico, pero absolutamente real poema.
Bravo, Bravo....
saludos poeta..