Tajo

Me duele el corazón y no el del pecho,
que es otro corazón el del despecho;
me arde un tajo del gesto al corazón,
me arde un Tajo de pena, frustración.

No de sangre, pues otra es su razón,
y distinta su sangre, que es pasión:
a mí me duele un corazón maltrecho
que sin ser nada en todo está deshecho.

A mí me duele el ver mi condición,
de preguntar por ti de trecho en trecho
como si tú lo mismo hubieses hecho.

Me duele el corazón, aquel contrecho
que dijiste querer, insatisfecho,
del que de nuevo ignorarás su acción.

 

Ciertamente hay atingencias que suelen dejar tajos en el sentir
y no existen suturas adecuadas.
Me agrado leer
Saludos

 

Excelente soneto, que hace distinción entre el corazón que bombea sangre y el que bombea pasión.
Me ha gustado mucho.
Luciana.

 

Es un placer que les haya gustado, muchísimas gracias, de verdad. Un cálido saludo por igual a todos.