Tallando trazos

Llueve sal detrás de una caricia que se aleja y, el sollozar peregrina cerca.

Casi puedo ver una luz girando entre la fluidez de mi calma.

Sino pueda ya pensar, me iré de prisa, por el lado vulgo de mí el éxtasis.

Esta noche seré libido y deshielo.

Inquisición y descarte.

Desquiciada turbulencia.

Rimbombante melaza.

Oscuridad de mis espacios crónicos.

La nada acecha, y se ha quedado sin habla mi imagen gestual, una vez más, sin control.

Solo en las caricias de mi mente, imagino el raro musgo de una vida fantástica.

Descorriendo la palabra muda, sigilando las miradas frías.

Dominando mi estigma.

Descubriré el cielo sórdido; y será mi único destino.

Es tarde creo, para anclar en la estupenda fuerza de los mitos espejados…

Aunque pueda escapar de la cita con mi abismo, no borraré jamás la cara del dominio simulado. Lo percibo parado junto a mí, mirando desde la clandestinidad de un instante.

Milito en la erupción cayendo en picada sobre mi sentido común, y no sé, si todavía quiero hacerlo.

La magia de una voz, tallando trazos de retratos simulados.

Todo saldrá mejor, una vez que se diluya la perversidad de esta persecución maldita.

Es probable que retraiga el encanto de las figuras amorfas.

Y el sabor a soledad, se concentra y redacta el simulacro de una eremofobia que brota asimétricamente.