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Tarde de Otoño.

Tema en 'Prosa: Obra maestra' comenzado por drokash, 26 de Noviembre de 2013. Respuestas: 0 | Visitas: 820

  1. drokash

    drokash Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    18 de Noviembre de 2013
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    Estaba cansado, volvía a casa después de aquel día. Era casi de noche y había un silencio abismal, nadie gritaba, nadie reía, nadie le miraba, nadie le juzgaba por su aspecto; simplemente no había na​die. Su vida se había vuelto una rutina, era siempre lo mismo, la misma historia, los mismos pensamientos, las mismas personas y los días se le hacían largos y pesados. Volvía a casa por el mismo camino, pero cambió de recorrido antes de llegar a su destino. El camino era de arenilla, lleno de matojos, pero a él no le importó, solo quería cambiar aunque fuese una pequeña cosa, aunque fuese mínima, pero lo necesitaba.
    En aquel camino no habían luces, y las sombras de los abetos situados al borde del camino se abalanzaban sobre él intentando cogerle, intentando arrastrarle hacia aquella oscuridad. Pero él no tenía miedo; no estaba pensando en lo que le rodeaba, estaba hablando con él mismo, con su mente, estaba sumergido en sus pensamientos, intentando aclararse, pero sentía que cada vez, cada día que pasaba, la oscuridad le arrastraba cada vez más y más, y eso es lo que real
    mente le daba miedo, perderse a si mismo, perderlo todo y quedarse solo; y quedarse repleto de rencor y de odio, que la rabia le ahogase por completo y que, al pasar el tiempo, se viese tan ahogado y tan encarcelado en su propio mal que, finalmente, se diese cuenta de sus errores y de su profundo orgullo, de aquel orgullo que tanto mal le había causado, pero que no lo dejaría de lado por nada del mundo. Nadie le comprendía, él a ellos sí, a todos ellos, aunque no se diesen cuenta, él los analizaba y intentaba ayudarles, pero no les servía, ellos buscaban aprovecharse de él, buscaban manejarle, pero él nunca se dejaba manejar, él era libre, y a ellos no les gustaba no manejar la situación, sentirse desprotegidos. Él se sentía perdido. Pero en su mente apareció ella. Vio su sonrisa, recordó sus ojos…oh, esos hermosos ojos tan brillantes que le inspiraban tanta luz y felicidad en aquel mundo tan oscuro y cruel. Ella era la única que le salvaba de aquella vida oscura y le devolvía la ilusión de seguir viviendo cada día para poder hacerla feliz, la esperanza de poder estar siempre con ella le llenaba y le inspiraba a esforzarse cada vez más y a dar lo mejor de si mismo para que ella nunca se tuviese que preguntar cuan más de emocionante habría sido su vida si hubiese estado con otra persona, si hubiese amado a otra persona distinta. Y por eso, aunque ella no se diese cuenta, cada día intentaba dar más, ser un mejor hombre para ella y solamente para ella, porque cuando la piensa, no existe ninguna otra chica más para él, se le hace imposible pensar siquiera estar y compartir su tiempo y su vida con otra persona que no sea ella.
    Y poco a poco su rostro va cambiando, pasa a coger color, sus ojos comienzan a coger un brillo especial, un brillo nostálgico, sus mejillas, antes pálidas, ahora toman un tono rosado, y en su boca aparece una pequeña mueca, no de tristeza, ni de dolor, ni de rabia, al contrario, de felicidad. Y sumergido en sus pensamientos fue recorriendo el camino hacia su casa con la cabeza gacha, pero que más tarde levantó para observar una pequeña figura que le estaba esperando a él, y un escalofrío recorrió todo su cuerpo, que dio paso a un pensamiento de agradecimiento por fijarse en él entre tantos. Y a cada paso que se acercaba se le aceleraba más y más el corazón y no pudo reprimir una gran sonrisa que aguardaba detrás de esa coraza de hierro que nunca más volvería a ponerse: ERA ELLA.

    -BB-
     
    #1

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