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Tardes de lluvia

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por DARIO ALVAREZ, 9 de Octubre de 2015. Respuestas: 4 | Visitas: 477

  1. DARIO ALVAREZ

    DARIO ALVAREZ Poeta asiduo al portal

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    Tardes de lluvia


    Es Abril en el calendario penúltimo del siglo veinte y mi vida hace dos años atrás transcurre entre cuadros de enormes soledades, prisas por acudir al trabajo y retornar de él por acostumbradas rutas de la ciudad de Quito.

    Resido en La Magdalena, un barrio del sur capitalino, irregular en su topografía y su trazado urbanístico, que hace de él una extraña conjunción de lo antiguo y lo moderno, en sus calles, en las fachadas de sus casas, en las costumbres de la gente. Mi lugar de trabajo se ubica al norte de la ciudad, en el sector del Inca, y para llegar debo abordar dos autobuses.

    Por la distancia y la congestión vehicular me lleva alrededor de hora y media en movilizarme, al punto de salir de casa apenas florece el alba y retornar a su cobijo pasado ya el ocaso.

    El invierno ha plantado su campamento en estas latitudes hace un par de meses y no ha parado de llover. Los chubascos son más intensos en las tardes. El tiempo no es idóneo para la distracción a la intemperie, tampoco para romances ni paseos a paso lento contemplando el paisaje. Hacerlo sería empaparse de lluvia hasta tiritar como una trémula hoja en el viento y ganar una infección pulmonar. Es preciso entonces llevar consigo trajes impermeables y paraguas.

    Hoy, no es de esos días diferentes al temporal. De regreso a casa, únicamente me he detenido a comprar en la abacería leche y pan para el desayuno siguiente. El pasaje Aushyris me abstrae de la vía principal y a escasos metros una puerta negra de metal se abre a mi paso con cierto reproche.

    Llegado a casa, me aguarda lo de siempre: una habitación semivacía, un Cristo esperándome en su cruz, un libro abierto reflejando azules letras, un reloj colgado en la pared, el retrato de una infante, dos litografías de mi pueblo que me hacen añorarlo y un televisor que informa en el noticiero sucesos propios de nuestra cotidianidad: accidentes de tránsito por exceso de velocidad; sigue imparable el incremento de precios de los productos de primera necesidad; el Sucre pierde poder adquisitivo, el gobierno anuncia nuevas cargas impositivas – medidas económicas para sanear la caja fiscal la llaman-; y lo de temporada: intensas lluvias en la Carita de Dios; deslizamientos de tierra en la avenida Occidental; la lluvia se llevó una humilde vivienda en El Tejar; inundación en la vía del Trole en el desnivel de la “Y”, y más …; en los deportes: Los Puros Criollos de El Nacional avanzan a la siguiente fase de la Copa Libertadores de América -Esta sí es una buena noticia-

    Tras la ventana que da al patio encuentro a un pajarillo de gris y rojo plumaje solfeando su clásica canción. Mientras me despojo de las húmedas prendas, caliento una tasa de agua aromática para reponerme del frío.

    Por un momento, desde el pasillo de mi habitación me he detenido a contemplar este paisaje. Afuera, en toda la ciudad no ha parado de llover. De los tejados y azoteas se deslizan copiosas gotas de agua pronunciando monosílabos hasta formar diccionarios. Las luminarias se han encendido ya y son pocas las personas que transitan por la calle.

    Enciendo un cigarrillo, y el humo apenas embarcado en las alas del viento busca el infinito, desaparece ante mis ojos y sólo queda el olor de su partida.

    Me acerco hacia el velador de mi recámara y me reencuentro con mi péndola. En vagos apuntes traigo a mi presente, el recuerdo de aquella niña que sin llevar mi nombre la idolatré y la vi crecer como mía hasta hace poco tiempo atrás mientras el destino me hizo posible disfrutar su compañía. Hoy, lejos de ella y de mi pueblo, me estremece el alma, que hasta a veces en mis ojos se han dibujado corcheas de una canción de pena y líquidos sonidos de dolor han traspasado la tierra.

    Desde la provincia a estos días, hay cosas que han cambiado: he cerrado mis libros para dar paso al trabajo y aunque ya no escribo como ayer, sigo amando como ayer la vida azul y tranquila. Nuevas preocupaciones se apoderan de mi tiempo y difuminan mis ideas. Ya no leo historias de amor ni escribo versos con pomposas rimas. Ya no cruzo a cada instante el río de mi pueblo que hoy apenas lleva a rastras su malherida arteria.

    A pesar de todo, vivo, y a todos estos indescriptibles e inefables momentos intento darles formas y espíritus de golondrinas para que vuelen siempre altos y frescos en mi mente, aunque sea invierno y la soledad y la distancia me consuma hasta los tuétanos.

    Tardes de lluvia, únicas, melancólicas y vivas. Tardes de estrellas diluidas. Tardes de enero, de marzo, de abril. Tardes en las que son más grandes el frío y tu ausencia. Tardes hechas para el retorno del pensamiento al cotidiano techo y la añoranza del natal terruño. Días del noventa y ocho. Tú estabas lejos y yo triste…


    Quito, abril 20 de 1998

    AUTOR: DARÍO ALVAREZ
    PAÍS DE ORIGEN: ECUADOR
     
    #1
    Última modificación: 9 de Octubre de 2015
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  2. Alonso Vicent

    Alonso Vicent Poeta veterano en el portal

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    Se siente la melancolía y el peso de la realidad en ese alejamiento del lugar y de las personas queridas.
    Las tardes de lluvia propician los recuerdos y la añoranza.
    Me gustó tu prosa, compañero. Retratas muy bien esa ciudad impersonal y sus cotidianidades.
    Un saludo, Darío.
     
    #2
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  3. DARIO ALVAREZ

    DARIO ALVAREZ Poeta asiduo al portal

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    Alonso Vicente, un placer conocerte por este medio.- Agradezco tus palabras y la interpretación que das a mi composición. Seguiremos en contacto.

    Saludos desde Ecuador.

    Darío Alvarez
     
    #3
  4. joblam

    joblam Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Excelente trabajo. Entretenida y agradable la lectura con una impecable ortografía. Felicitaciones. Saludos.
     
    #4
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  5. DARIO ALVAREZ

    DARIO ALVAREZ Poeta asiduo al portal

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    Gracias Joblam por pasar revista a mis letras y dejar tu siempre bienvenido comentario.

    Cordiales saludos desde Ecuador.

    Darío Alvarez
     
    #5

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