testamento

yo, josé villa, poeta marginal de segunda afincado a últimas fechas
en cuautla, jalisco, calle ramón corona # 17, la cuarta casa a la derecha según se viene
del puente sobre el arroyo seco de la calle independencia
en pleno delirio alcohólico y tras haber pasado la noche sosteniendo
extrañas conversaciones con las ánimas, algún aparecido y
el espectro sin cabeza de mi abuela
-"¡sigue tragando alcohol, hijo de la chingada; a ver cuándo revientas por fin!"-
apurado por el convencimiento de que mi hora final tal vez esté más cerca
de lo que una evaluación superficial de las cosas haría sospechar,
y aleccionado por el ejemplo de las desastrosas consecuencias que morir intestados
ocasionó en el entorno familiar de viejos conocidos míos
-desde robos hasta homicidios pasando por secuestros y violaciones en grupo-
manifiesto de conformidad con el espíritu jurídico de las leyes de la herencia y su puta madre
ser mi deseo que al morir se haga entrega de los bienes de mi patrimonio
en el orden y a las personas que constan en la siguiente lista

la libreta azul de tapas duras con 100 hojas blancas a cuadros donde están escritos
alrededor de 40 mediocres poemas de amor y una canción cursi y pedorra
la libreta roja bla bla bla, lo mismo que
las dos de tapas blandas tiradas debajo de la cama
y el diccionario de sinónimos y antónimos
y el libro de fotos de cuadros de van gogh
y el bolígrafo de tinta negra
y una foto autografiada de riki martin que el puto maricón me firmó
una noche hace 5 años cuando vino a dar un concierto en guadalajara
todo eso se lo dejo a mi amiga edoclovia, alias "la clovis"
mesera del congal "la barca de oro", a las afueras de cuautla, donde también
presta sus servicios como fichera por horas con tarifa estandar de 100 pesos la hora
-"me dejo hacer de todo, menos introducirme una botella por el culo"-

mis dos pantalones levi´s 501 negros, todavía buenos para un rato
junto con el montón de t-shirts de algodón así como la camisa ralph lauren azul y
el pantalón a juego de la misma marca que adquirí en cinco cómodas mensualidades
para mi nunca-al-fin-celebrada boda con aurorita, mi auténtico y verdadero amor
-que a la mera hora se desdijo de las promesas hechas renunciando así de paso
a convertirse en la mujer del poeta más chingón de jalisco-
más una media docena de pares de calcetines con dibujo de rombitos
dos chaquetas de piel de imitación, dos pantalones cortos
un par de bañadores con estampado tropical tomi hilfiger y finalmente
un cinturón de piel de becerro con hebilla de plata en forma de cuernos de toro,
se los dejo a mi compadre melesio en agradecimiento
por todas las pinches botellas de raicilla que
generosamente me invitó a bebernos juntos durante las incontables borracheras
que nos pusimos en su casa y en las cuales no pocas veces, además
y aprovechando que melesio había quedado noqueado por la raicilla
acabé también por cogerme a norelia, su mujer -de la cual por cierto
debo decir que me hizo algunas de las mejores mamadas que
alguna vez me hicieron

la harley davidson low rider con asiento doble que compré de segunda mano
hace algunos años, durante la época en que anduve de novio con una baterista de heavy metal
(en ella nos lanzaríamos a recorrer sudamérica en dos ruedas hasta la patagonia y una vez allá
embarcaríamos en un mercante noruego rumbo a yokohama desde donde proseguiríamos
a través del norte de china, mongolia, kazajistán y el sur de rusia
en dirección a moscú donde remataríamos nuestra gran hazaña viajera
tomándonos algunas pictures en la plaza roja y
fumándonos un churro de maría con el kremlin al fondo
-una especie de acto reivindicador de no sé qué puta sublime ideología libertaria-)
practicamente nueva dado que poco después de comprarla
la baterista me mandó a la mierda para irse a vivir con un grafitero;
la dejo al asilo de ancianos "el sprint final"
en el entendido de que será puesta a disposición de los vejetes allí recluidos
para suministrarles un discreto medio de conseguir poner fin
-sin que parezca que su intención fuese precisamente tal-
al sinfín de achaques, taquicardias, sudoraciones, temblorinas
cagaleras, constipaciones, apneas súbitas etc
de que están tachonadas las tristes jornadas en el crepúsculo de la vida

el chevy dos puertas del 85
en el que hace 30 años me cogí por primera vez a la en ese entonces
bella, simpática, encantadora, complaciente y dulce chica que
con el tiempo habría de convertirse en mi mujer
darme 5 hijos, hacerme tragar toneladas de bilis, ponerme los putos cuernos hasta con
el tipo que lavaba los parabrisas de los coches en el semáforo de la esquina;
abandonarme en mi peor época (yo estaba preso por riña con acuchillamiento en un bar)
quitarme la casa, los ahorros de 15 años, los hijos, la posibilidad
de volver a respirar alguna vez de nuevo libremente
(y tantas más puteadas que me guardo para no hacerla más larga)
a esa desgraciada perra, entonces, le dejo lo que queda del puto chevy aquel
-lo único que no me quitaron los abogados excepto un par de calzones-
para que se meta del mismo hasta la última rondana por el culo

ya por último
el tequila que no me tomé, las mujeres que no me cogí
los negros que no dejé que me cogieran, los lugares a donde nunca fui
los grandiosos poemas que nunca escribí porque ya se sabe
que una puta piedra no tiene manera de dar agua
-y menos si la puta piedra en cuestión se dedica más bien a pasársela en juergas-
todas las cosas que me habría gustado hacer mientras viví
-pero que no hice ya fuese por desidia, incapacidad, falta de oportunidad
o porque en su momento pensé que más adelante ya habría tiempo para hacerlas-
y la aguda y lacerante nostalgia, en fin, causada,
más que por la efímera caducidad de los placeres obtenidos,
por el infinito vacío ocupado por todo aquello que pudo ser y no fue
eso me lo llevo conmigo al puto agujero para que eternamente
-cada vez que mis reflexiones póstumas me lleven a recaer en tales cuestiones-

me jodan tanto de muerto como me amargaron en vida

.

 

¿Podrías cambiar el testamente y dejarme la chaquete de piel de imitación?
me haría muchísima ilusión, y te lo agradecería eternamente (lee bien, eternamente. No quisiera yo que te llevaras un disgusto y leyeses enteramente)

te lo agradeceré
más allá de tu muerte,
más allá de la mía

la moto ya sería mucho pedir, pero me quedaría de puta madre con la chaqueta de piel

porque donde va una con una chaquete de piel sin una moto a juego
o una moto sin la chaqueta

anda, enróllate, déjame la cazadora. Te dediqué un poema una vez y esto no es chantaje emocional

besitos Villita