Tiempo (no apto para depresivos)

Domingo en la mañana, unas cuantas aves se acercan a los platos de alpiste y agua azucarada en el saliente de mi ventana.
Sus gorgeos y cantos me despiertan como una escena de Disney.
Apunto mi vista al reloj en la pared marcando las 05:55... en unos minutos se accionará el despertador con la música de mi webradio favorita, con sus mezclas de country-rock-indi-kpop-clásica-andina y pasillos.
Repaso mentalmente el plan de hoy antes de levantarme.
Un fogonazo verde entra por la ventana para cambiar de inmediato a un blanco azulado.
El tiempo se esconde mientras los engranes de mi cabeza se mueven haciendo ruidos sordos, como un tinitus que oscila de lado a lado.
Han transcurrido cinco... talvez diez minutos. Preparo mi brazo instintivamente para levantar la sábana, ladearme y empujar mi cuerpo fuera de la cama, mientras el reloj marca 05:55.
Me incorporo para ver por la ventana dos parajillos estáticos. Pongo mis pies en los felpudos de corcho y me enrumbo al baño.
Hago muecas frente al espejo mientras me doy dos cachetadas para despertarme del todo. Al abrir la canilla para asearme brota nada del grifo, e igual en la ducha.
Me toca asearme en seco con algo de alcohol y enjuage bucal.
Regreso al cuarto y controlo que son las 05:55, y me visto con la calma de tener tiempo de sobra.
En la ventana siguen inmutables las dos aves en silencio.
La casa se inunda del ruido de mi trajinar, que se acompaña cada día con el canto del gallo... pero parece que hoy alguien se olvidó despertarlo... o darle cuerda.
Ya con ropas cómodas bajo al living y presiono el encendido del webtv, dirigiéndome luego a la cocina por un bol con frutas picadas, cereal y un gran vaso de yogurt frío.
De regreso en el living tomo una cómoda posición en el sofá para ver una pantalla negra... presiono una y otra vez el encendido para darme cuenta que no funciona. Regreso a revisar el reloj que insiste en marcar 05:55...
De seguro se fué la energía y nada funciona.
Busco mi celular que extrañamente marca también 05:55. Reviso sus menús y programas, pero aunque cambian las pantallas todas parecen congeladas... ni siquiera puedo poner música, ni escuchar los mensajes...
Me recuesto en el sofá para desde mi estática posición contemplar como la luz de sol irá cambiando su inclinación y posición sobre las paredes.
Pasan los minutos y mi propio silencio se ahoga con el silencio total. Un ligero tronar de mis huesos de la mano resuena con eco lúgubre, como si las paredes fueran de granito sepulcral.
Voy tronando cada articulación hasta que consumo todas, y me quedo desprotegido frente al silencio.
Contemplo la luz solar sobre las paredes, y noto que no se ha movido... ha pasado quizás una hora o dos, pero el sol sigue marcando una misma posición.
¿Qué clase de limbo es este?
¿Acaso es la antesala de la muerte?
Mis neuronas son absorbidas lentamente por el silencio, mientras percibo unos pasos bom... bom...
Procuro calmarme, pero las pisadas crecen como si algo o alguien se acercara.
Mientras siento mi espalda acumular sudor, las paredes multiplican los ecos, BOM bom... BOM bom...
Esta sensación de aislamiento, sin otra piel que rozar, es peor que la soledad... es un abandono pavoroso.
Mi frente gotea cada segundo al notarme alejado de toda compañía... ni humana, ni digital... solo frente al silencio marcado por un destino que se acerca.
Podría ser la misma muerte en trayecto por mi alma... si al menos pudiera parar sus pasos...
Cada golpe es como un pálpito de mi corazón.
Como el latir de mi corazón...
Mi corazón...
Me embarga el terror sombrío de las ánimas sin descanso. De aquellas almas sin perdón alguno y millones de olvidos.
No hay brisa, ni tiempo... solo un latido que me inunda de pavor... que no atino a comprender pero igual oprime mi pecho y retumba mi corazón... pero...
Y si detengo mi corazón de seguro detendré al caminante...
Veamos.
Uno... Dos...
Beppp...

 

Grandioso, creo en los nahuales y los fantasmas. Me han dado pruebas de su existencia. Super prosa dragon, felices dìas.