Tiene usted razón, padre

Tiene usted razón padre, tiene usted razón y lo peor es que lo sabe. Sé que en más de una ocasión me he dejado fluir con demasía, he dejado demasiado que mis instintos hablaran por mí en tantas ocasiones que mí memoria falla más allá de lo puramente necesario. Es cierto, perdí demasiado el tiempo, siempre tuve demasiadas agendas y demasiado poco tiempo. Siempre en lucha contra la podredumbre siempre en lucha contra mí mismo y eso es lo peor que puede hacer un hombre
¿Y qué si ahora estás muerto? De momento tengo el primer Round ganado. Yo estoy aquí y tú estás ahí abajo. Mire usté que bien ¿no?. Podría escupir sobre tu tumba, zapatear sobre ella o bailar un tango con mi amiga sobre ti incluso follármela y no podrías hacer nada. ¿Quién es el perdedor ahora?
Sé que llevas la eternidad de la mano o eso te gustaría pensar como me dijiste aquel sábado que llegué a casa al amanecer. Lo recuerdo como si fuera hoy, como si acabara de suceder. ¿Quién eras en ese momento? ¿Quién era yo? No lo sé, la verdad. Éramos dos desconocidos, yo te miré a la luz de los primeros rayos del amanecer y descubrí sombras en tu rostro descubrí expresiones que desconocía totalmente. Entonces me di cuenta de que eras un maldito extraño para mí. Y sé que tu pensaste lo mismo respecto a mí.
¿Y ahora qué?
Es frío este cementerio. Es muy frío. ¿Se debe de sentir solo, no? Toda la naturaleza haciéndose con sus entrañas sus manos hundidas en la tierra las hormigas trabajando sobre su boca los gusanos devorando su polla. ¿Está intentando gritar? ¡Que clase de grito silencioso! Que curioso. Casi me parece oírle sollozar. No se sienta usted así, hombre. Si usted era un dios ¿no era eso en lo que habíamos quedado? ¡Entonces a que viene esta caída! Levántese.
Ah no, que no puede.
Que pena. Me gustaría matarlo otra vez.
Me contentaré con mear sobre su lápida