Todo tan animal (fabula)

TODO TAN ANIMAL

"He perdido el valor”;
dijo un abominable mitad cabra, gallo y carnero;
mientras que solo miraba y mascullaba las hierbas
que corren tras el sendero.
Y a pesar de saber que era el más tierno,
jamás entendió como encontró el averno.

¿Qué hay más humillante para ese engendro,
que no encontrar alimento que masticar?, pensé.
Reconociendo que con dulce compostura,
sonrisa y aire desenfadado, este triste diablo
incluso podría liderar.

Ya ni con el “descorche” de las flores en primavera
podía empatizar.
Todo tan escrito, todo tan amado, todo tan previsto.

Todo tan animal.​

 

Debe tomar consciencia, de lo efímero que es vivir, en el plano físico de existencia. Y también, de las consecuencias de haber nacido. Porque somos vulnerables, y todo es anecdótico y provisorio. Importando más, la obra. O sea, el Verbo. No tanto, la contemplación beatífica, y casta. Hemos de estar como Jesús de Nazareth: Con la gente. No como san Juan Bautista, que oraba y predicaba en el desierto. Hay una santidad que se entrega. Y es valerosa. Ésa es la única santidad.