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Todos vivos

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Hannah Alarcón G., 6 de Febrero de 2017. Respuestas: 1 | Visitas: 322

  1. Hannah Alarcón G.

    Hannah Alarcón G. Poeta asiduo al portal

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    Mujer
    La mañana del día 10 de noviembre, después de despedirnos de la abuela, que ya tenía prendido su auto para salir también, nos dirigimos a la escuela a dejar a los dos moustrillos hermoso que viven conmigo. Dos minutos después a mitad de camino, suena el celular, a Dios gracias por el manos libres.
    Era mi hermana:
    - ¿Oye dónde vas?
    - A mitad de camino. Por la veterinaria. ¿Por qué?
    - es que mi mamá se cayó de las escaleras dice que le duele mucho y no se puede levantar ¿te puedes regresar?
    ¿Que esperaba que le dijera? "Voy a dejar a los niños y terminando la cita con el cliente de hoy, yo te llamo y te aviso", pues no, claro que no.
    -Ya voy para allá.

    Cuando llegamos encontramos a la abuela tirada a un costado de las escaleras en un tipo de gemido silencioso, si es que eso existe.

    - Le estoy hablando a la ambulancia pero no contesta- dice mi hermana - quiere que la llevemos en tu camioneta.
    - No inventes, la vamos a lastimar más. Llama a todos los números que tengas, a ver a quien le contestan primero.

    Mientras ni hijo de 4 años le pregunta a la abuela.
    - Abolita (aún no pronuncia bien muchas palabras) ¿que te pasó?
    - Rodé por las escaleras, amor.
    -¿Cómo pelota? -le dice con los ojos bien abiertos.
    La abuelita intenta no reír por que tiene mucho dolor y solo esboza una ligera sonrisa.
    Yo dejo al nieto ahí, se que le servirá para darle ánimo. Sólo le advierto que no puede tocarla ni moverla.

    Por fin contestan en el 066, mandarán a quien esté más cerca.

    Uno de mis hermanos sale de la habitación, se estaba bañando cuando paso todo y fue quien ayudó a mi hermana a, desdoblar a mi mamá, quien quedó en posición fetal entre las escaleras y la pared, que tendrá unos 50 centímetros de separación. Aunque mi mamá está chiquita, 55 años,1.50 mts. de altura y 55 kilos de peso (no había reparado en que son muchos cincos), a simple vista parece que se hizo mucho daño.

    - ¿Abolita por que quisiste caerte?
    Entre el dolor y la preocupación, mi mamá no puede dejar de intentar reír.
    - No mi amor, yo no quise, fué un accidente. No me hagas reír por que me duele.
    - Dame tu mano, yo te doy fuerzas como cuando me ponen inyección.

    A lo lejos se escucha la ambulancia.

    - Ya no te rías mami que no te van a creer que te caíste.- Le digo yo.
    - Le van a decir "Señora, si se está riendo, no le duele tanto. Párece, no se haga", dice mi hermana.
    Mi mamá emite gemidos que interpretamos como risa. Después unas palabras que no podemos entender. Mi hermano se agacha para escuchar y se levanta riendo.
    -Que le va a decir al doctor que necesita vacaciones y no encontró otra forma de tenerlas, jaja.
    - Ya están aquí, comportense que van a pensar que es broma- les digo, mientras salgo a recibir a las paramédico de la cruz roja.

    Mi familia es un poco extraña, hasta en las situaciones más tensas, tristes o desalentadoras, encontramos algo de que reírnos, aúnque sea una leve sonrisa sarcástica. No es una familia norma, pero es mi familia.

    Esguince de segundo grado fue el diagnóstico. Lo que yo entendí fue, desgarre en los tendones y tejidos blandos del cuello. Asi que dos meses con collarín, fueron las vacaciones de la abuela, en absoluto reposo. El primer mes no podía ni levantarse sola de la cama. En realidad le ha tomado más tiempo del previsto el dolor del cuello, pero por lo menos ya recobró su independencia.

    La verdad es que nadie me ha mandado ser la cuidadora oficial de mi mamá y su casa, pero yo sola me metí en esa camisa de once varas.

    Después que ella misma me despidiera de mis funciones diciendo "ya me pude hacer de almorzar yo sola, deja que tus hermanos hagan lo demás, que se paren los flojonazos" (palabra dominguera de mi madre que dudo este en algún diccionario).

    Mi idea era descansar un poco de tanto ir y venir. Pero llevo cuatro semanas con los chicos enfermos, si no es uno, es el otro, los dos juntos, de nuevo uno y esta semana también me toco, los tres al mismo tiempo.

    Para mí, este sábado pasado a sido el primero libre en casi tres meses. Distraje a los chicos todo lo que pude para que no tomarán su siesta en la tarde, con el malévolo propósito de que durmieran temprano; a las ocho ya estaban dormidos. La tina caliente, una película completa que vi en televisión y lo mejor de todo; pude escribir, no concluí nada, pero mi pluma voló en el papel. Me encanta dejarme llevar por ideas esparcidas aquí y allá.

    Inicio de año. Todos vivos, todo bien.
     
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    Qué gusto leer relatos tan naturales y emotivos como este. Haces que uno se sienta participe de la historia. Buen trabajo. Un gran placer. Recibe un cordial saludo.
     
    #2

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