Tragedia en el pozo Emilio

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Hoy, veintiocho de octubre, es un día gris desde las botas hasta la punta del pensamiento, lo mismo nos duele el alma que se nos cae la mirada. Al pie del castillete nuestras manos se mezclan y se agitan, forman un solo cuerpo quienes entran y salen, vivimos en la aleación perfecta del instante y miramos con recelo al calendario. Somos mineros.
Aquí, en este lugar, hace tiempo dejamos olvidadas las palabras y no hemos conseguido recuperarlas. Por eso, ahora, después de un año, no hablamos; solo miramos. Hemos aprendido a hablar con la mirada.
Aquí, junto a unos vagones olvidados, entre el ruido bronco de la jaula y el silencio de los montes, perseguimos vuestra ausencia. Lejos queda aquel octubre lleno miedos, la orfandad, el dolor amarillo, las lágrimas en negro; sin embargo, cuánto nos gustaría regresar a este castillete solitario para respirar el aire azul de antes de aquel día.
Y hemos vuelto con las luces a ras del cielo, al lugar de la cita: apenas ha cambiado; permanece igual, rindiendo cuentas a la historia, a vuestra memoria viva.
Nunca será soluble el recuerdo. Mucho mejor usarlo como símbolo, pues solo tenemos vuestro recuerdo mientras seguimos caminando amarrados al futuro, añorando el aroma de certeza, dejando destellar alguna vez promesas de vivir muriendo a veces. Viejo paradigma del minero, sortilegio de palabras que no nos hacen justicia. Lo vimos una vez en distintos ataúdes. En el dolor de preparar la despedida.
Contemplando hacia atrás en la jornada, os deseamos descanso eterno, gritando en un gemido oscuro como el tiempo que alguna vez fue vuestro ¡¡Nunca os olvidaremos!!

 

Ay Engel! Qué belleza! Es un privilegio tener acceso al talento que compartes aquí, y al profundo mensaje que en tu voz, refleja el sentir de una comunidad.
Toda mi admiración:
Paloma.

 

"Lagrimas negras", no hay palabras, solo la mirada se posa en el recuerdo. Cuantas cosas dice ese silencio...

No he podido evitar dejarte un abrazo antes de salir aunque no ha haya visto el vídeo aún.

Volveré, tengo suerte, otros no pueden aunque seguro que siguen tus pasos de poeta.

Abrazos

 

Hola, Paloma. La suerte es tener compañeras como tú. Mil gracias por la visita y el cálido comentario.
Besos...

 

Cierto, uno se empeña en ello pero, a veces, no hay palabras para expresar los sentimientos.
Un beso y mil gracias por la visita.

 

Hoy 28 de octubre es el día en el que había que volver..., para acompañar a todos los que observan en silencio, la ausencia y el recuerdo.
El lugar de la cita se mantiene intacto en aquel momento donde todo desapareció, desde la vida contraída imposible de excavar más.

Un abrazo con cariño a ese pueblo que sufrió y sigue sufriendo por aquellos que, aún tan presentes ya no volverán.

Palmira

 

Te agradezco de corazón y con el alma tu regreso a este humilde homenaje.
Fraternal abrazo, compañera de letras.