Tras marcharse.

No sé que coño me pasa, pero ya nada tiene sentido. Cada día sueño con haberte hecho feliz, y haber pasado mi invierno con el calor que me dan tus ojos. Tal vez perdí la seguridad de tus abrazos, o la fe por la vida, o tal vez sólo sea que estoy harto de que nada salga bien nunca. Pero esta vez, me siento derrotado. Siento que mi odio, hacia mí mismo, aumenta conforme te vas alejando, como mi interior se rompe con cada beso en la mejilla, con cada te quiero silenciado. ¿Cómo cambiaste mi vida de esa forma? ¿Por qué nada tiene sentido sin ti? No sé que me has hecho pero me has cambiado la vida. Me has devuelto las ganas de vivir, pero a tu lado... y eso no es posible... ¿Qué hago? me pregunto. ¿Espero que algún día vuelvas? o... ¿esto ya está acabado para siempre o sólo es un bache más? Solo sé que mi interior llora, y cada palabra es una lágrima que brota de mis dedos hasta llegar a este papel absurdo que solo me va a hacer recordarte más, admirar mi dolor, observar tu ausencia. Lo fácil no vale la pena, por eso tanto resisto fiel cada día.
Cada poema, cada mirada, cada pensamiento, va dirigido a tu ausencia. Quizás por lo extraño y especial que fue todo, quizás porque no sólo te quedabas en el polvo, aunque lenguas viperinas quisieran malmeter. Llámalo como quieras, yo prefiero no encerrar un significado tan grande en una palabra tan pequeña. Estas líneas me las regala tu vacío, para seguir autodestruyéndome poco a poco... ¿Qué va a ser de ti? Me pregunto insomne cada noche, ¿qué va a ser de nosotros?
Mancho folios en blanco por vómitos de sentimientos, porque así me siento mejor. No quiero fama, ni dinero, ni impresionar a nadie, sólo busco comprensión. ¿A quién de vosotros no le jodió el amor tras marcharse? ¿Cuántos de vosotros sufristeis por ese amor? Pues bien... hoy ya es tarde.