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Triste despedida

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por Andréstoto, 18 de Diciembre de 2009. Respuestas: 0 | Visitas: 3072

  1. Andréstoto

    Andréstoto Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    31 de Agosto de 2009
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    Otra vez estoy aquí, tan solo como siempre, solamente acompañado de mis pensamientos; y pensando en ti, lentamente mí corazón triste está y se marchita. Tu partida es inevitable, nunca supiste lo que sentía por ti. Sin embargo no me olvidaré, tal vez algún día te vuelva a ver, quizás entonces sepas por qué actué muchas veces de esa manera; ¿Cuál es la verdad? Bueno realmente puedo aparentar muchas cosas, a las personas que me rodean, incluso a mí; hasta yo mismo varias veces pensé ingenuamente haberme olvidado definitivamente de ella, pero es una ilusión falsa, traté de ocultar entre aquellas personas mis verdaderos sentimientos hacía ti, pero a la larga, siempre sabré que me enamoré de ti. ¿Me duele, tú partida? Sí, si me duele, la nostalgia me acompaña, tu silueta persiguiéndome inexorablemente en mis tristes sueños está presente, estos tormentos llenos de un extraño sabor de felicidad amarga están. Ahora ¿Qué puedo hacer, qué puedo decir, cómo debo actuar? Realmente no lo sé; no sé qué decir, cuando el tiempo fatal llegue; y tenga que despedirme de ti. ¿Cómo haré tal esfuerzo supremo? Solo tendré que lentamente, decirte adiós, sin que sepas mis sentimientos hacia ti, o quizás no hacerlo, tal vez no estar presente en tu partida. No pude ni siquiera pronunciar tu nombre al mundo. Adiós para siempre, adiós amor; solo mi silencio, mis simples palabras, y aquellas miradas vagas que se desprendían de mi alma hacía ti, de manera fugaz, y que realmente no representaban nada para ti, quizás para mí fueron eternos momentos de soledad placentera; todos aquellos aspectos escuetos conjugan lo que tú recordarás de mí. ¿Qué estás haciendo,… me pregunto? Solamente, estoy escribiendo un triste poema de despedida que nadie lo escuchará, que tú no lo sabrás y sin embargo estas palabras son para ti. Por lo tanto este austero poema con la realidad trágica de mi vida, es una manera de despedirme de ti, claro que obviamente es mil veces mejor poder leértelo; pero no tengo el valor necesario para hacerlo y me veo obligado a decirte adiós con estas palabras mudas, que lanzan sendos gritos a mi alma, y serán para el futuro bitácoras del vuelo de mi vida sin ti. Adiós preciosa, adiós para siempre, por la eternidad pensaré en aquellos momentos fugases que fueron muy hermosos para mí, y los llevaré en mi pobre corazón trisado y agrietado, perdóname por no poder mirarte a los ojos y mantener una mirada hacia tus pupilas bellas, y decirte que siempre he estado enamorado de ti, perdóname por favor, por todo lo que hecho, muchas de mis acciones aún que duras, o tal vez estúpidas, o carentes de sentido; solo tenían un propósito único y definido: tratar de todos los medios, el no darte a saber mis sentimientos hacía ti. Perdóname por no poderme despedir de ti, lo siento, pero, es mejor que todo se quede tal como ha estado desde el principio; es mejor que no sepas mi verdadero sentimiento hacía ti. Quiero que sea feliz en absoluto, y, yo sabía perfectamente que si te decía la verdad, aquello solo sería un estorbo, freno, impedimento; llámalo como quieras; pero no estarías libre de volar, y tocar tus sueños. Por lo tanto sigue y alza el vuelo sin mí, yo me quedaré solo, y mirándote sonreír. Aún pienso en ti cada vez que puedo e intento recordar tu manera de mirarme, tus preciosos ojos, tu hermosísima personalidad, tú brillante sonrisa. Inocentemente creía que llegaría hacer más que tu amigo, pero ya ves, no se dieron así y es mejor estar solo, que estar junto a ti, parece tonta esta última frase que narro; pero así es como siento en mi corazón. ¿Luego de tu partida, qué me queda? Volveré nuevamente a mi realidad alterna, volveré a llorar en silencio, sonreiré pero estaré con el corazón roto; en las noches tu recuerdo a mi mente llegarán a atormentarme. Solo, en soledad como la noche fría, callada, sigilosa, llena de secretos; testigo de mis angustias, absolutamente inmutable, monstruosa; así me quedaré sin ti. Nuevamente trataré de explicar a mi corazón el por qué llora tanto mi mente, el por qué mi aliento es amargo como el ajenjo, el por qué de la vida sin ti. Mis ojos ya no brillarán con la esperanza de verte, más bien ahora despedirán un brillo como de vidrio roto y resquebrajado; ya no tendré que sentir el peso, de estar junto a ti, que me producía angustia, quietud, sosiego, paz, tormenta, felicidad relativamente duradera y amarga al mismo tiempo, dulce. ¿Desaparecerás de mis sueños? Tal vez la respuesta solo el tiempo me la dará, pero espero que no suceda así. Ahora debo despedirme, debo terminar ya mi poema inútil, debo cerrar está triste página de mi vida color escarlata, ya no me queda ningún recurso para impedir tu partida, debes resignarte, y deja ya de reprochar tu dolor al mundo. Alégrate por su felicidad, y recuérdala por siempre, tenla en tú corazón; como la chica que me hizo sentir el amor puro, leal y casto que sentías por ella; no la olvides nunca. Creo que ha llegado el momento de decirte adiós; solo déjame darte un tierno beso en la distancia, con mi mente y corazón. Adiós para siempre, adiós princesa de mi vida, ahora vuela a tus sueños y sé feliz por mí. Adiós, Adiós, Adiós amor mío. Por: Andrés Quinteros R.
     
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