Trivagación: Simpatía decepcionante

Simpatía decepcionante


Uno no puede evitar que, en su camino hacia la reinvención, aparezcan entes naturalmente simpáticos y espontáneamente hostiles. Es propio de las amistades peligrosas, ya se sabe, uno no debe esperar menos de aquellas que pecan en ser demasiado perfectas. En verdad luego resultan ser las más fulminantes.

A este respecto, mis habilidades sólo eran tres: Paciencia, Agudeza y Arte para los dramas. Es más prosaico atacar las decepciones; yo no me jacto de mediocridad aunque siempre se llega al lamentable estado estacionario entre lo que debe hacerse y lo que parece más fácil... Por tanto, tomé la sublime decisión de concluir quién era más importante. Si la simpatía decepcionante o yo, el habilidoso, el artista trágico.

Al fin, muy rapidito, la balanza se decantó por el lado paciente. Había obtenido mi victoria, sobre un suelo de batalla no ensangrentado, bajo un cielo visionario y con el amparo de los que todavía confían en el orgullo. Básicamente renuncié a lo que otros muchos abrazan, a la molestia inútil, a ese vacío estúpido o a ese fracaso estrepitoso al que se confían muchos de los que acaban destrozados por las amistades peligrosas.


Con la Paciencia instigué a la Agudeza para que soportase demasiada arena; y esta Agudeza espoleó mi Arte para los dramas. Una secuencia de acontecimientos de lo más placenteros teniendo en cuenta que me están prohibidas las alegrías azules.

Y ahora, como siempre pero más afortunado, seguiré teniendo los ojos bien abiertos y las salidas más cómodas.

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Luciand​