Tu camisa verde.

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Tu ventana estaba abierta pero eso no nos importaba. Estábamos en tu cama haciendo el amor. Entregándonos al embrujo de estar juntos.
La aurora dibujaba en nuestros cuerpos, colores inolvidables; como las esencias que recibía al rozarnos y las sensaciones que producían en tu piel mi piel, que, las pintabas en tu rostro, en la expresión de tus ojos, en tu voz, dulce melodía que emitía palabras de deseo, de querer más de mi ser.
La ventana estaba abierta y el beso que siguió a nuestro cabalgar matutino fue dulce y lleno de ésa complicidad que llevamos desde que nos vimos por primera vez...
Estaba abierta la ventana. Con sus dos hojas de vidrios pequeños que, cubrían tres cuartas partes de ésa pared, de par en par. El aire fresco reparador, que entró por ella, sin pedir permiso, anunció su llegada acariciando las largas cortinas blancas, que danzaron suaves y sinuosas al paso de su cuerpo. Sólo eso hizo que me levantara de tu pecho en que tenia reposada mi cabeza, para mirar.
Por ella se veía un jardín hermoso.
Estaba desnuda y tú me mirabas como caminaba por la habitación, en donde estaba sólo tu cama y dos muebles.
Me encantabas con tus ojos brillosos que me provocaban a seguir en mi juego de seducción que tenía contigo y del que no sentía que te cansaras. Te sentía tan mío y yo tan tuya que si el universo se hubiera ido de nuestros pies no lo habría sentido.
Quise ver más, por lo que, me puse una camisa tuya, verde musgo, que me quedaba muy grande y tú reías pero me repetías, que me veía sensual y me acompañaste a mirar por la ventana...
El jardín era bello pero, lo más bello de allí, era un árbol en medio de Él. Un árbol frondoso. Debajo, había una canasta llena de frutas jugosas de todo tipo. Se veía tan bella que la contemplamos por un tiempo largo abrazados como te gusta a ti...tú por detrás tomando mi cintura y oliendo mi pelo, teniéndome toda tuya, y yo sintiéndome protegida.
- Está preciso para sentarse a leer -aseguré- (Tú reíste)
-¿Y tú que lees?- pregunté- (Reíste más dejándome entre ver que no lo hacías).
Quise saber de quien era el jardín y me salí de tus brazos a ver. Me pediste que no lo hiciera porque si lo hacia temías que no volviera pero, yo iba con tu camisa, y reía, ¡como no iba a volver!. Sólo iría a saber de quien era ése jardín...y tú que no querías que me fuera de tu habitación, dijiste: ¿"Qué hago yo ahora con todo esto que siento por ti si no vuelves?" y yo reía de lo exagerado que te habías puesto. Si. Yo volvería, era mi deseo, además, andaba con tu camisa encima y necesitaba mi ropa para irme...
La ventana seguía abierta. Ya no importaba quien viera hacia adentro, como el sol que se asomaba lentamente, con pasos sinuosos, para no romper la magia que entre los dos había allí, con tu bello cuerpo, desnudo y mi cuerpo, cubierto por tu camisa, para no romper la magia de amarnos sin escondernos...
Abrí la puerta y tu mano tomaba mi mano..."sólo no te vayas"-pediste- "regresa, no te vayas"-insististe y yo reía más... ¿como podría irme lejos? si sentía que tu cariño era el impulsor de todo lo bueno que había en mí, tan cobarde que había sido siempre...
El sol invadía la habitación y un rayo acarició mi cara, con lo que, en la milésima de segundo que quise perderme en tus ojos para darte un beso y sellar mi promesa de que volvería, me encontré en mi cama sin ti…
Y había sido tan real, tan real tu piel, tu voz, tu ser conmigo, que sentí tu ausencia traspasando mi alma, lacerando algo tan ínfimo de mí pero al mismo tiempo algo demasiado infinito, rompiendo, lesionando ...
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[COLOR=seagreen][FONT=Century Gothic][FONT=Comic Sans MS][SIZE=4]De: "Fantasmas en mis pestañas".[/SIZE][/FONT][/FONT][/COLOR][FONT=Century Gothic][FONT=Comic Sans MS][/font][/font][/font][/font]