Tu poesía

A Miriam y a M.J. Réquiem

Fue una mañana dulce
de café y mundo,
los dos sentados mirando,
tú, mi universo
de ojos y cielo,
yo, tu universo
de ojos y cielo,
limpia y tranquila
me llamabas paz,
y yo sentía
que la guerra
de mi poesía
se ahogaba
entre tus dedos,
que mi cuerpo
era humo
de mil batallas,
que mi carne ya nunca
volvería a colorearse
con las mismas llamas
y que mi memoria
era arrastrada
por el agua
de tus ojos.


Me cogiste de la mano
después del alba
y, durante mil segundos,
disfrazamos el mundo
de números y por qué,
de matemáticas y física,
de química y cosmética,
de átomos y luces,
de verdad
lo disfrazamos,
pero un frío azul intenso,
como un momento
del alma,
palpitaba silencioso
sobre mi nuca,
quizás avergonzado,
y mi mejilla
te dejó marchar…

“…la última vez
que toqué tus dedos
temblaron mis pies
de tierra…”

…partí de inmediato
en busca del sol
y le pregunté
sosegado al horizonte
por la blancura
de tu piel.

Al final del día
el mar de mi tierra
se ausentó aprovechando
el viento africano
y contándole al cielo
que mi sueño
era mentira,
¡mentira!,
visitó a mi pluma azul
de papel
y me narró
con susurros
de tus labios
tu poesía fugitiva
pero demasiado temprano,
tu poesía de botellas
que querían
beberse el universo,
tu poesía silenciosa
en un mundo
de palabras ruidosas,
tu poesía cicatrizante
de sangres heridas,
tu poesía ciclópea
sumergida en aires
de ojos ciegos,
tu poesía,
¡heredera de María!,
tu poesía…
…¿has escuchado alguna vez
tu poesía?

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Bello poema, me ha encantado, placer de leerte, saludos... Mayra Eugenia