Tú por mí, yo por ti.

Como duelen las piedras
cuando vas sin zapatos,
como hiere el invierno
sin nadie en la estación.

Supo tan dolorosa
la muerte prematura,
este amor de verano
ya no es cosa de dos.

Me borro la sonrisa
negándote la guerra,
alimento el olvido
parando el corazón.

Así me voy silbando,
camino calle arriba,
ni tú me diste un beso
ni yo te dije adiós.

Ni tú me diste un beso
ni yo te dije adiós...

 

Me ha encantado, sí señor. Un poema directo al corazón, con un verbo sencillo (que no simple, que son cosas bien distintas), en el que se fusiona la melancolía con la resignación y con una pincelada (subyacente, no escrita) de esperanza en un nuevo caminar.
Perfectos heptasílabos, perfecta la rima asonante en cada cuarto verso, perfectos versos blancos en los tres primeros de cada estrofa, y perfecto el estribillo final repitiendo los dos anteriores versos. De 10. Mis aplausos.
Un fuerte abrazo, querido amigo.
P.D. ¿Tiene nombre esta estructura?.