Tumbas anónimas

Se escuchaba el clamor desde la calle... entre el golpeteo de metales y la cortesía de improperios; el ruido de las botas casqueteando contra el suelo. Cansinos insurgentes se baten en desordenada formación contra los imperialistas, teniendo el todo por perder y un anhelo a la vista. Las mujeres de batalla, las que acompañan siempre, se desviven por cerrar heridas y atender a los debilitados.

Aceros que en forma de bayonetas visitan las entrañas de los desafortunados, se oxidan en lo profundo del recuerdo, ennegreciendo la historia, al dar cuenta de adelitas y matronas que lucharon hombro a hombro con sus amantes.

Y eternamente, en las calles de las ciudades que participaron en la contienda, se escucha el llamado a filas, la arenga y las palabras pujantes de las heróicas mujeres caídas en tumbas anónimas.

 

Todas esas tumbas, claman justicia...
Pones los pelos de punta.
Un fuerte abrazo y las estrellas que te mereces.

 

Gracias Rosario por leerlo y comentarlo.

Un abrazote.

 

Que buena obra, minirrelato o microrrelato, de enorme calidad. Te expresas divinamente. Y las imágenes son gloriosas pero funestas. No debemos olvidarlas y a eso apelas. Siguen clamando justicia desde el llanto del tiempo que va pasando, hay momentos decisivos para todos que se clavan en nuestra historia, que se ganarán líneas en los libros de texto de las escuelas, estudios y biografías sobre personajes tan anónimos como las tumbas que los albergan. Al final, pseudónimos para referirnos a tantos nombres de ellas y ellos, caídos. Te dejo rep, es original al 100% y bello como no podría serlo más.
Abrazos, compañero

 

No puedo quitar de mi cabeza la gesta de algunas de ellas.

El ejemplo de Gertrudis Bocanegra hiela la sangre.

Gracias Pablo por leerlo y comentarlo.

Un abrazo.