Ulises y la Virgen Vestal

En invitación de una Virgen Vestal y por un inmenso afán que le domina, Ulises viaja en su veloz carroza, tirada por corceles blancos, al templo de Eros sobre el mar Egeo en busca de paganos y sórdidos placeres, que tal vez tranquilos yacen en el lecho de la vestal doncella. Al final de la explanada surge el templo, el cual al sol majestuoso se levanta en clásica fachada Dórica de doscientas columnatas blancas, sosteniendo macizos capitales y frisos que al relieve, de Homero narran sus épicas leyendas. Cuatro esclavos Etíopes musculosos, transportan su figura voluptuosa en litera engalanada de plata y de rubíes, cubierto de sedales y fragantes rosas, tornando el aire perfumado en embriagante abrazo, por la estela que a su paso deja. Virgen Vestal es ella. en el templo de Eros oficiando. rindiendo favores y atenciones a Baco y al inquieto Pan, esos bonachones dioses de bacanales y carnales placeres, que le rinden a Ulises sus honores. Son ellos sus benefactores, que han elegido generosamente a la vestal doncella para que pueda complacerlo en el banquete de esa noche, todos sus placeres y descorrer el velo de las ocultas fantasías y eróticas pasiones de ella. Va de mano de lindos querubines escoltada regiamente hasta el altar, donde faunos cabrios espantosos vibran sonoros arpegios de sus flautas en concierto melodioso. Ella entra, sobre pétalos de rosas en litera de oro y terciopelo y acomoda sensualmente su figura. La tarde perezosamente se desliza permitiendo la noche cubrir en largas sombras el altar, mas acuden otras vírgenes vestales portando sirios que misteriosamente ahuyentan con su lumbre las sombras del altar. Se acerca Ulises silencioso a ella sus ojos clavados en los suyos, ella lo mira conmovida y excitada, su pecho prominente y sinuoso, su corazón jadeante en desenfreno en inequívoco mensaje y abierta invitación a ser violada. El baja su boca a la suya y la atrapa en ósculos carnosos y mojados, un deseo lujuriante la estremece pero Ulises no apresura, porque sabe que la titilación es de Eros el juego mas amado. Con cautela y muy paciente, desata los lazos de la túnica que oculta su corpiño negro, desnudos se descubren los montes de sus senos y el cenit de bruñidas aureolas de erguidos y rosados pezones que besa apasionado, mientras penetra su virginal y morada. Ulises dice a ella .... me has ofrendado tus sagrados virginales dotes y por ti descorrí el velo de tus ocultas fantasías, ahora que somos triunfantes
libres y felices, naveguemos pues por el mar Egeo, hasta la morada de los Atenienses.
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RRegis ....
8 .. 7 .. 15