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Últimas líneas.

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por ArseniKa Lunar(Dementia), 28 de Junio de 2012. Respuestas: 2 | Visitas: 634

  1. ArseniKa Lunar(Dementia)

    ArseniKa Lunar(Dementia) Poeta recién llegado

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    Estaba sentada escribiendo sus últimas líneas mientras se reía de cuantas veces había hecho lo mismo, “últimas” líneas saboreadas por el papel. No podía entender porque sus heridas no querían cerrar ni menos aún porque seguía sintiendo desolación si en su vida sólo habitaba la pereza, horas y horas eternas de hacer nada, alimentándose solamente del efluvio de su saliva, pero ahí seguía, escribiendo sus últimas líneas saboreadas por el papel, soñando con alguna vida paralela en que su belleza deslumbrara y su inteligencia dejara a todo ser humano con la boca abierta, pidiendo a gritos que alguien la salvara de perderse definitivamente en la negrura de la cotidianeidad y el hedor a muerte de su habitación. Llevaba ya un párrafo entero contando su tragicómica historia de payaso triste, de pobre arlequín resquebrajado por el tiempo, y seguía sintiendo que quería ser salvada, quería amar y ser amada, quería desear y sentir, sentir ganas de gritar y por sobre todo quería poder ser alentada a vivir.
    Esta sería la última oportunidad que le daría a la vida de jugar con ella a los “no sirves para nada, así que quédate quieta”, quería danzar y sentirse mujer, quería ser recorrida por otro ser y sentir que la necesitaban, ¿pero qué podía hacer si nadie sabía que existía?, llevaba meses pidiendo auxilio y nadie la notaba, no entendía porque lo único que podía hacer era recostarse en su cama sin poder soportar las voces de los que habitaban cerca de ella, todo la irritaba, hasta el más mínimo suspiro del viento que antes tanto la fascinaba, se sentía tan contradictoria, tan enferma de la gente y al mismo tiempo tan deseosa de ella, los odiaba pero, los requería, eran su verborrea preferida y el mayor de sus hastíos, quería vomitar la comida que no ingería hace semanas, mirarse al espejo y esta vez no encontrar nada, desaparecer en la arena de algún desierto inventado por su mente. “ Ya no quiero estar más, me he tumbado mil veces de rodillas suplicando y no ha servido, ya ni siquiera queda algo que inmortalizar, algún escombro del que afirmarse para justificar mi existencia” , después de escribir eso cerró sus ojos e intentó sin darse cuenta de que aún quería esperanzas, de recordar, de aferrarse a alguna mujer amante o a algún hombre seducido en su pasado, pero sólo perpetuaba esas noches bohemias llenas de mierda y sexo, de palabas sin importancia y de lágrimas mezcladas con alcohol, y a través de eso lo único que podía vislumbrar una y otra vez , era el vacío.
    Al abrir los ojos pensó por un instante en la posibilidad del suicidio, ella quería decidir su muerte, encendió un cigarro y comenzó a odiar abruptamente otra vez, con la diferencia de que al mirar sus manos y jugar a seguir la trayectoria del humo que emanaba de su boca hasta desaparecer, se veía a si misma como un ente superior, sentía mejor que todos ellos, tenía mayor capacidad de entendimiento, era real, se atrevía a ser real, vertía sinceridad por los poros, tenía la fuerza de nadie para soportar las heridas y vivir en la agonía de la eternidad, ¿se merecían ellos a caso un poco de lo que ella podía ofrecer? ¿Se merecían su amor y su incondicionalidad? ¿ Eran ellos capaces de notar a alguien tan valioso como ella?No, ella no era para este mundo, definitivamente ella quería algo mejor, y ese algo estaba más allá de cualquier razonamiento. Se detuvo unos instantes a reflexionar sobre esas ya mencionadas últimas líneas y lo patéticas que sonaban, miró su cama y se sintió desdichada otra vez, quiso envolverse entre las sábanas y esconderse del mundo, tenía miedo de ser herida, comenzó a arañar su cara sin darse cuenta y a morder sus labios hasta hacerlos sangrar esa miel que tantas veces había sido besada por aquel ser, pensó en sus amantes, en su familia, en esos pseudoamigos que jamás existieron en realidad más que en sus deseos de ser importante para alguien, y pensó en la soledad, que tanta libertad le había hecho sentir en un comienzo. Por un instante imaginó recostarse en el pasto en alguna noche estrellada y de Luna nueva, como tanto le gustaba hacer antaño, fumarse un cigarrillo y tararear alguna canción de esas que le llenaban el alma de suspiros. Pero no, ella seguía ahí, recostada en su cama mirando un techo podrido por la humedad, intentando de alguna manera escapar de ahí, si tan solo le hubiera tomado la mano en el momento oportuno a quién se la había tendido, si no hubiese sido tan egoísta, tan presumida y tan vanidosa, si no hubiese sido tan malditamente humana, no lo habría perdido, no estaría ahí, pensó.

    Por un momento todo se desvaneció ante sus ojos, las paredes comenzaron a aplastarla, quería gritar, pero nadie la escuchaba, las luces titilaban queriendo acompañarla en su desesperación, no entendía que pasaba, el único espacio que mantenía su posición era su aborrecible cama, era el único lugar seguro, la única manera de salvarse de aquel horror era seguir escondida en el espanto de su cama, mientras el sol intentaba entrar por la ventana para quemarla, para hacerla recordar…

    Y todo siguió cayendo por horas y horas interminables, mientras las voces humanas que escuchaba desde lejos la hacían estremecer de desesperación. Ya calmada comenzó a llorar, y sus lágrimas comenzaron inexplicablemente a hacerse gigantes, pero ya no se asustaba, estaba dispuesta a morir si esta era la manera que habían elegido para ella, se dejó caer entre los montones de sábanas y frazadas y comenzó a flotar por la habitación llena de lágrimas, ¿quizás estaba loca?, todo era un frenesí tan exquisito y tan bello, no quería hacerlo terminar, la música que emanaban sus gemidos le parecía digna de los Dioses más extraños y maravillosos, sentía su dolor, amaba su dolor, deseaba más de ella, comprendía al fin que sólo era esa su razón de vida, sentir como nunca habría de sentir alguien , anhelar como nunca algún ser habría de anhelar, y caer, caer como siempre habría sentido que debía, caer en lo más profundo de un abismo lleno de olor a tabaco y olvido.
    Ya no había otra sentencia, pensó en morir como hacía a diario, y comenzó a reir desenfrenadamente por la estupides de su monotonía, su rutina tragicómica y sin sentido, tocó su cabello grasoso, sucio y enmarañado, miró sus manos resecas y acarició su rostro herido, mientras volvía a imaginar algún sueño casi esquizofrénico.
    Era tan solo una sombra triste y dormida, o despierta, o quizás ni siquiera sombra y solo triste, quizás solo era una égloga mal hecha, o algún Pleonasmo banal y enfermizo, lo único seguro era que ya ni siquiera entendía porque no podía salir de esa habitación y porque los cigarrillos no se acababan nunca. Había una reminiscencia en su mente que le hacía casi volverse loca, pero no sabía que era, luchaba con todas sus fuerzas de recordarlo, esa era realmente la clave para entender porque sentía que repetía siempre lo mismo, y esa fantasmagórica idea de suicidio…

    Al fin vino un sonido a su mente, un suspiro. Se vio a si misma en un plano lejano, perdida, con los ojos desorbitados, enviciada con aquella hermosa pluma que le habían regalado alguna vez en septiembre, escribiendo cosas extrañas sobre lo remisible de la vida, en su vientre, sin reparar en el daño que se hacía, quiso detenerse, gritarle a ese ser reflejo de ella que se detuviera, pero ella tampoco la escuchaba, también era ajena a su existencia, para ese ente ella también era una ilusión, toda moción de vida se iba a extinguir si no la detenía, no había sentido tanto en su vida como ahora, era demasiado tortuoso para sus ojos seguir mirando como se hacía daño y no poder detenerse, no poder tener control sobre ella misma, ¡ella quería vivir!, ¿qué estaba haciendo esa maldita al arrebatarle algo tan suyo?, se tumbó de rodillas y le suplicó.
    Quizás ya no podía revertirlo, quizás estaba todo terminado hace ya mucho tiempo y ella sólo era un recuerdo, quizás sólo era el reflejo de la valentía o de la cobardía de ese ser tan igual a ella que había decidido morir, intentó detenerla otra vez, no quería volver a sentir la rutina, no quería volver a sufrir, no quería volver a…
    Sintió espasmos, las pastillas estaban haciendo efecto, además del anticoagulante que la hacía desangrarse rápidamente. Se dejaba extasiar por los gritos de terror de esos humanos extraños que la acechaban sin decirle nada, ahora si reparaban en su existencia, ahora si habían notado que existía, intentaban salvarla, traerla la vida otra vez, pero estaba muriendo, ya no podía disfrutar de ello, ¿qué había hecho?, ya no había soledad, no había rutina, estaban ahí, para ella. Se comenzó a sentir asquerosamente mal por última vez, el sopor y la amargura recorrían desde su cabeza hasta la punta de sus horrorosos pies descalzos, se hizo el silencio y ella rogó que todo terminara, se odió por algunas milésimas de segundo, suspiró y dejó caer su mano agotada al suelo retumbante mientras sonreía porque al fin todo para ella había terminado…
    …Estaba sentada escribiendo sus últimas líneas mientras se reía de cuantas veces había hecho lo mismo, “últimas” líneas saboreadas por el papel, últimas líneas que se repetirían eternamente para aquella bonita y desgraciada hasta que la tinta decidiera por si misma acabarse…



    *Si se les ocurre un mejor título para este escrito bienvenidas sean las sugerencias.
     
    #1
  2. dulcinista

    dulcinista Poeta veterano en el Portal

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    9 de Octubre de 2010
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    El título es perfecto mi querida amiga, perfecto
    para tu excepcional relato de una vida sumida
    en el abismo de la soledad y la tortura interior.
    Hay mucha sensibilidad en alguien que es capaz
    de escribir algo como lo que has escrito tú
    mi querida Arsenika.
    Gracias por este regalo.
    Besos y estrellas para ti de tu amigo Eladio.
     
    #2
  3. Dimitri Paria

    Dimitri Paria Exp..

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    23 de Abril de 2010
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    Vaya con la señorita... aplausos. digo por si algún día los lees. Es hermoso tu relato, ¿ya dejaste de escribir?
    un beso...dos, diez... ojalá lo hayas guardado... pa tus nietos...
     
    #3

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