Último viaje.

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Último viaje.

El calendario decía que era el día de los Difuntos, pero para ella era un día como otro cualquiera, no haría ostentaciones de grandes ramos de flores, le llevaría una sencilla rosa, cómo lo hacía cada día desde hace seis años que él se marchó, no había faltado ni un sólo día, era el momento de estar a solas con él, contarle todo lo que había hecho y los planes que tenía hasta volver al día siguiente.

Desde que él se fue, su vida era siempre lo mismo, pasada la desesperación y la impotencia de los primeros meses de ausencia en los que había derramado todas las lágrimas, sólo le quedaba gritar en silencio, y la seguridad.. esa seguridad, que ella necesitaba, de creer que esta lejanía acabaría, y que un día se volverían a encontrar, eso le hacía casi feliz, y sonreía cuando le imaginaba esperándola envuelto en una espesa niebla nervioso.. cómo cuando la esperaba mientras se arreglaba para salir, y al final la veía llegar esplendorosa, su cara cambiaba regalándole la mejor de sus sonrisas, ella correría hacia él con los brazos abiertos y él la elevaría hasta alcanzar la gloria, esa sensación la hacía emocionarse y quería.. deseaba, que el tiempo pasara velozmente para alcanzar ese mágico y deseado momento.

Habían sido felices durante veinte años que vivieron su amor, un amor que no había terminado, porque ella le seguía amando como el primer día, aunque físicamente era imposible, ella le sentía a su lado, casi le escuchaba respirar, no se sentía sola, nunca lo estuvo, cada mañana nada más abrir los ojos besaba su foto, y le hablaba de mil cosas.. de esas cosas que hablarían si él aún estuviera aquí.

Delante de su tumba su pensamiento le trasmitía fuerza y calor para seguir adelante, mientras ella preparaba poco a poco el equipaje para el último viaje y cada día guardaba en la maleta un sentimiento para entregárselo en el deseado reencuentro, tenía tantos.. besos y tantas.. caricias guardadas que aún en la eternidad les faltaría tiempo para entregárselas todas.

Se despidió de él cómo lo hacía cada mañana, besaría la rosa que pondría cuidadosamente en su tumba, y con un suspiro desde lo más profundo del corazón, le decía.. !!hasta luego cariño, no tardaré, no me olvides..!!, haciendo un gran esfuerzo.. como si fuese la primera vez que se separaban, se alejaba despacio, con la pereza del que no quiere abandonar.. y secando una lágrima que parecía no tener fin, ponía la mano en su corazón para tener la completa seguridad de que no se lo llevaba, sino que lo dejaba allí junto a él, para que supiera que siempre era.. y había sido suyo.


Téura



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