Ultratumba(cuento corto)

La evocación torturante del terror que llegará implacable por la noche, atormenta segundo a segundo la existencia de mis tardes y mañanas, aguardando lo inevitable en la soledad de mi pieza, brutalmente privado de impedir ese aberrante fenomeno que vendra por la noche, como lo fui comprobando, en mi desesperada angustia.
Allí en mi pieza y siempre a la misma hora es cuando comienza el horror.
Una fuerza me posee, una entidad, un ser, una tenaz maldad o el espanto de yo no sé.
Hay algo sobrehumano que en mi alcoba a esa hora me obliga al tormento, sin poderme resistir, y somete mi conciencia a los mas atroces pavores.
Son tales que no me explico porque no aniquilan para siempre la cordura de mi razón.
Tentáculos misteriosos se apoderan de mi voluntad, de mis actos, de mis movimientos.
Y la paralisis que me inválida,me acueste o no, no revierte hasta muy pasado el amanecer.
Ya comprendí lo inutil que resulta la idea de evitarlo.
Transcurren los días de mi vida con la angustia de pensar que con la llegada de la noche, los horrores de la ansiedad diurna,esperando el tormento, serán triviales.
Ya no tengo ocupación, ni trabajo, ni amigos, ni sonrisas.
Y la aplastante depresion de mi ánimo impide cualquier distracción, esparcimiento o algun momento de sosiego.
Mi reservorio de libido parece extinguido y mi desdeo esta muy quieto...igual que una paloma con las alas quebradas; y callado como un gorrion ya sin vida.
Todo comenzó hace meses, sin antecedentes, aviso o preaviso.
Fue una noche normal, rutinaria y ni mejor ni peor que cualquier otra.
Soy un oficinista, un burócrata; como todos los burócratas. Pero esa noche, supongo, me transformé en el mas extraño de todos ellos.
Cuando levanté las frazadas para acostarme, todo era habitual; me esperaba el periódico sobre la mesa de luz y un volumen de "EL JUGADOR" de Dostoievski;que de vez en cuando releo. Soy un jugador irreversiblemente compulsivo como el ruso.
Cuando me cubrí con las sábanas y mantas para entregarme al descanso, sin aviso, mi tragedia sucedió.
Abruptamente comenzaron mis temblores. Pase de una confortable tibieza, al sudor frio, que brotando de mis poros, acentuaba el tiritar.
La naúsea me acosaba y al querer levantarme, paralizado en la cama, el vómito estalló.
La luz se apagó sin que yo tocara la perilla. Con el correr de los dias , a la misma hora, me envolvian las tinieblas y el silencio mas profundo, condenado por una absoluta inmovilidad.
El silencio de mi habitación oscura se tragó hasta el mas mínimo sonido de la noche. Tenia plena conciencia, pero no podía mover un dedo. Mi primera intención fue encender la luz, pero el movimiento no respondió.Curiosamente recuerdo un detalle menor que en esos primeros minutos, me molesto bastante; las moscas caminaban sobre mi piel y yo inmóvil.

En muy poco rato me percaté de la ausencia de sonidos típicos de la calle.
Bocinazos, voces, sirenas, risas, murmullos ininteligibles.
Todo lo percibía, desde la oscuridad, empapado por el vómito, y desde la angustia que aportaba la imposibilidad de moverme.
Nadie que no lo haya vivido puede concebir la desesperación de encontrarse de un momento a otro, postrado como una marioneta con las cuerdas rotas, y con toda su conciecia en su total claridad.
Que ocurría...?
Iba de una idea a otra. Un ataque cerebral ?; otra patología distinta ?.
Una posesión satánica ?; no soy religioso, pero nada descarto.
Varios días despues, al comprobar que todas las noches sucedia lo mismo, comencé a imaginar cosas fantásticas.
Quebraduras del tiempo y el espacio; agujeros de gusano y universos paralelos. De esa forma mi conciencia percibía la diferencia de mi alcoba con el mundo exterior.
Porqué no abandonaba mi residencia ?...porque no cambiaba de domicilio ?...si, lo hice...
Varias veces, y donde iba sucedía siempre igual.
Era inevitable, la luz se apagaba; el mundo exterior apagaba sus sonidos. Jamás pude comprobar, si en ese momento existía; la imposibilidad de moverme me lo impedía.
Y así era también que al promediar la mañana todo volvía a la normalidad.
Consulté médicos, curanderos, psiquiatras, brujas y charlatanes.
Neurologos, pastores, adivinas, amigos y desconocidos, homeópatas, parapsicologos y curas sanadores.
Del unico que recibi comprension, contencion, atencion humana y alivio fue de mi amigo, el Dr. Miguelito, que con su notable imaginación intuyo un toque diabolico, del que no me hablo.
Pero sus suaves y pausadas sugerencia me ayudaron y me tranquilizarón, como un languido dia de suave otoño, en cambio de la feroz tempestad de terror que embestia con ferocidad mi alma.
Todos los demas me dieron tratamientos; me cobraron, me palmearon algunos la espalda y ninguno me creyo.
Ni uno sólo dejó de decirme que volviera.
Pero nada cambío en absoluto.
Busquè la evasión en hoteles, pensiones y casas distintas.
Estuviera donde estuviera, a la hora señalada y en la forma, una burbuja de terror, soledad y silencio me envolvia paralizado.
No sè si es un sueño con apariencia de vigilia, un estado distinto de conciencia, o locura pura.
No atiendo llamadas, esquivo a conocidos y me hundo en la depresión.
El tormento sigue.

Una sola noche recibí el mensaje. Jamás volvió a ocurrir.
Lo sentí en lo profundo de mi cerebro como un feroz pensamiento. Lo percibí como una avalancha empapada de profundo odio.
Era un alma en pena, con la voz del pensamiento que brotaba como de su boca.
De la boca maldiciente que se tomo el veneno que yo le dí.
¡Te maldigo!...
y te perseguiré hasta la eternidad.

Dijo desde ultratumba, la voz ronca de mi querido amigo usurero, acreedor hipotecario...
Que muy feliz, jamas imagino que era tóxico, el brindis que para su cumpleaños, con mi mas considerada sonrisa le ofrecí.




ADOLFO

 

me encantó ,me atrapó y el final inesperado jajaja genial,bueno dicen que el que las hace las paga y que el infierno esta aqui en la tierra.
un placer leerte .

 

Te causo gracia...ja ja ja ja.
A mi tambien.
De todas maneras muchas gracias , sos una dulce
adolfo