Un día que nunca faltara en tu vida

Es Domingo por la tarde, alzo mi mirada al cielo y esta teñido de un gris oscuro, tal como si quiere llorar el firmamento.
Mi vista queda anclada a las nostálgicas nubes, si quiera parpadeo, es como si mi mente quedara en blanco suspendida por momentos, luego el silencio de la eterna soledad es interrumpido por una bohemia canción que retumba a la distancia, su melancólica melodía y letra hacen que vengan a mi recuerdos acompañados de sus respectivos sentimientos, unos alegres otros no tanto. Cada ves mas la combinación de sentimientos me embargan, bajo la cabeza y la apoyo sobre los brazos buscando un poco de comodidad, claro, sin dejar de escuchar dicha composición, esta solo era interrumpida por el sonido de mi suspirar.
No paso mucho tiempo después de tomar mi posición deseada cuando siento de repente un cosquilleo que baja por mi mejilla, sospechando un poco de este cosquilleo dejo que continué pero esta se detuvo en donde mi rostro se apoyaba sobre mi brazo. Habiendo cesado dicha sensación alzo mi cabeza para investigar el motivo del repentino suceso y es cuando me percato que mi extremidad esta un poco húmeda, palpo con la yema mis dedos el recorrido que tubo la sensación de hormigueo en mi rostro y ésta describía una huella liquida.
Mis ojos le habían ganado en precipitar su valiosa carga a las nubes y tal como si fuera un acto de solidaridad las frías gotas empiezan a diluviar sobre mi existencia ocultando así la primera gota que salio de mis ojos.

 

Las lágrimas frustradas de un amor extraviado. Buen planteamiento en tu prosa. Me gusta la comparación. Un placer dejar mis saludos cordiales.