un dulce y tragico final parte 2 la realidad de los adolescentes del siglo xxi

Asustada y aturdida me levante de mi cama, aun con aquellos recuerdos de tan extraño sueño. Ya que en ahí era feliz, casada con el hombre que quiero y esperando unos gemelitos, los cuales llevarían los nombres de Soledad y David.
Muy feliz me sentía, pero sin embargo al observar la hora en mi celular, me apresure tomando una ducha, vistiéndome con el monótono uniforme de todos los días, que estaba conformado con una falda azul de tablones junto con una camiseta polo con el escudo del colegio, y como para “diferenciarnos” debíamos bordar nuestros nombres y en el curso que estábamos; algo muy tedioso en verdad quizás porque nunca me ha gustado verme al igual que los demás, pero poco o nada podía hacer eran las reglas del colegio.
Una vez uniformada salí apresuradamente de mi casa, pero no sin antes recibir la diaria bendición de mi mamá, la cual para mi parecer es una mujer increible a quien yo adoro un mundo, es de la típica contextura ecuatoriana, estatura media baja, piel canela que combinada con el color de su cabello al igual que el de sus ojos es negro azabache.
En pocos minutos, no sé cuantos fueron en realidad quizás de veinte a treinta, llegue a mi colegio; aunque aun un poco confundida por aquel raro sueño o quizás dejavu, aun no sé como nombrarle. Es que para mis todas esas escenas fueron muy aterradoras, las cuales me mantuvieron muy distraídas durante las horas de clase, ya que mi mirada y pensamientos pasaron perdidos en el infinito; quizás fue por eso que recibí varios regaños de mis maestros, al no responder sus preguntas.
Si me piden una opinión todas esa cuestiones que nos propusieron nuestros educadores aquella mañana, solo tenían respuestas llenas de palabras vacías, estúpidas, ya que ninguna de las palabras que “resolvían” las dichas preguntas reflejaban nuestros reales pensamientos; eran tan solo huecas palabras que se han repetido incontables veces hasta el hastío porque eso es lo que enseñan los libros de textos.
Sin darme cuenta muchas veces he estado a punto de levantarme y protestar, por que? Porque lo único que desean nuestros maestros es aplacar nuestros sueños, deseos, anhelos y más que nada nuestra imaginación, pero no entiendo porque nunca he tenido el valor de hacerlo si es algo que en realidad no aguanto.
Pero quizás la jornada del colegio de ese día transcurrió muy rápido, que no tuve tiempo para ponerme a filosofar en los misterios de la vida, pero sin embrago esas ocho horas de “enseñanza” me dejaron como resultado un agudo dolor de cabeza, ya que el sol aquella tarde brillaba de una forma tan intensa, mas de normal… cegando así mis ojos por cortos instantes; haciéndome pensar nuevamente en aquellas misteriosas escenas.
Algo tenía claro, debía tratar de controlar mis pensamientos, porque al parecer esas imágenes no se borraban de mi memoria, pero había que daría un pequeño cambio a mi día, ya que recibí un mensaje de texto de mi enamorado, aquel chico del sueño, esa personita que le ponía luz a mis obscuros y tristes días; el mensaje decía “Me haces tanta falta, hoy me siento tan solo, que me estará pasando? Te necesito aquí, no puedo controlarme si no tengo tus besos” la razón de tal mensaje es porque Carlos no se encontraba dentro de la ciudad, ya que hace dos meses esta en la ciudad capital debido a una fractura, la cual le ha provocado varias molestias.
Las mismas por las cuales debía realizarse varios análisis, los cuales solo eran la primera fase una larga lista de ellos debido a una operación que debía realizarse en el cráneo… sin duda esto me tenía muy afligida y algo nerviosa, quizás fue por aquella razón que mis lagrimas comenzaron a rodar suavemente por mi rostro.
Aunque no se lo había dicho a él, toda esta situación me preocupaba mucho porque no era una simple operación, porque quizás de ella dependía su vida, aunque delante de él me comportaba de una forma muy diferente para no preocuparlo más, suficiente ya tenía con todos sus problemas, pero solo el pensar que a él le podía suceder algo en aquella cirugía me aterraba, es que no resistiría algo así. Inconscientemente lo había llegado a amar, bueno si llamarle amor no lo sé… pero es el único nombre que encuentro para todos los sentimientos que el provoca en mí, pero si algo tengo claro es que esto es mucho más que una simple ilusión de adolescentes.
Sin darme cuenta en un santiamén había llegado a mi hogar, pero antes de entrar anunciando mi llegada, decidí esperar unos momentos ya que debido a mis lágrimas mis pupilas habían adquirido una rojiza coloración, y no queria que mi madre me viese así.
Pero vaya sorpresa… al entrar en mi casa no encontré a nadie, no había ni un solo rastro de presencia humana; lo cual era muy raro porque siempre al llegar a mi casa mi mamá esta en casa. Seguido de esto decido entrar directamente a mi habitación.
Una vez allí tire mi mochila a un costado, acto seguido del cual deje caer mi cuerpo sobre mi cama… sin caer en cuenta me había quedado idiotizada mirando el tejado de mi cuarto por varios minutos, quizás tratando de pensar en algo importante que estaba olvidando, pero inútil fueron mis esfuerzos ya que por más que trataba de pensar en algo; me era imposible todas mis ideas se distorsionaban hacia el infinito vacio.
Instantes después logre reincorporarme, para así tomar una ducha de agua caliente que relajase mente, para que de esta forma mi tarde fuese un poco más “liviana”… trate entonces de liberarme un poco de el stress dejando rodar las tibias gotas de agua por mi cuerpo. Luego de largos minutos me vestí con mis shorts habituales conjunto con las tops que uso en las tardes calurosas como esta.
Al terminar esta tarea, casi maquinalmente encendí mi computadora, para revisar mis e-mails y también conectarme al tan famoso Messenger. Al hacerlo encontré muchos de mis “amigos virtuales” en línea, aunque para ser sincera la mayoría de ellos son mas artificiales de lo común.
Debido a que digo esto? Pues esto tiene una fácil respuesta, la cual es la siguiente: a estos “niños” solo les interesa algo… lo material, su físico o lo que puedan obtener de otras personas. Chicos que tienen una edad promedio de catorce a dieciocho años tienen un pensamiento muy hueco y vacio de la vida. A veces yo me pregunto a mi misma si acaso naci en la época correcta, porque la mayoría de las veces entre estos chicos me siento una total y completa extraña