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Un sueño muy extraño

Tema en 'Prosa: Surrealistas' comenzado por fercho psicosis, 5 de Agosto de 2009. Respuestas: 4 | Visitas: 2040

  1. fercho psicosis

    fercho psicosis Poeta recién llegado

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    [FONT=&quot]Hoy me desperté casi al medio día. Me encontré sudando y con las sábanas empapadas de ese sudor, luego mis manos fueron a frotar mis ojos bruscamente, después me senté sobre la cama a pensar en un sueño que tuve; al principio me pareció un sueño muy bonito, hasta romántico, pero cuando pensé en cada una de las escenas, me di cuenta de algo muy raro, algo muy difícil de comprender.

    Mis cavilaciones giraban alrededor de esa fantasía. Me costaba mucho trabajo asimilar la parte extraña del cuento, no lograba entender nada por más que me esforzara en descubrir un claro significado, era muy confuso para mí y me preguntaba muchas veces: “¿por qué tuve ese sueño?” No fue una horrible y escalofriante pesadilla pero de igual modo me causó un poco de miedo.

    Una sensación de intriga muy grande le hizo compañía al miedo, mi curiosidad era enorme y mi deseo por encontrar una respuesta superaba todos los tamaños. Desde que desperté no dejaba de pensar ni un segundo en ello, tanto así que a la hora del almuerzo me senté a darle vueltas a la sopa con la cuchara sin probar bocado, ésta situación atrajo la atención de mi mamá.

    — ¿Estas enfermo, Psycho?— me preguntó muy preocupada.
    — No— le respondí de forma seca.
    — ¿Seguro? — insistió—. Hoy te levantaste muy tarde y, mírate ahora, no has comido nada.
    — Sí, mamá, estoy seguro que no estoy enfermo.
    — Entonces, ¿qué te pasa?
    — Tuve… Tuve un sueño muy extraño.
    — ¿Qué? Vamos, hijo, sólo fue un sueño, no dejes que eso te atormente.
    — Si lo supieras, me entenderías.
    — Cuéntamelo, para poder entenderte— dijo con mucha curiosidad.
    — Está bien.

    La miré directo a sus ojos oscuros color negro dispuesto a contarle detalladamente cada parte de la historia, igual como la había visto en mis sueños. En la mesa sólo estábamos sentados los dos solos, así que pude contarle libremente todo aquello que me afligía, sin omitir el detalle más pequeño, pues en el fondo tenía la esperanza que mi madre encontrara un significado y colocara punto final a mi intriga.

    — Mamá, ¿te acuerdas de Julianita? ¿La chica que era mi novia, hace cinco años, cuando aún estaba en el colegio?
    — Sí, si me acuerdo de ella— me respondió.
    — Mi sueño tiene que ver con ella— le dije.
    — Cuéntamelo, no le des mas vueltas— me incitó impaciente.
    — Está bien, mamá. Ya te lo voy a contar todo.

    “En mi sueño, estaba parado en uno de los kioscos del Centro Recreacional Natalie, el sol se ocultaba y observaba el atardecer fijamente mientras pensaba en una persona que no había visto durante mucho tiempo. Entonces, alguien se acercó a saludarme por la espalda, era ella, reconocí su voz y la saludé con las mismas palabras que ella usó sin voltear a mirarla, no quería perderme ni un solo segundo de aquel majestuoso momento. Precisamente, por eso seguí hablándole y contestando a sus preguntas por un corto momento del mismo modo.

    — ¿Qué haces aquí tan solito? — me preguntó después del saludo.
    — Hace un rato pensaba regresar a mi casa, pero éste hermoso momento me atrapó y me quedé a mirar el horizonte. Quise ver cómo se ocultaba ese pequeño sol amarillo detrás de aquellas grandes montañas azules que se alcanzan a ver en la lejanía. No tenía a nadie cerca para decirle: ¡Oye, mira qué hermoso! Por eso estaba tan solito, pero ahora no estoy tan solito.
    — ¿Sabes una cosa? Si, es muy hermoso. Nunca había sacado el tiempo para algo tan bello como esto y me alegra presenciarlo pro primera vez en mi vida. Y lo mejor de todo, es que lo presencie en tu compañía.
    — Gracias— le dije sonriendo.
    — ¿Y sabes otra cosa? No me gusta que me hables de ese modo.
    — Lo siento— le dije sonriendo otra vez.

    Entonces, giré mi cabeza dejando de ver el horizonte para mirarla a ella por primera vez. Estaba más hermosa que el horizonte. Tenía suelto su cabello ondulado y brillante de color miel, el ocaso hacía brillar sus ojos chiquiticos del mismo color de su cabellera, sus labios estaban pintados del color de las rosas más exquisitas, su cuello era adornado por una delgadísima cadena de plata y de ella pendía un corazón también de plata, vestía una blusa floreada de fondo blanco y un pantalón azul de Jean, ambas prendas ajustadas a delgado cuerpo y, por último, calzaba unas zapatillas blancas sin agujetas.

    Me quedé mudo observándola unos segundos bien largos con la boca abierta, olvidando por completo el paisaje del atardecer, porque el paisaje que tenía frente a mis ojos era mucho más cautivante, mucho más llamativo y mucho más hermoso. Me quedaría con la opción de ver a Julianita, tal como la vi en mi sueño, toda una tarde, frente a muchos crepúsculos opcionales mucho más sublimes que el que veía entonces, no cambiaría esa imagen por nada de este mundo, ni por uno de esos ocasos que sólo se presencian en las costas colombianas.

    — Cierra la boca que se te van a entrar las moscas— me dijo empujando mi mentón hacia arriba con su suave mano.
    — Si. Oye, pero… ¡Qué te hicieron en la capital! ¡Mírate, estas bellísima!
    — ¡Ay, tan lindo, gracias!
    — Es en serio.
    — No sé. Tal vez haya algo en el clima de Bogotá.
    — A propósito de Bogotá, ¿no deberías estar estudiando allá? Ya estamos en el mes de agosto.
    — Sí. Igual, tú, también deberías estar estudiando en tu Popayán— me cuestionó.
    — Aja, pero yo tengo una excusa.
    — Por supuesto, ya lo sé— me dijo—. Supe que estarías aquí, en el pueblito, por estas fechas, porque tu Universidad tuvo algunos problemas, se les alargó las fechas y por eso terminaron semestre hasta ahora.
    — Exacto. Y, ¿cuál es tu excusa?
    — Yo… Seré sincera contigo y te diré la verdad. Yo sí debería estar estudiando, las clases iniciaron hace cuatro semanas y yo decidí no ir.
    — ¿Por qué?
    — Esa es una pregunta muy difícil— me dijo agachando la mirada.

    Por un momento, ella volvió a ver el horizonte y enmudeció. Me di cuenta que sus ojos brillaron mucho más al ver el sol que se escondía por una noche completa, como si quisiera llorar. Quería saber que le pasaba, pero me contuve a preguntar y volví a ver el paisaje que aún estaba allí. Parecía que el atardecer se hubiese detenido para hacer mas mágico el momento mágico que estaba a punto de llegar.

    — OK. Te voy a decir por qué me quedé en el pueblo— me dijo volviendo a mirarme al mismo tiempo que yo volvía a verla a ella.
    — Te escucho— fue lo único que pude decir.
    — Han pasado ocho meses desde la última vez que nos vimos— inició—. Ocho meses. Muy largos para mí. Y… Me quedé aquí porque estoy buscando una respuesta… La única forma de encontrarla, era verte a ti de nuevo. Aquí estoy, te tengo frente a mis ojos, ya se cuál es y te la voy a decir: Psycho, yo no he podido olvidarte y el haber roto nuestra relación creo que fue un gravísimo error— terminó abrazándome y acercando su cabeza a mi pecho.
    — No creo que haya sido un error— le dije acariciando aquella cascada de cabellos lindísimos de los cuales seguía enamorado—. De lo contrario, nunca habríamos tenido la oportunidad de vivir éste momento tan maravilloso.
    — ¿Qué?— me preguntó mirándome a los ojos.
    — Yo también pasé ocho meses muy largos— le dije respondiendo a su mirada.

    Al final, llegó el momento que anhelábamos que llegase durante tanto tiempo, el momento en el que tanto pensábamos en el día y soñábamos a colores en las noches, el beso. Dejé de acariciar sus cabellos con mi mano para acariciar sus labios con mis labios. En ese beso, sentí que una corriente de calor empezó en mi cabeza, recorriendo todo mi cuerpo y cuando esa corriente volvió a su origen, el sueño se desvaneció en mi mente, luego me encontré despierto.”

    — ¿Qué tiene de raro ese sueño? — Me preguntó mi mamá al no encontrar la rareza en un sueño tan lindo.
    — Primero, no entiendo por qué tenía tan claro, en mi sueño, que Juliana estaba estudiando en Bogotá, si ella nunca pudo ir a ese lugar.
    — ¿Eso significa que ella está aquí? ¡Qué esperas para arreglarte e ir a buscarla!
    — ¿Qué? ¿Mamá, no te acuerdas de Julianita? Ella murió hace dos años…
     
    #1
  2. Mavila

    Mavila Poeta que considera el portal su segunda casa

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    #2
  3. Matilde Maisonnave

    Matilde Maisonnave Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Fer me has dejado helada...Tu sueño fue un deseo de reencuentro. Un bello y triste relato, muy bien logrado!
    Te mereces muchas estrellas brillantes!!! Abrazos y felicitaciones!!!
     
    #3
  4. Mariana80

    Mariana80 Eterna soñadora.

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    Me dejaste completamente perpleja, te confieso que tu relato me atrapó de principio a fin con un exquisito poder de manejo del misterio, te felicito, es muy bueno. Aunque el final no me sorprendió tanto, bueno eso puede ser porque tengo cierta percepción sobre algunas cosas y pude saber antes que estaba muerta o porque de alguna forma sin querer lo dejaste implícito en el desenlace, de todos modos es un excelente relato, que merece todas las estrellas.
    Fue un placer leerte y espero volver a hacerlo con algo tan bueno como esto, un abrazo!! :)
     
    #4
  5. ROSA

    ROSA Invitado

    #5

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