Una Cascada Que No Se Interrumpe

Una primera cascada de nieve,
pareciera que siempre son cascadas de gota, cascadas de lluvias, el agua se tira al vacío, corre con otras compañeras de agua para servir de entrecejo a los mortales. Esto sorprende a los inmortales, porque no saben lo que significa morir, no saben lo que es la agonía, ni "los últimos estertores", les parece curiosamente extraño ver cuerpos humanos que se retuercen de algo que llaman "dolor", y miran en otra dirección. Es una historia que comienza con otra, que desarrolla el elixir del tema y lo bifurca en dos hacia el número nueve, aunque todos insistan en que la bestia tiene una tripleta de números seis en su visera, frente, almanaque o silla plegable de playa. No, no es así, no terminan los cordones de amarrarse a un lejano recuerdo, no es así, los Lirios del valle no siempre son más bellos, lo que pasa es que Dios insiste que es así, pero, ¿nunca le hemos discutido algo a nuestro Padre terrenal? Entonces, no tenemos derecho a discutirle a nuestro Padre Celestial? Por eso los números bailan en jolgorio eterno, porque no pueden darle más credenciales a sus artistas ignorados, aunque los grandes digan que sí. De hecho, no espero, colindo con el reflejo, le muestro mil caras y muecas, mil risas y llantos a todos esos seres que no quiero abandonar, por no acompañarme ellos a mí. Pero no es así completamente, yo sé que me quieren mucho más de lo que yo creo, siento y pienso, pero es estremecedor que a uno lo quieran tanto, es como liberarse de una vez por todas de la culpa constante, eterna con la que vivo, y eso sí sería notable. De hecho, sería libre por fín, yo lo sería.

 

amigo eres subjetivo en estos versos, me gusta tu estilo , siempre me dejas pensando :::sonreir1::: placer leerte :::hug:::