Una de tantas noches

Camino por el centro de la ciudad, tranquilo, sin una dirección exacta, cuando a mi lado aparece una mujer. La noto con mucho ánimo de seducirme, pero pienso que solo es producto de mi imaginación. Es rubia, ojos claros, delgada, y parece unos años mayor que yo. Intenta decirme algo, no logro escucharla, como si su voz estuviese en otra parte. Sigue caminando a mi lado, pongo mis manos en los bolsillos y no le presto mucha atención. Creo que no existe tal mujer, que solo yo la puedo ver. Avanzando varias cuadras entramos en una especie de manifestación, ella pasa su brazo izquierdo por mi cintura, me abraza para protegerse, yo respondo con lo mismo, pero me sorprende su espontaneo acto, tan real. Hay mucha gente, hablan, discuten, se ríen, es todo muy raro. Saliendo del tumulto unos jóvenes empiezan a pelearse al frente nuestro, hay piñas y empujones, ella se asusta, no puedo quedarme de manos cruzadas, entonces me meto a separar, intento aplacar la situación, pero no hacen caso. Vuelvo y la mujer ya no está, ha dejado sus zapatillas azules en la vereda, pero... ¿A donde fue?. Busco desesperado, como quien busca algo propio, me agito, y me meto entre la gente, pero nada, se ha ido. Regreso y me siento a lado de su calzado, cuando en menos de un parpadeo, ella aparece. Mi sorpresa es tal que me tiro hacia atrás, abro bien mis ojos y la miro, ella se ríe. Que loco es todo, la rubia aparece y desaparece a su gusto. Doy media vuelta y me voy. A los pocos segundos la tengo caminando a mi lado, no me gusta ésta situación, es muy atractiva ¿pero que puedo ganar?, más problemas seguramente. Me dejo llevar por la situación, decido dirigirme a casa, llegamos, entro para ver si está todo bien, los dos gatos que tengo están jugando ¡vaya!, no están jugando, se pelean, uno salta hasta una de mis piernas y empieza a morderme, no me lo puedo sacar, lo insulto, le doy unas patadas contra el suelo y se va en busca del otro gato. Nunca se comportan así, excepto la vez que traigo a alguien tienen que dar la nota. Ahora seguramente me van a hacer quedar mal delante de la rubia. Salgo a ver si mi compañera sigue allí, pero no la veo, solo sus zapatillas. Se ha vuelto invisible, ¡Otra vez! ¡Que histérica!. Siento que me tocan de atrás, giro y es ella. Lindo juego: Dejar las zapatillas de un lado, para asustarme apareciendo como un fantasma por el otro. La invito a pasar, y sigue sonriendo, me mira con esos ojos azules, pero no dice nada, creo adivina mis intenciones. Cierro la puerta y me voy a mi cuarto, supongo que cuando se canse se irá a molestar a otro, por lo que ha demostrado no le cuesta tomar confianza. Ya a ésta altura de la vida no ando para rogarle a nadie, menos a una mujer tan cambiante, debe ser de esas que en pleno acto te dicen: "Adiós me voy", sin explicación alguna. Me acuesto y enciendo la radio, hay un programa de tangos que no está nada mal. Me dormí. Parece que he dormido durante años. Me levanto, miro por la ventana hacia afuera, pero no hay nadie, acomodo las revistas que han quedado en el piso (mis fieles compañeras), no sé por qué están en el piso, siempre las dejo en la silla. Uno de los gatos está acostado sobre mi ropa, lo dejo. Vuelvo a la cama, giro el Radio-despertador en la mesa de luz, veo las 4:45 a.m., Carlos canta "Mi noche triste". Apago el velador. Ahora si espero dormir tranquilo.

 

Que bueno, Enzo, la prosa te está enganchando, por lo que veo, a mi me ha encantado el relato, que mujer más extraña!!! Era un sueño? Al menos por lo raro de la escena que cuentas, es lo que parece, espero que me saques de la duda, mientras tanto, lo volveré a leer para saborearlo. Me ha gustado mucho, un abrazo.

 

Y de pronto la narración se vuelve surrealista, producto de un sueño seguramente, como al final anotas. Muy interesante el tema de los sueños. Me ha encantado pasar por esta prosa tuya. Besos y bendiciones.

 

Si Esther, estás bien orientada, de hecho, está bastante complicado para leer de corrido, le he puesto muchas comas y bueno, tal vez lo edite, o no sé.
Pero te agradezco tu comentario y si tienes criticas, vamos que la escucho Esther, eso me ayudaría, a demás algo sabes de esto ajaja.

 

Enzo, no soy ninguna experta, pero me parece que está muy bien escrito, supongo que tendrá algún fallo, no lo sé, porque no lo he visto, solo sé que me parece que lo has contado muy bien y que la historia ( el sueño) te mantiene la atención hasta el final, para mi, genial

 

A veces uno se despierta y no sabe si ha soñado si lo ha vivido o si está todavía dentro del sueño. Es así. Mas allá de mi floja narración, es así. saludos.

 

Bueno, te agradezco, viste hay mujeres muy raras, jaajaj bueno hay de todo, y más si uno las encuentra en un sueño. Las cosas que aparecen ajaj.

 

Un buen relato nos has compartido, en el que nos haces partícipe de ese sueño, a través de tu prosa.
Abazos Enzo, un placer pasar a dejar mis huellas!!

 

Gracias Mar.