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Una de verano

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Füre, 26 de Febrero de 2014. Respuestas: 0 | Visitas: 295

  1. Füre

    Füre Poeta recién llegado

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    Una de verano







    — El agua está muy buena. Vamos, métete— dijo ella.

    La noche olía a hachís, cloro y hierba mojada.

    La valla de las piscinas públicas era muy fácil de saltar y allí se estaba bien por las noches. Marcos había llevado un whisky, hurtado del trastero de su padre, muy bueno. Aunque no recuerdo la marca debía de ser caro, entraba suave a pelo y cuando me quise dar cuenta estaba medio atontado, por lo que prefería hablar poco. Él se desvistió hasta los calzoncillos y se zambulló, sacando unos cuantos litros de agua fuera de la piscina, y nadó hacia Naia, que le decía entre risas que no hiciese tanto ruido. Eran las tres o cuatro de la madrugada, y el pueblo era lo suficientemente pequeño y aburrido como para que un zambullido como aquel llamase la atención.

    Yo seguí sentado en la hierba un rato más, mirando la luz de las farolas reflejadas en el agua, meciéndose suavemente con las ondulaciones que provocaban mis dos amigos. Aquellas farolas eran sin duda una tentativa para cualquiera a entrar en las piscinas fuera del horario permitido, lo cual era mucho más atractivo y barato. Si esas luces estuviesen apagadas por las noches, muchos de los que frecuentan en horario nocturno estas piscinas quizá no se atreviesen a entrar. Básicamente, porque si viniese la policía sería más difícil escapar totalmente a oscuras; aunque otros seguramente no entrarían por miedo a secas. Y qué decir de la inútil valla. Recuerdo que una vez se olvidaron de cerrar el quiosco y nos pasamos la noche comiendo palmeras de chocolate y poniendo el morro en el grifo de la cerveza, sufrieron una gran pérdida los dueños pero fue una buena noche para nosotros. Todo culpa de las farolas, si no, no habríamos visto el quiosco abierto; y de la valla, claro. Pero no se preocupaban por eso. Además, todas las farolas del pueblo funcionaban automáticamente, incluidas las de las piscinas, en cuanto empezaba a oscurecer se encendían al instante, todas a la vez; a excepción de alguna que hubiéramos roto a balonazos alguna otra noche más aburrida.

    —Ah, sí... ése fue el día en el que hicimos un lápiz encerrados en mi baño—le decía Marcos a Naia, muy divertido.

    Un lápiz es un porro montado sobre otro, ya sabéis, una de las cosas que se hacen cuando uno empieza a fumar y se ha cansado del vuelo típico. En fin, mucho ha llovido desde aquello.

    Naia salió del agua. Estaba guapísima en ropa interior y empapada. La deseé, quise joder con ella en ese preciso momento, pero tonteaba conmigo y con Marcos, así no se juega. Enseguida Marcos salió también del agua y se sentaron a mi lado. Seguían hablando del día del lápiz, que, francamente, tampoco fue para tanto, y acabamos entre los tres lo que quedaba del whisky. Estaba realmente bueno, nunca he bebido un whisky a pelo tan fácil como aquel, y no puedo recordar la marca. El padre de Marcos era un buen bebedor, y tenía el trastero lleno de buen material, que nos había proporcionado a mi amigo y a mí buenas borracheras gratis. Jack Daniels, JB, Chivas, Red Label, Doble V, Dick, Four Rouses; pero no era ninguno de esos el dichoso whisky de esa noche.

    La cháchara de mi amigo no cesaba, y a mí no me interesaba mucho el tema, así que fui hacia la piscina y me desnudé por completo. Les ofrecí el paisaje de mi culo a los dos y me lancé a la piscina. Me quedé apoyado en el borde largo rato, dejando que el suave movimiento del agua, que esta vez había provocado mi zambullida, me acariciara los huevos, tan libres y felices allí, meciéndose sin ninguna preocupación.

    Era una buena noche, el agua consiguió despejarme un poco y pude saborear la buena parte de la embriaguez. Miré al cielo, no había luna pero había muchas estrellas, ellas también vieron mis atributos. « Es una buena noche, es una buena noche» , me decía. Encendí un cigarrillo que saqué de mi pantalón al borde de la piscina, y me sentí satisfecho; la sensación iba más allá de la satisfacción sencilla, era una sensación extraña que no puedo definir con palabras que conozca. Era parecida a la sensación que se tiene después de una muy buena comida y cuando se ha pasado al café y al cigarrillo, ¿sabéis? Cuando echas el humo y no hay nada en tu mente, sólo un cigarrillo en tu mano y café, un buen café con leche, en la mesa. Podría decir que me sentía “completo”, aunque tampoco quedo conforme con esta descripción.

    Naia estaba diciendo algo sobre desnudarse y meterse otra vez. Yo lo estaba deseando, pero me hice el despreocupado, eché el cigarrillo y comencé a nadar hasta la otra punta de la piscina. Fui buceando un buen cacho, lo más seguro es que en el agua hubiera litros y litros de orina que aún no había limpiado el cloro, pero, seamos sinceros, ¿a quién le preocupa esto cuando va a unas piscinas? Saqué la cabeza y escupí, como se suele hacer inconscientemente cuando se saca la cabeza del agua, y escuché un rato lo único que se oía en aquel momento: unos grillos y el agua que sobresalía de la piscina cayendo por la rendijas dispuestas alrededor de ésta. Luego me giré y vi a Marcos pidiendo a Naia que se quedara en la hierba junto a él, pero ella ya se había levantado con intenciones de desnudarse y zambullirse de nuevo.

    Era una buena noche, apenas corría la brisa y era cálida, tenía mis atributos flotando y meciéndose libres y felices, Naia estaba a punto de desnudarse y quizá nadáramos juntos con los cuerpos desnudos y pegados; la noche estaba en su mejor momento, y como suele ocurrir en estas ocasiones, todo se va a la mierda en un abrir y cerrar de ojos.

    —¡La poli, la poli!— gritó Marcos.

    Ahí estaban, efectivamente, dos agentes acercándose desde el lado derecho del recinto, desde el izquierdo para Naia y Marcos. ¿Cómo habrían entrado sin hacer un maldito ruido? Mi zambullido podría haber sido la causa de que algún vecino les llamara. O podría haber sido el de Marcos, ya que el mío había sido hacía muy poco, y era difícil que en ese corto margen les hubiera dado tiempo para llegar. Además, siempre es más fácil echar las culpas a otro, ¿no?

    [FONT=times new roman] Vi recoger a mis dos amigos su ropa y echar a correr hacia la valla, que estaba a unos cincuenta metros a mi izquierda, a la derecha de Naia y Marcos. Yo estaba jodido. Los zipayos estaban a pocos metros del borde de la piscina y no tenía tiempo suficiente para salir del agua y echar a correr. Me quedé en el agua mirándoles.[/FONT]

    [SIZE=3][FONT=times new roman] —¿Qué? ¿Está bien el agua?—dijo uno de ellos.[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font]​

    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] —Bueno, quizá no esté del todo limpia, ya saben, los niños pequeños...[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] —Sal de la piscina—dijo el otro, mientras el primero iba hasta el otro extremo.[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] Salí y me miraron de arriba a abajo, pero no dijeron nada. El más cercano a mí me agarró del brazo, apretándolo firmemente, y tiró de mí hacia donde estaba mi ropa. [/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] —Vístete.[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] Me senté junto a mi ropa y comencé por los calcetines, lo que extrañó, con razón, al poli. Pero no dijo nada y siguió mirándome atentamente. El otro caminaba a unos tres metros de mí y hablaba por un walkie-tolkie, o lo que sea que llevan para comunicarse entre ellos, y confirmaba el allanamiento de morada.[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] Tuve que pensar rápido, y actuar aún más.[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] —Disculpe, señor agente. ¿Podría pasarme los calzoncillos? Están detrás suyo, junto a la botella de whisky.[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] Me miró severamente, pero estaba seguro de que ya me tenía cazado y tampoco había motivo para ser descortés. Según se dio la vuelta me puse las zapatillas, me levanté y eché a correr. Corrí como nunca, bueno, en realidad ya había corrido así otras veces, pero ya sabéis, es lo que se suele decir en estas ocasiones. Los cincuenta metros hasta la valla fueron fáciles, y saltar la valla también, aunque sin zapatillas habría sido doloroso. Los dos agentes habían echado a correr, como es lógico, detrás mío, y gritaban cosas como: “¡Deja de correr, hijo de perra!”, o “¡Te vas a comer unos buenos porrazos!”. Cualquier persona que tenga dos dedos de frente, ante tales gritos aceleraría el paso sin mirar atrás, y no se quedaría a probar la porra de aquellos agentes tan competentes y simpáticos.[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] El resto de la carrera fue algo más costosa, ya que las piscinas estaban al final de una pendiente hacia abajo y subirla corriendo era muy poco apetecible. Los pulmones me ardían. «Tengo que dejar el tabaco», pensé. Aunque aún no lo he hecho.[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] Mis atributos seguían libres pero ya no tan felices, se sacudían bruscamente con cada zancada que daba.[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] Tras unos diez minutos corriendo, que en realidad fueron unos cincuenta para mí como mínimo, a pesar de lo que digan los relojes, giré la cabeza y vi que los había dejado atrás o que me habían dejado de seguir y habían ido a por su coche, cosa más probable. Pero yo ya estaba en lo que es el centro del pueblo y me sentía seguro. Me quedé escondido en unos arbustos muy altos que hay en el parque donde está la pista de skate, y donde suelo llevar a mi perro. Probablemente pisé alguna meada o cosa peor suya, pero estaba concentrado en esconderme bien y no hacer ruido hasta que pasaran una o dos horas.[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] Cuando apareció la poli en las piscinas serían alrededor de las cinco de la mañana, por lo que las calles del pueblo estaban completamente vacías y no había sido un problema correr desnudo. Pero ahora estaba ahí, de cuclillas, en en un arbusto donde mi perro hace sus cosas y comenzaba a tener frío. Más me valía no hacer el mínimo ruido, ya que empecé a oír coches, seguramente de los polis, ir y venir por las calles, así que debía aguantarme el frío el tiempo que hiciese falta. Sentí encogerse mis atributos, y, específicamente, sentí mis huevos pegarse del todo a mi cuerpo y tensarse la piel del escroto. Más allá de eso, no hubo acontecimiento alguno que merezca ser mencionado.[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] Tras una hora y media o dos, salí por fin de mi escondrijo y estiré el cuerpo. Había amanecido mientras estaba ahí dentro, todo muy gris y bastante triste; qué más decir de aquel amanecer, los he visto mejores y peores. Olía como a mañana de verano, ¿sabéis? No sé a que huelen las mañanas de verano pero tienen su olor particular, y aunque el cielo estuviese poco simpático a mí me gustaba ese olor y me sentía contento de no haber pasado la noche en comisaría. Caminé hacia mi casa y algunas señoras ya habían salido a hacer sus cosas de las mañanas, por suerte para ellas y para mí no nos cruzamos, tan sólo nos vimos de lejos y pude notar algún gesto de horror o de sorpresa. Fui al quiosquito que hay al lado de mi casa.[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] —Buenos días—dije.[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] —Buenos... ¡Pero chaval! ¿Tú te has visto?—dijo el tendero entre risas. Es un hombre de gran volumen, tez extremadamente colorada y un gran bigote blanco.[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] —Ya, he perdido la ropa... Oye, ¿me puedes dejar un cigarrillo y te lo pago mañana?—[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] —Hombre... si me vienes así, coge anda, coge—dijo aún divertido y me pasó el paquete.[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] Luego me dejó un pantalón corto que tenía dentro de su coche, estacionado a la entrada de la tienda. Me quedaba unas tres o cuatro tallas grande aquella prenda, pero, en fin, así no llamaría tanto la atención.[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] Es un buen tipo el tendero, le debo unos cuantos cigarrillos todavía, pero tiene paciencia y sabe también que mis céntimos no le harán más rico.[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] Fumé el cigarrillo fiado en un banco cerca de mi casa, pensando ya en la cama y con el suceso de las piscinas casi olvidado. Pero apareció Naia, todavía con cara de susto y muy guapa a pesar de esto. Cuando me vio, vino corriendo y dijo:[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] —Han cogido a Marcos.[/FONT][/SIZE][FONT=times new roman][/font][/INDENT][FONT=times new roman]
    [INDENT][SIZE=3][FONT=times new roman] —Mierda, estamos jodidos.




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