Una ida al cine (monólogo)

Es desconcertante observar la vida desde la sala de espera en un cine. Todo llama la atención, desde las luces de neón, hasta los posters alumbrados en las paredes. Desde los pasillos hasta las filas de personas variables que demandan ver una película. La vida se ve tan desconcertante en mi cabeza de ese modo... Sólo pienso en esa pareja que pasa de la mano por el salón, Unidos por tan una única línea imaginaria, con manchas de ilusión y felicidad... Una línea denominada;amor.


Ese amor que sincroniza pasos y encuentros casuales de mirada, como intentando hacer una promesa de unidad, cohesión. Alertas insondables que llevan más allá de una película o un beso. Es el verdadero núcleo de su unión,la armonía del ADN espectral. Eso que los lleva hoy a estar aquí, o simplemente estar juntos, pero con el subliminal recado de lo infinito; el amor.


Y bebiendo una Coca-Cola con sabor a objetividad, digo en mis cavernas pensantes: "es desconcertante ver la vida desde la sala de espera de un cine". Pero no puedo dejar de lado las intrigas que mi desgarbado corazón intenta creer. Sentado en esta mesa; solo, me lleva a flagelar mi sentido de orientación con calambres que algunos llaman tristeza. Pero que no es más que un grupo de patologías psiquiátricas en búsqueda insaciablemente destructiva de los mitos que a mi entender son tres: vida, felicidad y... Estar sentado.


Bebo, miro el reloj: 12:30. Todavía hay tiempo para una herida más. Paso la mirada ya un poco pesada entre las galaxias que allí se encuentran, todos distintos pero unidos por la coincidencia que ahora me hacía diferente... Estar sentado. Pero esto va más allá, no es estar sentado, es morir pensando: "es desconcertante observar la vida desde la sala de espera de un cine".


Al cabo de unos minutos, llegan dos extrañas conocidas, para cumplir el propósito de estar allí y dejar de estar sentado (físicamente). Nada original,sólo un saludo a distancia demuestra las condiciones en las cuales nos establecíamos, unas amigas.


Pasada una eterna estadía en lo que a mi concierne es lo más cercano a el limbo, un lugar oscuro, frío y lleno de emociones, que, para algunas almas, puede ser placentero ver llegar la luz de la pantalla, para otros esa luz se convierte en banalidad. Pero que en definitiva, un lugar llamado "sala 7". Lugar donde vuelvo a dilucidar a mi razón, la idea de mi monólogo ridículamente existencialista: es desconcertante observar la vida desde una sala de cine. Lugar donde pase cien minutos de mi vida. Minutos más minutos menos... Pero con la misma sensación de purgatorio, con un número ignorado de almas esperando la luz.

Luz que para mí no llegó allí, seguía siendo desconcertante observar la vida desde una sala de cine pero. Como toda gran pregunta, existe una gran respuesta. Respuesta en forma de mujer, respuesta en forma de líneas etéreas pero que me unían como un diamante a ese ser que; no sé cómo, no sé cuándo; pero se habían unido a mí inexplicablemente, provocando amarla más con cada latido de mis venas. Respuesta disparada a mis ojos luego de cien minutos en el purgatorio... Más o menos.

Mas era dolorosa verla allí, en esa fila, y yo desde el piso de arriba desbordando ilusiones con su nombre en mis labios. Se podía decir que había conseguido la luz a medias, pero era tan brillante su rostro donde recreé mi vida a futuro,que el ambiente se volvió un túnel del tiempo. Me sentía tan fuertemente débil que odié el piso desde el cual veía ese jardín del Edén de donde se había escapado esa... Esa... ¡Esa maravilla jamás descrita por los dioses! Tan grande fue el sueño que veía, que su respiración llenaba mi humanidad de paz, de gloria... De luz. Dando la respuesta a mí desconcierto: la vida es un comienzo inesperado.

 

Gracias tigana por tus palabras