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Una mujer de otra época

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por scarlata, 19 de Febrero de 2006. Respuestas: 13 | Visitas: 1475

  1. scarlata

    scarlata Poeta veterano en el portal.

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    Parecía escapada de una película de los años cincuenta.
    Tal vez no fuera hermosa pero su abrigo ceñido y su media melena ondulada,
    cubriendo la mitad de su rostro, con un estudiado decuido, la hacían parecerlo.
    Desde donde estaba, no podía ver con niitidez sus facciones pero resultaba fácil adivinar los labios exageradamente pintados, las pestañas largas, oscuras, y espesas, protegiendo unos ojos que quiso imaginar verdosos.
    Fumaba sin parar, corrroborando la impresión de una mujer de otra época, un tiempo ajeno aún a la campaña anti-tabaco, un mundo en el que aspirar el humo de un cigarrillo se equiparaba al más provocativo de los gestos eróticos.
    Supuso que se llamaba Verónica, o Rita, o Marlene. Supuso también que estaría casada y que cualquier hombre sería capaz de matar por ella. Aunque eso era mucho suponer
     
    #1
  2. luz

    luz Exp..

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    11 de Octubre de 2005
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    GRACIAS POR COMPARTIR ESTE BELLO ESCRITO EN ESTA TARDE HERMOSA...RADIANTE DE SOL...UN BESO GRANDOTE TE QUIERE TU AMIGA LUZ TE QUIEROOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
    TE DEJO MI CORAZON...
    [​IMG]
     
    #2
  3. AntonioPC

    AntonioPC Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Muy buena descripción Scarlata...la estoy viendo...misteriosa mujer de otra época

    [​IMG]

    ¿suponer? ... mataría por ella ...
     
    #3
  4. scarlata

    scarlata Poeta veterano en el portal.

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    Gracias Lucecita, esto es de lo primero que escribí y tú le has sacado el descomunal cero que tenía... Mil besotes por eso.
     
    #4
  5. Ciela

    Ciela Poeta veterano en el portal

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    1 de Diciembre de 2005
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    ______________________________________________________

    No son suposiciones excesivas, claro que no. Porque la dama, Marlene nomás se llama, según confiesa su pasaporte, anduvo en la cola del Pago Fácil de aquí al lado (¿fácil?... ¡Pamplinas!), llenándonos de humo.

    Las uñas y las pestañas eran postizas, sin duda alguna, que la tuve bien cerquita. Y cómo no iba estar maquillada con esmero, si a la salida la esperaba un amante.

    Se fueron juntos a tomar el Buquebus.



    Ja ja ja... muy motivador tu relato, Scarlatita.

    Te mando un besote.
     
    #5
  6. scarlata

    scarlata Poeta veterano en el portal.

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    17 de Febrero de 2006
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    Preciosa tu foto de Mi Marlene... Precioso tu comentario... Muchas gracias amigo... Jejeje... Yo quisiera haber sido una mujer de otra época. Besotes.
     
    #6
  7. Ciela

    Ciela Poeta veterano en el portal

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    1 de Diciembre de 2005
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    Mujer
    Ah, me olvidaba. Mirá a qué me hiciste acordar. Lo leí el sábado en Página 12.

    Modérese, José Pablo, modérese
    Por Osvaldo Bayer
    El pasado viernes 26, en el suplemento Los que no fueron tapa, el filósofo didáctico José Pablo Feinmann me dedica una contratapa llena de sol titulada “Diga ‘whisky’, Osvaldo”. Una nota plena de agudeza y bondad para con mis defectos. Pero que me dejó al desnudo, entregado a los diablos, con las manos atadas. ¿Por qué, don José Pablo, no siguió escribiendo de filosofía? Por qué justo viene a ventilar mis amores con Marlene? Sí, con Marlene Dietrich, la rea, la turra, la buena, la linda, la hermosa, la diosa, la Diosa. Ella que viene todas las noches cuando me va llegando el sueño, me besa la frente, y yo entro en el dulce sueño. Sí, desde que José Pablo alcahueteó a los lectores esos apasionados castos besos en la frente, Marlene no ha venido más. Ya no puedo dormir, me levanto, miro el cielo estrellado en el patio y le pido por favor. Pero ella no viene más. Y para colmo, desde la nota de José Pablo Feinmann, todas las noches me visitan los ex amantes de Marlene y me ponen contra un rincón y amenazan con despanzurrarme. El más enojado conmigo es el pacifista Erich María Remarque, sí, sí, el de Sin novedad en el frente, quien me grita con acento del Rhin: “Así que vos, viejo ortiba, me querés birlar a la Nena...” Me hacen acordar estas escenas a cuando yo tenía siete años y debía confesarme y comulgar con el padre Camilo Portomeñe, gallego y franquista, quien cuando estuve arrodillado entre sus piernas vio que de mi libro de misa se me había caído una estampita y me preguntó: “¿Quién es?” Y yo, apresuradamente la quise esconder y le respondí: “La Virgen María, padre”, pero él, desconfiado, me la arrebató y era Marlene Dietrich desnuda. Todavía recuerdo el bife a la medida que me zampó y, mientras me daba unos pellizcos que me llegaban a los huesos de los brazos, me repetía con los ojos encendidos: “Te vas a ir al infierno, macaco, te vas a ir al infierno”.

    Pero todo lo contrario, con ella toqué el cielo con las manos. Con ella llegó el séptimo cielo. Sin necesidad de filosofía, don José Pablo. Poesía, poesía pura, de piel, de color de ojos, de pestañas que se cierran y se abren sonriendo, de labios que... sí, sí, que besan en la frente y pueblan mi cabeza sin pecado de sueños que van desde las noches navegadas por el Paraná a los campos santafesinos sembrados del lino azul o a escuchar los ecos de la voz de Loreley por el Rhin mientras se oyen los remos que se meten en el agua.

    Claro, usted, José Pablo Feinmann, el filósofo, sabía esto y me lo ha querido guanaquear, dándolo a la prensa. Desde su nota ya ella no ha venido más pero sí sus amantes. Jean Gabin, borracho, me ha soltado los peores insultos en marsellés; Maurice Chevallier me largó un gargajo donde antes me besaba ella. Ella. Rudi Siebert, su marido, me quiso azotar, histérico, diciéndome: “Ella nunca me fue infiel, ¿me entiende?” El idealista de la incredulidad, Josef von Sternberg, su director, me agravió: “Usted, cafiaspirina, jamás la va a poder dirigir y someterla como yo y hacerle cantar: ‘Yo soy la fresca Lola’, ‘Estoy preparada para el amor desde la cabeza a los pies’, ‘Atentti con las mujeres rubias’ y la inolvidable ‘Lola, Lola’. Rea berlinesa, absolutamente turra, malhablada, puta y putona, putísima”. Y von Sterbenrg me pone nervioso y no quiero escucharlo más cuando me espeta: “Sabe Bayer cómo me decía ella –y aquí baja la voz–, me decía siempre papito”. Pienso con envidia: “A mí nunca me llamó así”. Cuando von Sternberg se va, triunfante, me acuerdo de aquella crítica de cine de 1932: “Marlene Dietrich es la fascinación misma, como jamás lo fue ni lo será ninguna otra mujer. El juego narcotizante, mudo, de su rostro y de sus piernas, la voz oscura y pecaminosa, hace nacer en nuestros cuerpos una calidez que nos obliga a levantarnos”. Bueno, pero no hay que seguir, dejémoslo ahí. Porque si no me voy a poner como Jean Gabin. Sí, es cuando recuerdo aquella escena donde ella, Marlene, que viste frac y sombrero de copa, canta, se aproximaa otra bella mujer y la besa en la boca... Y después dirá desafiante: “Lo único que diferencia a la mujer del hombre es que ella se puede quedar embarazada”. Sí, y pasemos de largo esa parte de sus memorias donde ella, con cierto reproche a sí misma, escribe: “El mejor de todos mis hombres fue Erich María Remarque. Cómo me acariciaba, qué dulces eran sus frases. Y pensar que le fui infiel en ese tiempo... con nueve hombres y tres mujeres”. Y luego cantaba aquello de: “Hombres me rodean como polillas a la luz, y si se queman, que se jodan”. Y en casa va a usar sólo pantalones. Pero también era una mamá. De ella se ha escrito: “Marlene y los hombres. Ella les hace regalos, les cocina y limpia para ellos, hasta les plancha sus camisas. Los consuela maternalmente y, por supuesto, mucho sexo y amor, pero no les admite celos”. Erich María Remarque le seguirá escribiendo las más inspiradas cartas de amor: “... Corazón de mi corazón. ¡Tú vives! Mariposa, dulce saludo del verano en mi frente llena de fuego por ti”. Claro, pero una vez se va a enterar que ese día en que él le había escrito eso, ella le había cocinado ragout a Jean Gabin y le había maseajeado sus pies de marinero. Pero Marlene no admite reproches, sabe que luego a los dos les cantará esa de cowboys, mientras –en su papel– se coloca los dólares en el escote y se manda cuatros whiskies al hilo: “Pregunta qué es lo que quieren los muchachos en la taberna”. Después vendrán John Gilbert, Greta Garbo, Douglas Fairbanks jr.. Y Ernest Hemingway.

    Ella se quejará, a pesar de todos sus amores, de los hombres. Nunca perdonará que la primera vez, el hombre que le tocó la gran oportunidad ni se quitó los pantalones. Era una exquisita. No, no se le podía hacer eso a Marlene. No.

    Por eso, nada más que el beso sutil en la frente todas las noches, al entrar en el sueño. Pero sólo entre nosotros dos. No para los diarios. Y menos escrito por un filósofo. No, José Pablo. Continuá por favor con tus enseñanzas filosóficas, que sos el que mejor sabe hacerlo. Sólo un pequeño pedido de un soñador: un poco más de Kant, José Pablo, un poquito más de Kant. ¿Te suena aquello de “La paz eterna”? No te parece maravilloso. La paz eterna. (Además, con Marlene. Te imaginás algo así. La paz eterna con Marlene. Esa podría tal vez ser la fórmula mágica para construir el camino al paraíso. Qué te parece esta propuesta: demos un curso juntos: vos, sobre Kant, y yo, sobre Marlene.)

    Con respecto al monumento a Roca, no quiero ninguna centella divina que lo destruya, sino la convicción de las pruebas. Fue un racista, un egoísta, un hombre de la Muerte. Ya lo quitará de allí el verdadero pueblo, a pesar de sus representantes que, cuando me ven, rajan. (Uno de ellos: “Sabe Bayer, es que el General le puso General Roca al Ferrocarril Sur, ¿me entiende?) No, no lo entiendo, lo que debe valer es el valor de la vida y no el Remington.

    Ah, y una cosa, José Pablo: cuando me quieren sacar una foto donde yo sonría, no digo “whisky”. Digo: “salud y anarquía”. Que tal vez podría cambiar por: “Salud, anarquía y un poquito de Marlene”.

    http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/contratapa/13-67778-2006-06-03.html
     
    #7
  8. scarlata

    scarlata Poeta veterano en el portal.

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    Que precioso regalo me hiciste, Ciela... Sabes??? Creo que si yo fuera hombre, o me gustaran las mujeres, estaría loco/a de amor por Marleneeeee.... Precioso texto, precioso regalo, mil besos por eso.
     
    #8
  9. gustavo garcia

    gustavo garcia Poeta fiel al portal

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    Scarlata: me dejaste como niño desconsoládo. Comencè a leer tu relato, y cuando mas lo saboreába , como el niño a su helàdo, llegò por detràs una mano, y se lo arrebatò, dejando su chupetear en el aire. Asi fuè con tu lectùra, se cortó y el resto de tu hoja en blanco, me hizo pensar en fallo de imprenta.....asi son las cosas.....Elegante e inusual forma de escribir. Cariños de Gustavo G.
     
    #9
  10. scarlata

    scarlata Poeta veterano en el portal.

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    Gracias, Gustavo... En realidad sólo era la descripción de una mujer, aunque bien pensado, tienes razón, algún día igual me animo y le hago una historia a esa mujer... Besotes y mis cariños.
     
    #10
  11. Martín Q

    Martín Q Invitado

    Amiga miaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!! He vuelto!!!! Descomunal relato descriptivo. Al leerlo me provoca un dejavu en el corazón. Será que hay algo que nos asemeja en la escritura??? Cada vez que te leo me parece que es así. Te mando un beso con dias de retraso.
     
    #11
  12. scarlata

    scarlata Poeta veterano en el portal.

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    MArtiinnnnnnnnn, gracias.... qué alegría, me tienes abandonáaaaaa. Creo que sí hay algo que nos asemeja en la escritura.... Besotes a miles de alguien se alegra mucho de verte, aunque sólo sea en letras. Muac.
     
    #12
  13. Ana Clavero

    Ana Clavero Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Martín, Carmen, si aumentáis las semejanzas y necesitáis una madrina, me ofrezco encantada. Ja,ja,ja.ja (perdonadme la chorrada)

    Srta Scarlata, Vdes siempre dando la nota con sus letras.

    Un besazo
     
    #13
  14. scarlata

    scarlata Poeta veterano en el portal.

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    Ana, guapa.... mira que eres salá... jajaja... Besotes a miles, guapa, guapísima...
     
    #14

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