Una Triste Puta.

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Una Triste Puta.

…Hace mucho tiempo conocí a una prostituta, en un principio no sabía que lo era, sin embargo mis intenciones con esta mujer nunca fueron de acostarme con ella o de una relación, simplemente conversamos un par de veces como lo hace la gente común, en uno de nuestros diálogos me dice:

-Sabes, soy prostituta me pagan bien y me gustan los lujos, ir a los mejores lugares y comprarme las mejores cosas…

La interrumpo y le inquiero.

-¿Y eres feliz con lo que haces?

Me dice de una manera despectiva.

–Me gusta el sexo y el dinero, uní mis dos pasiones y obtuve el trabajo perfecto.

Un poco desilusionado de aquel desenlace sigo preguntando.

- ¿Y crees que las cosas que vives, sientes o padeces son reales?

Me dice.

-Todo lo que siento es real, mientras lo hago con mis clientes a veces me toca fingir otras veces ellos son realmente buenos.

La interrumpo un poco incrédulo y le digo.

- ¿Cómo eres capaz de diferenciar el placer del amor? Si no le das nada especial a alguien especial, ¿sino lo que debería ser especial se lo das a cualquiera?.

Se rio, se mofo de mí y me dice.

- Eres un perdedor, no tienes dinero, estas solo, nadie reconocerá que estas allí, ni siquiera puedes costearte el pago de una dama de compañía, tu mundo es muy pequeño.

No pude evitar, llenarme de irá ante aquellas palabras y le dije.

-Si tal vez, todo lo que dices es cierto, pero continúo siendo dueño de mi propia miseria y tú, no eres dueña de ninguna de tus riquezas, el tiempo inevitablemente pasará, las tetas se te caerán, las curvas desaparecerán y ni mil cirugías podrán ocultar que ya no eres bella, recuerda toda mujer es bella a los 17, pero no todas llegan hermosas a la vejes.

Me llamo imbécil, se alejó y se acercó a un tipo que parecía elegante asi se fue…

Tres meses más tarde, ese quien fuera su cliente le dio una golpiza por mero placer, la trato como una vulgar puta, lacero y corto lo que antes ella consideraba un bonito rostro. Su negocio, su inversión había llegado al final. Nadie paga tanto dinero por acostarse con una mujer que parece sacada de una morgue.

Me senté en una plaza a analizar dicha situación y de esa reflexión, nace esta historia, la cual me tomé el tiempo de contar con la mayor exactitud posible. Al final creo que yo tenía razón, ella era hermosa, pero tan solo era una triste puta. ¿o tú crees que estoy equivocado?.

Narración de hechos reales vivido por su autor.