Valen tan poco mis horas.

La voz que escuchabas tras de ti susurrando
siempre siempre fui yo,
siempre omnipresente.
Trabajando toda la noche encorvada
con el disfraz de pobreza,
con el dolor siempre a cuestas
escondiéndome en un nicho de sobriedad
para que me tuvieran piedad.

Yo también siento dolor
a mí también me duele cada día la vida
se me cansan mis temblorosos pies,
sucumbo a la maldad y me burlo
de que valen tan poco mis horas
¿Cómo descansar si son dueños de mi vida?
Si duermo y sueño que sigo trabajando
y despierto y otra vez.

Las manos se agrietan,
se hacen viejas prematuramente
duras y fuertes como la corteza de un árbol
que alguien un día corta
y convierte en papel.


Eunice Salvaje.

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Has plasmado la autentica resistencia de la mujer
has plasmado el deseo de un beso un abrazo de una caricia
has plasmado el sufrimiento el sacrificio y la humildad
has plasmado la valentía y la fé
a veces me ocurre lo mismo cuando sueño estando dormido
que sigo trabajando me refiero a fotogramas o sueños
porque en mi caso puedo tener varios pases oníricos
el caso es que intento diversificar
sin centralizar.Cosas mías un gusto un beso un abrazo una caricia un guiño.

 

Gracias por su hermoso comentario que refleja mucho de lo que sentí al escribirlo, muchas gracias en verdad

 

Tu poema es bello, aunque el sentimiento es de angustia ante una vida dura de trabajo pero el trabajo dignifica a la persona, sólo se trata de sacarle el lado positivo, el hecho de tener trabajo hoy en día es un don, aunque se sufra con el cansancio después cuando se descansa se disfruta de ese momento, me llegó ese sentimiento de abatimiento, espero que sólo haya sido un momento bajo y vuelvas a estar otra vez en las alturas, un saludo Eunice, feliz día