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Vampiro900: 24va. parte.

Tema en 'Prosa: Ocultos, Góticos o misteriosos' comenzado por rodrigotoro, 6 de Febrero de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 995

  1. rodrigotoro

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    CAPITULO 24: UNA VELADA DE AMOR


    Alejandra y Alicia habían dejado su casa. Estaban vestidas de ropas negras, y en sus miradas una comunión distinta se dibujaba: Una misteriosa y enigmática cofradía de semblanzas oscuras.

    Se mantenían absortas en la dubitativa contemplación de la luna llena. Esta, redonda y serena, les invitaba a admirarla con susurros de lejana soledad
    El lugar elegido por Alejandra era un claro en las cercanías del Danubio. Había sido un viaje largo, de horas y horas de vuelo frenético sobre las apoteósicas aguas del océano atlántico.
    Tomadas de las manos, en ancestral ritual, atravesaron la caníbal distancia con la gracia de dos estrellas fugaces.
    Una vez que sus pies tocaron el suave y desordenado paraje de la rivera del Danubio se sentaron en el suelo cruzando las piernas. Alejandra miraba a Alicia. Pero no era solo una mirada: más bien se trataba de una súplica. Era como si por un momento la derrotada y extinta humanidad de esa niña del fiordo revolotease asustada dentro de su menguada alma negra
    -ALICIA: ¿qué pasa mi amor? ; Pese a que desconozco muchos de tus poderes, y tu fuerza está infinitamente más allá de mis posibilidades, te siento asustada...
    -ALEJANDRA: No había querido contarte, pero cuando Salí en pos de Velasco, para matarlo, Itrium intervino. Tuve que huir: Sentí su ira descontrolada. Es muy poderoso. Si no lo hubiera hecho, Velasco estaría muerto.
    -ALICIA: ¿Por qué no hablas con Itrium? Sé que todo su odio es producto de malos entendidos. El es tu padre oscuro, según me contaste.
    -ALEJANDRA: Itrium es ser muy frío. No siente emoción alguna. Debe tener miles de años, o cientos de miles. Ahora que analizo mis recuerdos, sentí su presencia varios días antes de que me atacara y matara a mis hermanos. Sentí una melancolía, soledad y odio avasalladores, que en ese momento no supe entender.
    Los pura sangre son un par de docenas en todo el mundo. Ellos rigen el equilibrio entre la vida y la muerte de muchas especies, incluida la nuestra. Nadie sabe de dónde vienen: Quizás y sean alienígenos. Pero lo que si he podido averiguar en el transcurso de los años es que no existe forma alguna de enfrentarlos. Ni cientos de vampiros, como tú y yo, podríamos siquiera hacerles el más mínimo daño. No los afecta la luz del sol, y pueden pasar años sin alimentarse si así lo desean.
    Yo no temo a Velasco: Sé que puedo vencerlo, por poderoso que Itrium lo creara. Pero si mi padre oscuro me quiere muerta, mi destino está escrito ya...-En los ojos de Alejandra brillaron lágrimas. Al contacto con su dermis se fueron evaporando inmediatamente. Alicia, dando un paso hacia su interlocutora extendió su dedo meñique y secó parcialmente el lacrimoso líquido desde sus parpados
    -ALICIA: Entonces debemos huir mi amor: Vámonos lejos, donde no pueda encontrarnos nadie. Nos alimentaremos de animales hasta que Itrium te olvide. Y en el deambular del paso del tiempo, cuando me robustezca, podremos enfrentar a tu padre oscuro y hacerle entrar en razón...
    -ALEJANDRA: Velasco me perseguirá siempre, es su perro faldero ahora.
    La razón por la que te he traído acá, mi amada Ludávica, es por qué deseo tener una velada contigo bajo las estrellas, de cara a la eternidad de los astros, lejos de todos: Solas tú y yo. Después de eso, Volveré a buscar a Velasco. Y uno de los dos morirá…no me asusta la muerte: la he buscado por siglos. Pero alejarme de ti, mi amada, y no poder ver más tus ojos hermosos y tu cabello cobrizo me llena de pavor. Siento que este destino miserable, que siempre ha sido ruin y despótico conmigo, finalmente ha concluido su juego y me eclipsa como una fútil marioneta que está rota. Tengo miedo de perderte Ludávica...
    -ALICIA: Eso, no volverá a suceder mi amor...-las manos de Alicia tomaron las mejillas pálidas de Alejandra con la delicadeza de los pétalos del girasol, y lentamente los labios de ambas entraron en contacto: Despojando de ocredad aquélla noche invernal
    Casi sin previo aviso, la nieve comenzó a caer. Los delicados copos de nieve se arremolinaban en torno a las siluetas de aquellas dos criaturas que se entregaban al amor apasionada y desesperadamente, como si cada uno de sus actos fuese el último…
     
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