Verla dolía

Hay una frase que me encanta, la escuché en una película pero hacía tiempo que la había descubierto en un par de ojos incoloros, la frase decía: recuerdo que dolía, verla dolía.

Una vez escribí un tierno poema que finalizaba con otra frase parecida, aquel poema terminaba con "era tan hermosa que hasta dolía".

No sé cómo explicar ese sentimiento pero supongo que parte del dolor que sentía era porque no era mía, la deseaba tanto, la anhelaba un tanto más, la sentía parte de mí, de todo.

Me veía a mí misma trazando cada pequeña cosa, por un momento ella se quedaba suspendida en el tiempo y yo quedaba sin aliento; mi pasatiempo favorito consistía en mirarla, descubriendo aquellas cosas que nadie notaba sino hasta después de tiempo.

Cada vez que sonreía me decía "qué habré hecho para ser digna de mirar una dulce maravilla como lo era ella", como lo es ella, e incluso los ojos se me inundaban de lágrimas cuando la escuchaba reír, esa, su risa, es mi melodía favorita.

Nunca pude encontrar un adjetivo para el color de sus ojos, ni si quiera un color, me inducía lo innombrable, me quedaba muda aunque dentro de mí, en mi corazón quizá, había un nombre para ellos, sus ojos, ese mágico umbral plagado de estrellas brillantes.

Su mirada me provocaba una graciosa ingenuidad, no sé si eran sus expresiones o era sólo yo tratando de ver el mundo a través de sus ojos , porque ella hablaba con su mirada, y cuando escuchaba su voz sentía como si el universo colapsara y comenzaran a crearse planetas, galaxias, incluso otros mundos.

¿Dónde estuviste todo este tiempo? Me preguntaba a mí misma.

Mi parte favorita de la vida era eso, darme cuenta de que no sabía absolutamente nada de la misma y que cuando ella me miraba, todo en la vida tenía sentido.