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Versos del silencio

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por Nýcolas, 19 de Octubre de 2012. Respuestas: 3 | Visitas: 618

  1. Nýcolas

    Nýcolas Poeta asiduo al portal

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    ¿Crees que no tienes amor, pequeña dama nocturna?,
    Serpiente viperina que en tus colmillos llevas los diez reflejos del Crepúsculo, los siete colores de amanecer fogoso, la miel de unos ojos soñadores;
    ¿Crees que no tienes amor, pequeña dama nocturna?

    Yo te diré que si aún puedes hablar, escribir, danzar como la pluma en la caída de un viento ruin; si todavía cantar como la golondrina en las primeras horas cálidas de una mañana de estío; si aún mover tus pequeños bracitos en busca de un capricho de oro, de un beso de plata, brillante como el nuevo Sol del Mañana; si todavía desear las pasiones más resplandecientes de un bronce olvidado, marginado por las macabras sombras ineludibles de un atardecer desgarrado por el recuerdo, muerto en un olvido fantasmal; yo te diré, mujer de bellezas inexplicables, que tal cual tu corazón late ahogado en la incomprensión, late tu amor. Que todo dolor, caído del cielo o erguido del infierno, tiene su mérito y que, enterrada aún viva bajo tierra, nadie podrá manchar el fulgor sangriento de tu ardiente corazón.

    ¿Crees que no tienes amor, pequeña dama nocturna?,
    Oh, no, no, no, los mediocres desean la carne, ¡el gran tesoro de la juventud!, tan hermosa siempre, pero ¿existe lo que verse no puede?
    ¿Crees que no tienes amor, pequeña dama nocturna?,
    Oh, no, no, no, hay demonios que saben mucho sobre fuego y sobre hielo (una brisa invisible no obstante hermosa acaricia mi cara ilusionada), ¡no créas las blasfemias de los mortales!, toda su mala fama no es más que eso, mala. Mala y errónea. Poco sabe el vulgo sobre el Otro Lado.

    Entre faunos muertos, en este cementerio que algún día ardió, puedo decir lo siguiente: puede que no tengas ya un alma que cuidar, puede que ni tengas un reflejo que adorar, puede que hasta los espejos te desprecien, que un enorme vacío sustituya eso en ti que algún día fue Esencia, tal vez en infancia, tal vez en Sueño. En el precipicio de tu mirada, donde todos los amores caen como una estrella fugaz al magno Olvido, donde hasta las pasiones más radiantes, ardientes como el acero calcinado, mueren antes de colocarse la máscara del Alba, antes de enrojecer sus mejillas con sangre tímida; ¿un árbol sin frutos, arrugado como el Desprecio?, tu maldición siempre fue eterna, y por más odiada que seas, inclino algo de mi simpatía hacia tu altar marchito, no te sorprendas, querida, tu ya estás muerta... ¿por qué sigues perdiendo tiempo buscando la inmortalidad?

    Y una sombra, alada como las uñas del frío en el invierno más próximo, agrega: mira la piel tan suave y milagrosa, regalo divino, sin embargo, cuán arrugado siento el tejido cutáneo del Roble, duro y lastimoso, la vejez le penetra en cada segundo por cada poro un millar de eternidades de sufrimientos. ¿Hay algo, acaso, allí adentro?, pobre madero que sueña con ser contrabajo, ni el más vulgar leñador desea sus órganos, ni quien sobrevive, sus tripas. Es tan triste, ¿cómo no compadecerse ante el Sol que cae en el atardecer vencido por la Noche?

    Y un suspiro, entre lágrimas que no pude entrever, me dice rápidamente: sus promesas de lujuria son tan falsas como las promesas de un gran amor divino. El carnal campo de batalla truena en las tormentas del algodón y la sábana, las trincheras contemporáneas de lanzas y de fuego, de flechas y de escudos; todo es un sueño fuera de un sueño. La farsa del proyecto que jamás pierde su encanto.

    Y, por último, un pálido reflejo azotado por las gélidas miradas lunares, me dice: látigos son sus ojos bajo la corona de un imperio aristocrático y terco, gigantes como Sirius, pero no tan brillantes como él. No sé por qué la atacan, no sé por qué no la dejan morir en paz..., aunque sea ya ella quien repose en el féretro podrido por la humedad fértil y carcomido por malditos gusanos depredadores hambrientos de Muerte muerta. Ha deseado tanto amar..., su gran secreto, falleció póbremente en los brazos del supremo Temor. Oh... ese cobarde esposo de la Cobardía. ¿Inteligencia?, tan nimia como una hormiga, no por ser obrera, sino por ser del falso pan su pobre miga. ¿Pasión?, ¡oh, si anhelaría con un millón de fuerzas de deidades magníficas el baño sagrado del Agua pura!, ¡la lluvia de fuego congelado!, ¡las nubes de hielo de los rayos de fuego dorado!, ¡algo que apacigüe la sed jamás saciada de la guerrera latina!, algo... en ese inmenso Desierto de nada, en ese majestuoso paisaje propio y vasto de la misma Nada. Todo está perdido, díganle, que se divierta..., que se divierta.

    Atónito antes semejantes comentarios, sentencias y opiniones, decidí beber un silente etílico y rezar por su alma. Yo, que no creo en Dios.
     
    #1
  2. Elizatorma

    Elizatorma Invitado

    Es un relato muy conmovedor y sombrío, es casi una obra de arte que tu haces, gracias por compartirlo.
     
    #2
  3. Alizée

    Alizée ⊙ Humαlıen ⊙ ༻✦༺ ♡ WɩꙆt Aᖾωᥲ ♡ ∞ ֎

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    Nýcolas:
    Sigo maravillándome con tus escritos, una verdadera obra de arte derramado en letras, frases, oraciones contenidas fluyendo poderosamente hacia la mente del lector ávido de emoción y descubrimiento. Retórica, disertación, divagación, lo agradezco enormemente. Recibe mi admiración, estrellas, abrazos y besos desde acá♥
     
    #3
  4. Nýcolas

    Nýcolas Poeta asiduo al portal

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    #4

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