Vestido de etiqueta

El día viene con ganas,
vestido de gala para la fiesta,
una pincelada de color por aquí,
otra por allá
y con un poco de imaginación
esta mañana de invierno podría pasar por una de primavera,
solo es cuestión de dar la vuelta a los ojos
y mirarlo todo con una mirada nueva.

Si no tienes nada que perder puedes subir a este tren
pero ten en cuenta que es un viaje de ida,
nunca de vuelta,
lo hecho ya no se puede deshacer,
el destino de cada uno es un traje hecho a medida
y hay que vivir toda la vida con él.

Hay coronas de rey que no tienen un reino detrás,
anillos que gangrenan lo dedos,
collares que aprietan el cuello
como la soga donde el condenado exhala su último aliento,
procura desenfundar rápido y disparar el primero
porque el sacerdote que celebre ese entierro
no acostumbra a preguntar quién llevaba la razón.

Así que cuidado por dónde pisas
porque hay caminos que es mejor no recorrer,
si no sabes nadar
no te metas en charcos en los que no hagas pie.
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Vestido de etiqueta, como una marioneta,
que conduce una enorme camioneta,
se dirige a Portugalete, para ver torear a Manolete,
en una plaza de toros, inaugurada que fue, por Espinete,
que es erizo de Barrio Sésamo...