Viaje de Asturias a Francia.

Rodeado de flores, el muchacho, se masturbo.
Lo hizo con tal delicadeza, que las flores no se pusieron tristes.
Es mas, parecían sonreírle al sol… cada una de ellas.
Tendria 33 años ese joven. Era esbelto, caballeroso… muy carismático.
Se le notaba ya la barba de hace una semana, o tres días.
No viajaba. No veía mundo, salvo en su cabeza, en su retina, y en su interior,
Mas que el de las fantasias y el de una realidad cotidiana normal.
Lo cotidiano le aplastaba y lo aburria. La dejadez de los demás no la alcanzaba.
Repito, pocos placeres se daba... hasta que conoció el alcohol, la comida basura
y el café.
Ese joven, se llamaba: "Ferguson".
Ferguson era rico, tenia millones y millones de pelos en los brazos que le hacían
sentir mas las mariposas de lo normal... Eso decía...
Cada mes, una vez, se atiborraba a gominolas y chocolate.
También solia comer kebac y hamburguesas.
Y, por que no decíroslo, cuando cocinaba, la mayoría de las veces pasta, con bonito
y tomate, le quedaba exquisita. Espectacular...
Ferguson tenia esquizofrenia paranoide, y, para el, lo principal era el darse placeres
mundanos. Ser hedonista, vaya...
A veces, los conseguia, otra veces, no. Pero no se enfadaba ni mostraba una personalidad
violenta por ello.
La sonoridad de sus palabras era muy dulce. Casi parecían rimar sus palabras al hablar.
"Como leyendo una poesía de Verlaine".
Sepan, que no le gustaba lo sadico, era mas lo Casanovesco lo que preferia…
No estudiaba, no podía concentrarse.
No trabajaba, no tenia estudios ni conocimientos de nada...
Pero se manejaba en literatura como pez en el agua.
Tenia escritos entre 300 y 400 poemas. Varios libros... y algunos diarios y relatos,
que eran buenos, como poco.
Por lo que se consideraba un genio.
Por ultimo, quiero decirles, que Ferguson, soy yo...
Y, si me dejan, les intentare llevar hacia lo mas recondito de las historias humanas.
¡Imaginen lo que digo, mis palabras son imágenes muy intensas en este viaje sin
vuelta atrás!.
Pues bien, cojamos un tren... esperen en la estación...
Mientras me compro una coca cola.
Les espero dentro del tren...
Es aquí, cuando hacemos nuestro primer contacto.
Ustedes, sentados a mi lado, con la calefacción de este antiguo tren, ¡nadie nos puede
parar!. ¡Que emoción!.
Quiero, en primer lugar, que se lo cuente a todo el mundo, el viaje que haremos.
Lo segundo, no mantenga silencio alguno de mi personalidad.
Y lo tercero: "Hablelo con alguien intimo".
Nos dirigimos de Asturias a Francia ahora mismo.
Las flores, del camino, parecen sacadas de una impresión de Monet. El pintor.
Los días, que pasamos, mientras, con tantas y tantas paradas que nos retrasan,
y, yendo por el camino mas largo, me hacen creer cada vez mas y mas en la comodidad
de lo que siento. Siento que nada será igual después. Nada, si me acompañas.
Cuento con 700 euros. Y tu, con tu tarjeta.
Esperemos que nos sean suficientes. "A ver, enseñame tu cartera...".
Bien, pues, de repente, el tren se para. Antes de pasar un puente como del oeste...
Llega la noche, y estamos igual. Sin noticias. La puerta del piloto cerrada a cal y
canto. Hacemos fuera, en el monte, una hoguera, unos cuantos.
"Parece que tenemos el trasto seco". Oimos los dos.
Echamos palos, que, previamente cogimos, a la hoguera, y freímos unas truchas
de un rio mas abajo, que dimos caza con un poco de mortadela y un hilo y un palo.
(Las imágenes, ¿bien?. Sigamos).
La fiesta comenzó. Pezones al aire, mientras, en el tren pusieron musica a tope.
Todos bailaban, como si cantara Enrique iglesias, en directo.
"¿Nos unimos?". Te pregunto...
Unos bailan y otros esperan bailar...
Chan- cha. Mueve la cintura, coquetea, baila, grita, sonríe y sueña...
Acabamos en 35 minutos las reparaciones, se oyo al final del tren.
Mientras tanto, nosotros dos cha- cha- cha. "¡Viva Francia!" decimos todos...
En poco tiempo nos fuimos de allí.
Era la época de los despotriques y las bebidas altas de alcohol.
Se sabe porque nadie hacia mas que beber y contar chismes...
Salimos... directos a Francia.
En esto, que faltan 15 km para llegar y rompe una rueda del tren por la mitad
por culpa de las vias de tren que están mal alineadas.
Asi es, que nos decidimos a caminar lo que queda con algo menos de equipaje.
Dejamos, mucha ropa y enseres, en el tren.
Llegamos a la mañana siguiente, después de haber dormido en una tienda de campaña
a la intemperie.
Helados, estábamos...
Pero llegamos...
Alli vimos las catedrales, las iglesias, Paris y Versailles.
Lo que mas nos gusto fue Versailles… asi que repetimos y fuimos otra vez al dia
siguiente. Sus lamparas, sus puertas como de conchas, pasteles... parecido al
rococo francés. Lo hicieron de la visita, una delicia... Una delicatessen.
Un bocato di cardenale.
Al fin... una parada en seco...
Tu y yo, nos enamoramos en Paris.
Y Paris, se enamoro de nosotros dos.
"Fin".