1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Viajes a circulos polares en noches de insomnio

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por dieci19nueve, 7 de Agosto de 2010. Respuestas: 0 | Visitas: 1099

  1. dieci19nueve

    dieci19nueve Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    26 de Junio de 2008
    Mensajes:
    51
    Me gusta recibidos:
    3
    Dos minutos más, ya ha pasado media hora y sin darme cuenta ya van casi dos horas dando vueltas en la cama. Como por autopistas en el cielo, mi mente vaga a toda velocidad intentando encontrar un lugar donde parar, pero sigue alternando historias sin sentido que se conectan sin darse cuenta de cómo se ha producido el cambio de orientación. Y sigo planeando toda la semana ya que mi cabeza se ha puesto de acuerdo para que sea a las tres de la mañana la hora indicada para recapitular tareas pendientes que realizar: Poner lavadora, llamar a los padres, realizar el trabajo que llevo alargando todo el mes, empezar a ir más en serio al gimnasio, dejar algo de tiempo para escribir, escuchar el último disco de Los Planetas. Los Planetas, todavía recuerdo cuando íbamos de la mano lanzándonos frases aprendidas de memoria de nuestros grupos favoritos y que por una razón u otra, nos hacia recordar alguna faceta de nosotros. Lástima que mi última frase tuviera que ser la de “Me moriré de ganas de decirte que te voy a echar de menos” y jamás volviera a saber de su voz, ni de sus besos, ni de su sonrisa al ver como temblaba al percibir cada caricia de su mano en contacto con mi nervioso cuerpo. Que nervios aquel día que conocí al que ahora ocupa mis más largas noches de insomnio, pero que hoy no está para apaciguarme esta angustia de querer dormir y no poder soñar con castillos en círculos polares. Polar fue el frio que atravesaba mi desnudo cuerpo aquel día en que todo cambio para siempre, aún recuerdo ese primer beso rozando por una garganta que no paraba de tragar el aire que me faltaba. ¿Que serán de aquellas manos que no podían evitar enredarse con mi pelo? Puede que tengan hasta razón, estos sabios callejeros, sobre aquello que dicen de que el amor verdadero es solamente el primero y que los demás, son solo para olvidar. Bueno, intentaré ahora no pensar en mi propia teoría sobre eso y contaré hasta 10, luego pondré mi mente en blanco hasta que consiga ver solo oscuridad y mi inconsciente me gane la batalla en el control. Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno… silencio… Vuelvo a pensar que no estaría nada mal comprobar esa cuestión, necesito ver ese primer amor que me aclaré la razón de saber porque no fue eterno en el tiempo.


    Un ruido ensordecedor me penetra en los oídos, es un timbre, no es mi timbre. Aún así me levanto sobresaltado y voy corriendo por un pasillo que percibo más largo y ancho de lo que recordaba, sus techos son inalcanzables ahora por mis manos y en sus paredes cuelga una noche estrellada como la mía. Me paro, respiro y me apoyo sobre una puerta de roble macizo con cierto tono rojizo, coloco mi mano sobre un pomo dorado de apariencia redonda como una bola de billar donde al girar suena el traqueteo de la cerradura que indica su desgaste en el tiempo. Ahora, ya no recuerdo como he llegado a poder abrir una puerta que me lleve a una playa a kilómetros de mi cama, recuerdo esas dunas blanquecinas y ese castillo que se perfila tras las olas del mar, me siento hogareño, cercano a mi tierra más querida y sentado junto al primer amor de mi vida. Parece mentira, pero no recordaba lo bonita que era su sonrisa, me mira, miro y no decimos nada, después de tanto tiempo es inútil malgastar palabras cuando nuestros ojos parecen llevar horas hablando sin parar. Me acerco aún más, pero se aleja, tiene miedo a perderme una vez más. Me sigo acercando, ahora ya no se aparta, es capaz de leerme de nuevo la mirada que le pide a suplicas que no quiero huir más, que es la única persona capaz de mantener mi poca estabilidad. Se acerca, sonrío, me extiende su mano firme y segura, yo entrelazo entre sus dedos los míos que perciben quien es el que tiene miedo ahora al no parar de temblar. Se acerca, ahora vuelvo a hacerme el valiente y lo empujo directo a mi pecho, al corazón que le indica que está feliz después de tanto tiempo y el cuál parece querer salir a golpes. Y se hace ese silencio eterno, esos minutos que pasan como siglos antes de reencontrar de nuevo unos labios que tienen tanto que contar, pero que ahora solo quiero saborear. Se rompe el silencio, viajamos en el tiempo, volamos como cometas en el cielo que se enredan entre ellas sin conseguir que nadie las separe. Me besa, me resulta tan familiar, tan cercano en el tiempo…

    Ahora caigo en mi error, ahora me llega la gran revelación, nunca percibí arena entre mis dedos, nunca saboreé el sabor que desprende el aire al mezclarse con el agua salada. Definitivamente, jamás moví mi cabeza de la almohada. Pero sigo percibiendo esos labios con una nitidez la cual no es producto de la imaginación, pero yo sigo pensando en esa playa y la persona que me acompaña. Me resisto a abrir unos ojos que me lleven de nuevo a la realidad que ya estoy cansado de vivir. Vuelve el ruido ensordecedor a mis oídos, esta vez si me resulta familiar, es aquel que indica que son las ocho de la mañana. Se funde y se sustituye por la voz que me hace volver a la cordura, maldita cordura. La voz de la desilusión, del volver a la rutina, de tener que aceptar que toca compartir la vida con almas perdidas en el tiempo que chocan con la mía por error, y a las cuáles jamás les podré dar ese cariño que necesitan, ya que solo sirven para apaciguar el sonido de la memoria de ese gran amor de mi vida, ese primer y único amor.


    Disfruta de la experiencia "Diecinueve" en ... http://diecinueveencuentros.blogspot.com
     
    #1
    Última modificación: 24 de Septiembre de 2011

Comparte esta página